“El último vuelo” del mítico barón  llegaría a Sevilla (o no, esto nunca se puede asegurar), a la sala Fanatic el pasado sábado 25 de Enero, y esto es algo que no pasaría desapercibido en la ciudad. Y es que la amenaza del cartel Gira Despedida siempre suele surtir efectos llamando la atención de los fieles y los no tantos que quieran despedirse de una de las más grandes bandas del heavy español (para muchos, la más grande de nuestra historia); Prueba fehaciente de ello, es que a 1 minuto de la apertura de puertas, prevista a las 21:00, había una enorme cola esperando para entrar, que haría presagiar que el lleno se cumpliría o estaría muy cerca de ello.

Ya una vez dentro podemos observar que la sala había aumentado su aforo natural, quitando unas vallas laterales y así ganando más espacio, nos comentan que incluso el puesto de merchand tuvo que ser reubicado al guardarropas para que no entorpeciera entre el público, grandes noticias para los amantes del género, y aunque precisamente una gira despedida no es una regeneración, si se podía ver públicos de todas las edades, algo que siempre satisface a la esperanza que este mundillo continúe muchos años.

Sobre el escenario, pudimos ver todo el concierto un telón  de fondo con la portada del “Metalmorfosis”(1983), y los clásicos paneles transparente que rodeaba la batería, de modo de pantalla acústica de aislamiento.

Casi con una hora de espera desde la apertura, y ya con el público algo impacientado, a las 22:00H daría comiendo el recital, con los músicos bajando por la pasarela elevada que comunica la sala donde esperan los músicos con el escenario. En esta Gira despedida, no ha habido cambios ni sorpresas entre sus miembros, por supuesto, los hermanos De Castro, Armando y Carlos, a las guitarras y llevando el peso de las voces y del concierto, Rafa Díaz a la batería, y la última incorporación a la banda, ese puesto maldito, José Luis Morán al bajo. Después de una intro instrumental, daba comienzo el largo y extenso recital de clásicos y otros temas menos esperados en directo.

Antes de comenzar lo que fue la crónica de los temas, etc... dejo claro que esto no será un análisis de la capacidad vocal que hoy día (y si algún día la tuvo) de Carlos de Castro, ya es sabido por todos que no tiene voz para un directo, y que por mucho que lo intente, no le sale del cuerpo, por lo que la mayoría de los que van a ver a la banda ya sabe lo que hay, si no, mejor es que te quedes en casa y te pongas el vinilo del Volumen brutal como último recuerdo de la banda.

El primer clásico aterrizó con “Larga vida al rock and roll”, de aquel primer disco homónimo sacado a la venta en 1981 y que ya cuenta casi con 40 años desde su grabación en 1980, los riffs de Armando que corretea por el pequeño escenario de un lado hacia otro, demuestra que por él se puede decir que no han pasado los años. “Cueste lo que cueste” y “El enemigo a batir” para ir metiendo a la gente en calor, y preparándolos para “Un Caso Perdido”, primero de los temas muy coreados por todo el público, de aquel disco para la historia que fue “En un lugar de la Marcha”(1985), que empieza con esa guitarra tan característica que pronto acompaña el bajo y luego por último se suman todos los instrumentos, genial interpretación muy ayudada por el público en las voces, que fue una tónica general del concierto. Ahora nos iríamos al primer corte del álbum “Obstinato”(1989), y fue “Vampiros y Banqueros”, seguramente un álbum con sabor agridulce para los seguidores de la banda, pues fue el último grabado con la formación original.

La batería nos anunciaría que nos tocaría algo de los clásicos, o de la “Clásica”, pues de la mano de Beethoven llegaría el “Breakthoven”, otro himno de la banda sacado del “En un lugar de la marcha”, y no sería el último de la noche. Tras una breve narración de como está actualmente el mundo, sonaría “Campo de concentración” y la instrumental “El barón vuela sobre Inglaterra” rebautizada esta noche como “El barón sobrevuela Sevilla”, sonó como un cañón de instrumentos, y es que a pesar de que como hemos mencionado al principio, no hay voces, o las que hay no sonaban muy bien, los instrumentos estuvieron muy redondos y el sonido en general fue muy bueno. Pegaríamos un salto ahora para irnos al Metalmorfosis (1983) para escuchar “El Malo” y “Tierra de Vándalos”, posteriormente llegaría un extenso repaso del que quizás sea el disco más aclamado de la banda, el “Volumen Brutal” (1982), y es que sin apenas respiro, sonaron “Las Flores del Mal”, “Incomunicación”, “Hermano del Rock&Roll” y “Satánico Plan”.

Volveríamos al primer disco de la banda para escuchar “Con Botas Sucias”, tema que acabó derivando en directo en un cover de “Born To be Wild”, cantada por Armando de Castro. Llegaría ahora “Cuerdas de Acero”, sin duda uno de los temas preferidos por todos sus seguidores, y me atrevería a decir que fue el más coreado de la noche. Llegábamos a la recta final, o al menos todo apuntaba a ello por el tiempo de concierto, pero para sorpresa de muchos, la duración fue más extensa de un concierto habitual y todavía quedaban muchos cortes clásicos de la banda. “Concierto para ellos” y “Resistiré” hicieron las delicias de los asistentes, y si antes hablábamos del momento de la noche con “Cuerdas de Acero”, no fue menos con este himno a la resistencia social de los ochenta. Todavía había lugar para una balada, y no una cualquiera, para muchos la mejor balada del Heavy Nacional, “Hijos de Caín”, que  prácticamente fue cantada en su totalidad por el público, algo que sin duda Carlos De Castro agradeció.

Con “Son como Hormigas” y “Los rockeros van al infierno” casi terminaron de tocar en su totalidad el disco completo del “Volumen brutal” (Faltó “Dame la oportunidad), y con éste último metieron su ya clásico medley de temas, con “Casi me Mato” y “Los Desertores del Rock” entre otros y un sólo de batería al presentar a Rafa. Ahora si que si llegaba el momento final del concierto y la banda salía del escenario. Entre vítores de “Barón, Barón”, no tardaron más de unos pocos minutos en volver, esta vez ataviados de unos gorros de aviadores y unas bufandas, simulando el look que solían tener los pilotos de aviación de antaño, son pequeños detalles que siempre gusta al personal, sólo había que apreciar la cantidad de móviles grabando este momento; Y con ello llegó “Barón Rojo”, antesala de lo que sería el último tema de la noche, y posiblemente para muchos el último tema en directo de esta formación... no podía ser otro que “Siempre estás allí”.

2 horas y 40 minutos de concierto, con altos y bajos de ritmos, pero que en línea generales estuvo muy bien, dejando bien alto una despedida que aunque siempre son tristes, sabemos que a todas las bandas les llega su momento, muchos dirán que ese momento debió llegar hace años, y quizás puedan llevar razón o no, quizás un vocalista añadido a la formación como muchos llevan rogando tiempo atrás, hubiera alargado esta despedida, pero así lo quisieron los hermanos, y también hay que respetar su decisión. Sea como fuere, Barón Rojo seguirá siendo la banda sonora de una generación y muy posiblemente de algunas que vengan, porque bandas así y con sus discos no surgen a diario, y eso hay que sabérselo agradecer, por ello, ¡Larga Vida al Barón!