Son las 8 de una calurosa tarde de finales de mayo. Califato ¾ vuelve a formar parte del amplio cartel del festival Sound Isidro. Esta vez, el concierto es muy diferente: en una sala cerrada, sin mascarillas, sin distancia de seguridad, sin restricciones. En La Riviera, sala elegida para acoger este evento, parece que no ha pasado el tiempo y que la pandemia solamente ha sido una terrible pesadilla de la que estamos despertando.

El acceso del público a la sala está siendo tímido. Poco a poco, las curiosas y los curiosos van llegando a la pista para conocer al telonero de Califato. A las 20:15 saltan al escenario Ruiseñora: un chico y una chica, acompañados de un ordenador donde se puede leer el lema ‘Flamenco it’s not a crime’.

Las primeras mezclas de folclore con electrónica empiezan a resonar por la sala, que ya cuenta con un tercio del aforo completado. Es una pena que la gente no estuviera prestando excesivamente mucha atención al pedazo de voz que estaba sobre el escenario.

“La Jara”, “Siglo XX” o “Animal” son algunos de los temas que los asistentes pudimos disfrutar. Durante unos instantes, el público queda absorto viendo a Elia Maqueda, la vocalista, bailar. Cuando un artista disfruta sobre el escenario, es imposible no quedar prendado. A las 8:45, media hora después, cierran su pequeño homenaje musical a la copla y a la música popular española.

La sala está cada vez más llena, aunque no consiguen colgar el cartel de sold out en la puerta. La gente está nerviosa y emocionada. Salen al escenario a las 9 menos dos minutos, muy puntuales, con su atuendo habitual y la bandera verde, con tres lunas blancas, la cual está considerada la antecesora a la que actualmente tiene Andalucía.

Los andaluces son puro espectáculo, tienen una escenografía muy estética, marcada por los detalles y las alusiones a su tierra. Nos llama la atención que, desde lejos, el logo de Califato parece una estrella de ocho puntas, llamada tartésica, símbolo mudéjar que puedes encontrar en cualquier parte de Andalucía.
Califato está orgulloso de sus raíces y, para aquellas personas que todavía no los conozcan, mezcla el folclore andaluz con electrónica. Las letras reivindicativas, además, son muy potentes y están cargadas de un enorme sentimiento de pertenencia y respeto hacia el lugar que les ha visto crecer.

Andrés de Jerez, apodado por Califato como “el último cantaor”, arranca a cantar en la intro. Rosamanita Muskaria les acompaña encima del escenario, montándose su propio tablao con el que deja a toda la sala embobada.

Durante las dos horas, además de ver a Manuel Chaparro (The Gardener), el cantante, cambiarse de ropa constantemente, pudimos disfrutar de la energía que transmiten. Califato hizo un repaso de sus temas más famosos, como “Çambra der Huebê Çanto”, “La bía en roça”, de su último disco “Contraçeña”. Y, por supuesto, no se olvidaron de otros exitazos como “En bûcca y cattura” o “Buleríâ del aire acondiçionao”, que pertenecen a su antiguo trabajo, “La puerta de la Cannê”. También quisieron presentar su nuevo trabajo: “Lô amantê de Çan Pablo”, su Romeo y Julieta particular.

Andrés de Jeréz les acompaña durante todo el concierto, dando su toque personal a muchas de las canciones de Califato, resaltando la maravillosa voz de Rosamanita. “Tiene la voz celestial, de esa que te llega al alma, y la música hay que vivirla con el alma”, clama el cantaor.

Para “Pascual Marqués 33” cuentan con la increíble voz de su telonera, la cantante de Ruiseñora, que solamente tiene palabras de agradecimiento para ellos.

A las reivindicaciones por Andalucía, se unen las de propio cuerpo. Chaparro se desabrocha la camiseta, queriendo demostrar que cada persona es diferente y que todos los cuerpos son igual de válidos. Tampoco quisieron Lola Flores y de todos aquellos artistas que han salido de Andalucía.

Llegan los bises, el concierto empieza la recta final. Guille Iniesta, acompañado de su guitarra española, se apodera del escenario para dejarnos a todos boquiabiertas derrochando arte.

El público se vuelve loco con los últimos temas y ha empezado a hacer pogos: “Crîtto de lâ Nabahâ” o “L'ambôccá” son algunas que eligen siempre para cerrar sus conciertos. Como de costumbre, Califato ¾ se despedía animando a la gente a cantar el himno de Andalucía y anima al público a sentirse orgulloso de sus raíces.