COLABORACIONES
 Crónica
 
Raimundo Amador + Quique Meléndez
  17/12/2021     
  Luis Miguel del Campo     
  Luis Miguel del Campo
  Sala Oxido, Guadalajara, Guadalajara
www.insonoro.com

Raimundo Amador adelantó la navidad en Guadalajara

La sala Óxido de Guadalajara preparó un regalo de Navidad anticipado para todos los que se enteraron a tiempo de que Raimundo Amador tocaría allí el 17 de diciembre; y tan solo por quince euros si se compraba la entrada anticipadamente. El sevillano volvía a actuar en la capital alcarreña catorce años después. Y lo hizo con su banda. Un lujo.

Empezaría con “Puchero”, que resulta ser la suma de “Pa mojar” y “Candela”, con arreglos nuevos, y una canción de su último disco, publicado en 2020 y grabado en directo en el sótano de su casa para celebrar que el año anterior había llegado a su 60º aniversario. En este álbum ha contado con las colaboraciones de “Sorderita”, el Langui, SFDK, Andreas Lutz…

La base del repertorio de esa noche serían las  canciones de este disco pero también ofrecería versiones de piezas de blues o de flamenco fusión (invento éste que pergeñó junto a su hermano Rafael y a Kiko Veneno a finales de los años setenta bajo el nombre de Veneno, y que se convirtió en una corriente en la que se sumergirían muchos otros artistas flamencos a partir de entonces). Aunque no sería una canción de este grupo la que interpretaría, sino una versión instrumental de un tema ya de la carrera en solitario de Kiko Veneno: “Lobo López”. Ésta era la segunda vez que la escuchábamos, pues ya la había cantado Quique Meléndez al comienzo de la noche.     

Este interprete alcarreño de flamenco, que también actuó acompañado por su propia banda, había alternado composiciones propias con versiones. De los noventa, principalmente, pues dijo considerarse “muy de los noventa”. Y de Kiko Veneno, ya que además cantaría “Joselito”, aparte de una canción de Pepe Luis Carmona y…

  
Quique Meléndez
 

Sin embargo, la música de Raimundo Amador no se circunscribe únicamente al ámbito del flamenco, ya que se ha ido enriqueciendo a lo largo de los años con influencias musicales muy diversas, que van de José Monje a B.B. King, pasando por Django Reinhardt.  

Al primero lo conocería en el Tablao Los Gitanillos, y pondría la  guitarra a su servicio en la grabación de “La leyenda del tiempo”. En la sala Óxido lo recordaría cantando “Camarón”, canción de Pata Negra (el grupo de rock gitano que montó junto a su hermano Rafael tras disolverse Veneno) incluida en “El blues de la frontera”, el último álbum de este grupo en que intervendría Raimundo.   

Al segundo lo considera su padrino del blues. En Nueva York grabó “Bolleré” con él (codo con codo, guitarra con guitarra) para incluirla en su primer disco en solitario.

En Guadalajara la tocaría con guitarra flamenca, como había hecho por primera vez en la grabación de su último disco.

A Jimi Hendrix lo considera el mayor responsable de que empezara a utilizar la guitarra eléctrica y se dedicara paulatinamente a empaparse de todo tipo de rock. Llegado a este punto, resulta lógico que acabara tocando también de manera virtuosa el bajo eléctrico, con el que dialogó alternativamente con los demás instrumentos en la sala Óxido.

De Jimi Hendrix y B.B. King a Cream solo había un paso. Por lo que no sorprende en absoluto que haya una versión de “Little wing” en su último disco y que pudiéramos escuchar una larga, instrumental y personal reinterpretación del “Crossroads” de Cream en el concierto. De hecho, las versiones  de los temas que sonaron esa noche fueron largas, explorando todas sus posibilidades, como hizo en “Ya se acabó” y “Pata palo”.  

  
Raimundo Amador
 

Tras sus primeros pasos en el mundo de la música popular, lo más sorprendente pudiera parecer sus incursiones en el pop. Él culpa a Björk, a quien considera su madrina del pop: en 1997 puso su guitarra flamenca en “So broken”, cruzando otra nueva frontera. Björk también cruzó otra al cantarla de esa manera. Es el encanto que tiene el mestizaje.

Lo ha puesto en práctica en innumerables ocasiones, colaborando con infinidad de músicos tanto de flamenco como de otros estilos: Rosario, Ketama, Lole y Manuel, Calamaro, Carlos Santana, Rosendo… Siendo a veces colaboraciones de ida y vuelta. Por ejemplo: Antonio Vega compuso un riff para “Mitad hombre, mitad guitarra”.

La banda de esta gira funciona a la perfección. Suena como un tiro, dejando a Raimundo centrarse únicamente en volcar su sentimiento y virtuosismo en la guitarra.  En algún momento suenan a banda de jazz. ¿Culpa de su hermano Diego Amador?              

Además de dedicarle todos sus cuidados a su colección de guitarras y de visitar con frecuencia los lugares que ama, como el barrio de las Tres Mil Viviendas (donde pasó muchos años), para que su vida y sus noches de flamenco y blues resulten perfectas le gusta  estar rodeado del mayor número posible de sus seres queridos. Antonia, su mujer y su ángel de la guarda, nunca falta. Y en la parte final del concierto aparecería el pequeño Luis Amador sobre el escenario con una guitarra que todavía no sabe tocar; pero arte, gracia, poses y soltura profesionales sobre el escenario ya atesora a su edad.

Está empezando a aprender el oficio junto a su abuelo Raimundo y bajo la atenta mirada de su padre, Mundi, quien, desde la privilegiada posición que supone encontrarse detrás de la batería, a la vez que golpea tambores y platillos, está al tanto de todo lo que sucede en la sala. Aprender jugando, desde niño, indudablemente es el mejor método
  
Raimundo Amador
 

Ay, qué gustito pa mis orejas” fue una de las canciones que más echó de menos el público en el repertorio de esa noche. La ausencia de este romántico tema me hizo reflexionar sobre cómo ha ido cambiando nuestra sociedad. Mientras que en los años noventa todo el mundo todavía andaba buscando desesperadamente el punto G, hoy en día lo que preocupa a la mayoría de la población es encontrar el puerto de conexión G, algo que resulta ser otra prueba irrefutable más de que actualmente estamos perdiendo el norte, la esencia y nuestros valores tradicionales a pasos agigantados.
 
Sin embargo, para compensar esa ausencia acabaría con el “Blues de los niños”, del primer álbum de Pata Negra y anticipo del territorio sonoro por donde iba a transcurrir la carrera musical de Raimundo Amador. En ella ya aparecía claramente el mestizaje sonoro, la famosa blueslería del grupo, y el sentido del humor marca de la casa.
 
Las fechas especiales de este mes siempre me ponen tontuelo, tristón y quizá algo trascendente. Hace frío, las calles se inundan de luces de colores, llega Navidad, los niños y los inocentes parecen más felices que nunca, los que te hacen la vida imposible durante el resto del año se disfrazan de buenas personas, suena constantemente la música de las cajas registradoras, se dispara la factura de la luz, crecen desmesuradamente los números rojos de las cuentas bancarias…

Y sin que nos demos cuenta pasa la vida. Nos acordamos de los que faltan, y pasa la vida; pasa la vida…

  
Raimundo Amador
 
 Fotos
 
  
 
Quique Meléndez - Raimundo Amador
 
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