El pasado 26 teníamos una cita ineludible en Gijón, para disfrutar de la gira española de Rhapsody of Fire junto a las bandas nacionales Sylvania y Atreides. Así que nos desplazamos hasta allí dispuestos a pasar una gran noche de power metal.

Al ser un jueves, la afluencia no fue demasiada, pero los asistentes fueron público entregado y las tres bandas, con gran profesionalidad, respondieron en sus shows como si no cupiera un alma, dejándose la piel por dar lo mejor de ellos.

Tras una apertura de puertas algo tardía, finalmente comenzaron saltando al escenario los gallegos Atreides. La banda se encontró una sala con poco público (ya que mucha gente decidió aparecer solo para los terceros de la noche), pero no se amedrentaron y se dispusieron a darlo todo en la media hora que tenían para mostrarnos lo que hacen.

Del conjunto destacan la voz de Iván López y la limpieza que tiene Danny Soengas en los solos de guitarra. Cerrando la banda Antonio Orihuela y Adrián Moa al bajo y batería respectivamente. Empezaron con “Caminante“, tema de su último disco, seguido de “Penitencia” Más tarde nos deleitaron estrenando en directo “ Herederos de la fe”(era el segundo día que la tocaban en directo porque ya la había hecho sonar el día anterior al comienzo de la gira.) Finalmente, Atreides acabaron con tema “Nueva Pangea” del disco con el mismo nombre, canción más compleja y de duración más extensa que las anteriores que tocaron.

Desgraciadamente, los gallegos no tuvieron la mejor sonorización, por lo que no pudimos disfrutar por completo de su show, estando descompensados los volúmenes, impidiendo escuchar con claridad todas las voces, armonías y melodías. Espero poder verles en otra ocasión con mejor sonido porque con los temas, ejecución y ganas, seguiremos oyendo hablar de estos chicos en el futuro.

Los segundos de la noche fueron Sylvania. Con una intro suave, para ir caldeando el ambiente, la enlazaron con su tema “Sangre, sudor y lágrimas” de su disco “Testigos de las estrellas”. De las canciones que más me gustaron como tocaron fue la de “Princesa Prometida” de su primer disco “Lazos de Sangre”, con un estribillo muy de “manual de power metal” pegadizo y cantable, y un gran solo de guitarra.

Seguidamente tocaron “El reino de los Sueños” de su último disco “Testigos de las estrellas”, otra canción que se te queda en la mente la letra y su melodía. Para concluir sus 45 minutos de show nos deleitaron con su gran tema “Vivo en tu memoria”, su canción más conocida, muy pegadiza y que invita a cantar como un himno.

Los valencianos tienen un sonido que recuerdan a Avalanch y Warcry, ejecutando Sylvania riffs más duros y potentes y teniendo Alfonso Arróniz, su cantante, un gran chorro de voz con tintes que recuerdan a Victor García, también destacan el uso de melodía con teclados y flautas que en directo llevan disparados y les dan un toque personal. Pinar, el batería destaca por un buen uso del doble pedal, del cual demuestra tener un gran dominio, pero sin abusar de él.

Y ya llegamos al plato fuerte de la noche, Rhapsody of Fire. Esta es la segunda vez que puedo verles en directo con esta formación y creo que la banda italiana ha llegado a la excelencia musical, no solo por sus elaboradas composiciones, sino por la calidad musical de sus integrantes; la limpieza, esos solos rápidos y precisos de Roberto de Micheli; la maestría de Manu Lotter a la batería que hace que desde fuera parezcan sencillas todas las virguerías que realiza con su set. Giacommo Voli, que lleva unos años demostrando que Rhapsody sin Fabio Lioni suena igual de bien. Alessandro Salam siendo un bajista que está en su sitio y por último, el alma del grupo, el incombustible Alex Staropoli a los teclados, que demuestra ser un gran intérprete ejecutando todas las melodías de piano e instrumentación orquestal con su teclado, dando ese toque de grandiosidad al grupo.

Los italianos salieron tras la intro con el potente tema “Distant sky” de su disco “Into the legend”, tema potente que nos introdujo a los asistentes de lleno en el mundo de Rhapsody, listos para disfrutar de la música de los italianos. Los primeros temas, salvando “Dargor, Shadowlord of the Black Mountain” de su clásico “Dawn of victory”, fueron de su último trabajo que han estrenado este mismo año.

Sorprendió que interpretaran “March against the Tyrant” de su último trabajo “The Eighth Mountain”, tema de larga duración (más de 9 minutos) y gran complejidad con muchas partes diferentes, uso de coros, cambios de tempo, lo que le hace ser un gran tema a nivel compositivo. Seguidamente interpretaron su clásico “Dawn of victory”, canción aclamada por los asistentes que la corearon junto a Giacommo Voli creando una gran atmósfera en la sala.

Después de este gran tema, los italianos nos sorprendieron, abandonando el escenario dejando solo arriba a Giacommo y a Staropoli que nos deleitaron con la balada “ The wind, the rain and the moon” de su último disco “The Eight Mountain”. Balada que tocaron con la letra cambiada al español titulándola “Sin un adiós” y que emocionaba por la gran voz de Voli y la simpleza de sólo necesitar voz y teclado para sobrecoger al público que se hallaba en la sala, a mitad de la balada se unieron el resto de la banda para acabar el tema por todo lo alto dándole potencia con la batería, bajo y guitarra eléctrica.

Tampoco podía falta en el set list la archiconocida y potente “Holy Thunderforce” también de su álbum “Dawn of Victory”, con su trepidante riffs de inicio y la potencia y pesa que lleva la voz en este tema.

Casi acabando el concierto se atrevieron a ejecutar de su álbum “The frozen tears of angel” el tema más complejo y redondo “Reign of terror”, que lleva mucha orquestación en la versión de estudio y siempre es complicado de adaptar al directo si no se cuenta con una orquesta que apoye esas armonías, coros que van dando la réplica a la voz, y una voz que salta del limpio a los guturales en screamo y de vuelta a la voz melódica en un lapso de de tiempo muy breve y que hay que tener una gran capacidad vocal para poder defender el tema en directo sin fallar esos cambios bruscos de técnica en la voz.

Como no podía ser de otra forma, los italianos cerraron las noche con su himno “Emerald Sword” que toda la sala coreó, saltó junto a Rhapsody ya que sabíamos que la noche llegaba a su fin.

Salimos con ganas de más; más tiempo escuchando a las tres bandas de la noche, más música y en resumen más Power metal.