El DCODE se ha convertido en uno de los festivales más míticos para cerrar y despedir el verano. Tras dos años de parón por la pandemia, el sábado 17 de septiembre la Universidad Complutense de Madrid volvió a abrir sus puertas para acoger una edición que regresó con 16 horas seguidas de música en directo.

Deluxe fue el encargado de inaugurar la jornada, aunque desde la redacción de Insonoro por motivos personales no pudimos cubrir los tres primeros conciertos. Por desgracia, nos perdimos a buenos grupos, ya que, junto a esta banda tan mítica, las actuaciones de Ginebras y Fuel Fandango fueron también dos platos fuertes.

Para Insonoro, el festival comenzó con Delaporte, un concierto muy caluroso por ser a las 15 horas, y que por su género musical de electrónica con pop hubiera sido más acertado incluirlo por la noche. Pese al calor, el dúo se entregó totalmente, al igual que su público, que disfrutó con canciones como “Ni un beso” y “Mi jardín”.

Además, hubo hueco para el movimiento de caderas por los ritmos de cumbia y reggaeton, cuando versionaron “Cariñito”, de Los hijos del sol, o “La gasolina”, de Daddy Yankee. Tampoco faltó la canción que más se puede escuchar en cualquier versión y género musical últimamente: “Toro”, de Columpio Asesino, hizo bailar a la gente a pleno sol.

Y para terminar eligieron “Bang Bang”, un tema que tienen junto a Ginebras. Es una pena que no se subiera a cantar el grupo, hubiera sido muy acertado tocarla en conjunto, pero parece que se están perdiendo cada vez más las colaboraciones entre artistas en los festivales.

Más entrada la tarde era el turno para Shinova, que tocaron “Mirlo Blanco” o “Volver”, entre otras. Aunque, sin duda, la canción que levantó los brazos del público fue una de las más conocidas: “La sonrisa intacta”.

El grupo vizcaíno también se adentró al terreno de las versiones, y además con uno de los temas del momento que más ha sonado este verano: “Quédate” de Bizarrap y Quevedo, terminó de desatar la euforia entre la gente.

Fueron varios los artistas que se animaron a versionar. Carlos Sadness se subió al carro con otra de las canciones que también ha sido protagonista de los meses de atrás: “Ojitos lindos”, de Bad Bunny y Bomba Estéreo.

Esa paz y buen rollo que transmite el artista catalán se expuso tanto en las pantallas, con colores fuertes y vivos, como en su repertorio en el que sonaron “Miss Honolulu” o “Aloha”, entre otras.

Uno de los grupos indies más aclamados en esta edición era Viva Suecia, y eso se notó en el directo. A diferencia de las demás bandas, el conjunto musical contó con una presentación a cargo del actor Canco Rodríguez, que abrió el espectáculo con mucha efusividad en su discurso.

Una pirámide de pantallas cuadradas formó una puesta en escena muy dinámica con imágenes a modo de collage, colores y elementos gráficos. Con un fondo muy acertado, tocaron algunos de sus últimos sencillos, como “Justo Cuando el Mundo Apriete”, “El rey desnudo” o “La voz del presidente”.

Pese a contar solo con 50 minutos de actuación, el grupo dedicó unas palabras a Deluxe, que calificaron como una de las mejores bandas.

Para la recta final sonaron sus canciones más conocidas que hicieron que la gente lo terminara de dar todo, como “Lo que te mereces”, “Bien por ti” y “Todo lo que importa”. Una vez terminado el directo, “La bilirrubina” hizo mover las caderas de los asistentes y seguir con el buen ambiente que se respiraba en el festival.

Con la explanada hasta los topes de aforo, The Hives tenía que dejar claro que era uno de los cabezas de cartel del evento, o más bien el cabeza de cartel, y así lo demostraron. La mítica “Come on” arrancó un gran espectáculo protagonizado por el vocalista Pelle Almqvist, que demostró su gran nivel en lengua castellana.

La interacción fue constante con el público, a la par que concedieron un directo con mucho show, en el que los integrantes saltaban con sus guitarras, y el micrófono de Almqvis volaba por los aires y confirmaba la actitud de rock and roll del grupo sueco.

A medida que avanzaba el concierto, era más común encontrar pogos por varias zonas de la pista, mientras sonaban “Hate to say I told you so”, “My time is coming” o “I'm alive”, entre otras.

La locura absoluta vino con el último tema, “Tick Tick Boom”. El público abrió sus aguas para que el cantante diera un paseo entre la multitud hasta llegar a la estructura de la mesa de sonido. Una vez Pelle Almqvist estuvo de vuelta en el escenario, la gente saltó por los aires al ritmo de los varios “tick, tick” hasta que el último “boom” dio por finalizado el espectáculo.

Más tarde, vino The Kooks, otro de los grupos míticos del cartel, pero que tampoco tuvo un horario acertado, por su estilo musical hubiera sido mejor colocarlo por la tarde, ya que después del subidón de The Hives fue demasiado tranquilo.

Aunque el cambio de ritmo no impidió que el público disfrutará de temas como “Naive”, “Junk Of The Heart (Happy)” o la mítica “She moves in her own way”.

Y para finalizar el evento el grupo elegido no pudo ser otro que Crystal Fighters, que cerró con una fiesta por todo lo alto el festival. No obstante, hay que puntualizar que el inicio del concierto tuvo problemas de sonido, se escuchaba muy bajito y fue una pena que comenzara así.

El ritmo de la banda empezó con un instrumento tradicional de Euskadi, la txalaparta, un guiño a las raíces del vocalista y guitarrista Sebastián Pringle. A ritmo de percusión, la intensidad subió con los temazos “I love London” y “Follow”.

La puesta en escena destacaba por las flores entrelazadas en los micrófonos y por la gran pantalla con colores vivos con un punto algo psicodélico. Delante de esas imágenes, tanto el grupo como el público dio toda con “Champion sand” o “Love natural”, entre otras.

Con globos flotando por los aires, “My love calling” cerró por todo lo alto una edición a rebosar de alegría y de buen rollo.

Este año el line-up fue muy acertado para retomar la actividad, pero esperemos que para el siguiente año los horarios sean más acordes a los géneros musicales.