El sábado 13 de febrero tuvo lugar el concierto de Yawners en el Teatro Reina Victoria de Madrid. Con la pandemia y los toques de queda, los conciertos se han reinventado de muchas formas, y ahora han cambiado hasta sus horarios, siendo casi todos cercanos al mediodía, es decir, sobre la hora del vermú o de la caña.

Desde diciembre de 2020, el festival Madrid Brillante ha organizado un ciclo de conciertos en teatros para demostrar que la música sigue estando presente en nuestras vidas y que, ahora más que nunca, nos necesita como público.

El concierto se hizo esperar un poco, y una voz fue anunciando los minutos que quedaban para que comenzara. Un foco de luz blanca empezó a alumbrar al grupo y los primeros acordes “The friend song” sonaron. Después dos de las canciones más exitosas del grupo “Fogiveness” y “Please, please, please” siguieron subiendo el ritmo.

Y sin ningún descanso, la potencia del grupo continuó hasta arriba con temas como “Arcoiris” y “Right or wrong”, en los que la batería Teresa lo daba todo y me dejaba boquiabierta por la energía que derrochaba.

Llegó el momento de saludar al público, aunque la cantante y guitarrista del grupo, Elena, admitió que era de pocas palabras. En ese instante las luces alumbraron todas las butacas y los rostros con mascarillas se hicieron visibles y aplaudieron las palabras de Elena.

Justo hacía un año que Yawners daba su concierto en Madrid con la nueva formación, por lo que Elena destacó que era muy emocionante repetir después de un año. También señaló que estaba con la grabación del segundo disco y para ir abriendo boca, presentó dos canciones. Y, por sorpresa, las dos fueron cantadas en castellano. La primera tenía un estribillo que decía algo así como: “no me digas que no lo viste venir”.

Después volvieron con el antiguo disco con dos de mis temas preferidos: “I’m gonna miss you anywhere” y “Funny laught”. Tras ellos, desveló la segunda canción que había prometido: “Suena mejor”. Sin embargo, los nervios pudieron con la cantante y le costó arrancar con los nuevos temas, pero todo quedó suavizado gracias a las risas y el buen rollo que mostró el público.

La gran sorpresa fue la versión que tocaron, “Tenemos que hablar” de Bad Bunny. Y he de decir que en el concierto no tenía ni idea de qué canción era, ya que es de los pocos temas que desconozco del cantante. Y sí, Bad Bunny está siendo una revolución en la música y una tiene que estar puesta al día. Además, aunque me cuesta acordarme, recuerdo que la canción la hicieron toda suya, llevándola al terreno del pop-punk de una manera muy lograda. 

El final del espectáculo vino marcado por “Seawed”, que añadió mucha caña entre el ambiente del teatro. Y para cerrar, el público terminó de venirse arriba con la gran esperada: “La escalera”, en la que la gente bailaba con las manos hacia arriba y en la que se apreciaba más que nunca la inquietud en las butacas, y también un poco la rabia de no podernos levantar.

Si algo nos quedó claro es que Yawners viene pisando fuerte con su nuevo disco. Pero lo más importante es que el grupo demostró que es posible tocar en un teatro y que el público se vaya con esa sensación de buena energía que se te queda después de un buen concierto. Es cierto que no es fácil tocar determinados estilos musicales con todo el público sentado en butacas. Pero está claro que de momento es la única alternativa que tiene la música y que es totalmente segura con las medidas.

Yawners ha abierto mi nueva temporada de conciertos en este 2021, así que espero que la agenda se siga llenando de música durante este año y os pueda seguir narrando parte de la escena musical de Madrid.