Se está poniendo muy complicado el que las bandas puedan actuar en Torrelavega dentro de los bares y es que desde  las instituciones se lanzan mensajes apocalípticos en contra de la cultura como si fuera algo de lo que solamente pudiéramos disftuar en ocasiones muy contadas, siempre y cuando no lo organicen ellos o les convenga a los mismos; cuando haya elecciones y a la hora de votar, mirad a ver quien ha peleado por la cultura de base y quien ha esquivado el asunto o lo ha puesto trabas.

Por todo esto es elogiable el esfuerzo que hace el Groez para que, de manera más o menos quincenal, tengamos grupos de bastante nivel en Torrelavega, amoldándose a unos horarios tempranos, para, así, no impedir el descanso de los vecinos y buscar una buena convivencia con los mismos.

Lo cierto es que ya hacía 3 meses, como pasa el tiempo, que no me dejaba caer por el citado local, pero ha sido más por incompatibilidad con otros conciertos que por falta de interés en su oferta ya que han pasado por sus tablas en este tiempo bandas que me hubiese gustado ver.

Este último sábado de junio y después de 9 días de maratón musical, ya que éste era el octavo evento al que asistía en ese tiempo, iban a actuar dos bandas que no había visto nunca en directo: Sylex, un dúo cántabro de reciente formación, y Sound of Silence, un grupo ya con una amplia trayectoria pero con los que no me había cruzado todavía.

Pese a que la hora fijada eran las 19.00, el concierto se demoró, primero porque las bandas iban a ofrecer repertorios breves y segundo porque la gente no acababa de llegar, y es que ciertamente fuimos muy pocos los que nos dejamos caer por la sala torrelaveguense.

Y todavía éramos pocos cuando, casi una hora y media después de la hora fijada para la apertura de puertas, subieron la gente de Sylex, un dúo de metal instrumental formado en el 2019 por Álvaro Anónimo a la guitarra y Marcos Morte a la batería de los que hasta principios de este mismo año no conocíamos mucho. Esta noche venían en sustitución de Sekta que, unas semanas antes del evento, tuvieron que cancelar su participación.

Comenzaron su andadura con una intro que dio paso al primer corte de la noche, una pieza muy cañera e intensa y en la que la batería dio paso a un sonido más seco y más rápido, jugando con diferentes contrastes y relajando su sonido al final, para, después de recibir las habituales bromas acerca de la voz, continuar con otro tema que se inició con una intro lenta para luego meter mucha leña, intercalando momento más lentos  y pausados con otros con más velocidad y mostrando su batería un gran pegada.

Nos propusieron un poco de rock and roll con un mix en el que interpretaron, a su manera, trozos de “La Grange” de los ZZ Top o el “TNT” de los AC/DC entre otras versiones muy cañeras y con las que consiguieron una buena reacción de la gente, algo que agradecieron y nos propusieron luego más, para pasar a un tema llamado “Penumbra”, una gran canción, muy intensa y potente y donde jugaron con esos cambios de ritmo que hacen que no pierdas detalle de lo que está ocurriendo sobre las tablas: de lo mejor de su actuación.

Continuaron con un sonido machacón que nos llevó a su particular revisión del magnífico “Creeping death” de los Metallica, del que fueron tacando algún fragmento, dejando un corte muy intenso, para luego continuar con un nuevo tema potente y cañero pero que luego se aceleró, jugando muy bien con los contrastes y demostrando ambos  mucha técnica y gran compenetración.

La siguiente pieza fue la primera que compusieron, según nos dijeron, empezando lenta para luego coger fuerza y sonando como una metralleta, con una parte de solo de batería que enlazaron con el inicio del “Sweet home Alabama” de los Lynyrd Skynyrd, para luego retomar la intensidad y con la que supuestamente acababan.

Pero la gente y la banda estaban disfrutando así que recuperaron un tema que ya habían tocado pero lo hicieron a toda velocidad, combinando partes más rockeras con otras más metaleras, dando lugar a una variedad de intensidades, para, con los asistentes pidiendo más, dejarnos con su adaptación de “La camisa negra” de Juanes, que empezaron de manera lenta para luego darla más velocidad y concluir así su actuación.

La verdad es que Sylex, en sus algo menos de 40 minutos de actuación, dieron un concierto muy intenso, con una muy interesante y acertada propuesta y en la que, ciertamente, no se echó en falta nada porque ellos solos se valieron para que disfrutásemos con su particular estilo.

No hay mucha información de la banda y apenas música de la misma en las redes sociales, por lo que estaría bien que subiesen algún tema completo para que la gente se vaya haciendo a la idea de cómo suenan y para que, los que ya los hemos visto, podamos recuperar sus canciones.

Ojala no tardemos mucho en volver a coincidir con ellos y si tenéis la ocasión de hacerlo, acudid a verlos, si os gusta la música intensa, porque lo disfrutareis.

www.facebook.com/Sylex-101608192413358

El cambio entre banda y banda fue muy rápido y enseguida estaban preparados los chicos de Sound of Silence, un quinteto asturiano, integrado actualmente por Nefta  a la voz, Rubo y David a las guitarras, Javi al bajo y Jorge a la batería, y que han completado ya casi dos décadas en activo.
 
Durante su trayectoria han publicado los siguientes trabajos: la maqueta del 2003 “Sombras, frío y oscuridad”, el split con Legacy Of Cain en el 2005, y los discos “La casa de los lamentos” del 2007,  “Nuestro amor a la agonía” del 2008, “El funeral de las 10 almas” del 2009, “El anochecer” del 2013 y su más reciente “El llanto de los mártires” del 2017.

Y comenzaron su descarga con “Nunca seré feliz", de su disco del 2007, con un sonido oscuro, muy cañero y potente, tocado a toda velocidad y en el que nos invitaron a mover nuestros cuellos, para continuar con otro corte en el que destacó el ritmo aplastante de la batería, mientras David bajó a tocar entre el público, siendo una pieza muy intensa, como lo sería toda la actuación del grupo.

Turno ahora para ese “Felices bajo tierra”, de su más reciente obra, muy potente, rápida y agresiva, con un gran solo de guitarras y arengando a la gente para que lo diese todo y continuando, sin apenas parar, con “Nuestra sangre os ahogara en vuestras tumbas”, del mismo disco, y que fue presentada como algo más heavy, muy cañera y con la batería a toda pastilla, con cambios de ritmo y ese parón hacia la mitad que tan bien les quedó.

Enlazada con la anterior llegaba un corte muy cañero y con unos logrados contrastes de intensidad, para que fuese el batería quien diese inicio a “Un nuevo anochecer”, de su anterior disco, y que sirvió como homenaje a Trevor Strnad de The Black Dahlia Murder que había fallecido el mes anterior, muy rápida y pegadiza dentro del estilo de la banda y que, sin duda, fue un buen recuerdo para el norteamericano

Empezaron a anunciar su despedida, no sin antes agradecer a sus compañeros de cartel y a la sala el trato recibido, pidiéndonos nuestra colaboración para dar inicio a “Mi razón de morir”, la que cerraba su disco del 2009, muy potente y con la que consiguieron involucrar más a la gente, para despedirse definitivamente con “Viendo al cielo llorar” la que abría su trabajo de hace 14 años, con un comienzo muy machacón y una parte central muy rápida e intensa, pidiendo palmas y poniendo así punto y final a su velada pese a que el público quería más.

Muy intensos y entretenidos los más o menos 40 minutos que los asturianos estuvieron sobre las tablas, demostrando los buenos músicos que son y la experiencia que tienen, no dejándose acomplejar por la escasa audiencia y tocando como si estuviese aquello hasta los topes.

Sound of Silence dieron un muy buen concierto, que se me pasó muy rápido y eso que no estaba muy familiarizado con su música, pero cuando algo está bien hecho y te consigue atrapar, al final acabas disfrutando como si los conocieras de toda la vida.

Espero poder vover a verlos muy pronto y mientas ahí tenemos sus discos y, supongo, que en poco tiempo publiquen algo de material nuevo; estaremos atentos.

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Tras despedirme de algunos amigos, me fui de la Groez contento por haber visto este doble concierto, que, además, acabó antes de la hora prevista, de hecho todavía era de día y eso que éste era bastante gris, descubriendo a unos Sylex que gustaron mucho y viendo a unos Sound of Silence que demostraron porque tienen ese reconocimiento dentro de su estilo.

Esperemos que las instituciones no pongan más piedras en el camino y permiten que los conciertos en Torrelavega, bajos las condiciones de horario que se fijen si no queda más remedio, se puedan celebrar en esta ciudad de manera semanal y no cuando a las altas esferas les dé la gana.