En marzo de 2020, un grupo de irreductibles navarros salieron a dar una vueltica alrededor de Berriozar con intención de presentar su más reciente trabajo de larga duración titulado “Ahora que los leones duermen” publicado unas semanas antes por El Dromedario Records.

Nada hacía presagiar que cinco días después de la primera parada en Madrid, la industria del directo se sumiría en un prolongado letargo que tiraría por tierra el esfuerzo titánico de aquellos músicos y sellos que lanzaron álbum en 2020.

Dos años y medio después, las fieras han despertado y tienen hambre de escenario. Saben que tienen a miles de seguidores esperando con ansia y parecen estar dispuestos a satisfacerla por todos los medios disponibles.

A quien no conozca Bocanada y se esté haciendo “la pregunta”, le anticipamos que la respuesta no es fácil ni sencilla. No se parece a, ni recuerda a ninguna formación en concreto. Por supuesto que sus integrantes tienen, cada uno, sus propias influencias; pero son tantas y tan bien conjugadas que no permiten adivinarlas; igual que aquellos escritores que se han criado entre libros y adquieren los estilos de todos y de ninguno; pero siempre con su propio carácter. Bocanada es poesía, es violencia, es baile, es euforia y es llanto, es un grito a la vida, un beso en el aeropuerto, inquietudes, anhelos y frustraciones

Tras un arranque en Barcelona que, tanto para el público como para los medios especializados, supuso un éxito arrollador, el pasado 30 de septiembre Martín, Juanito, Rupi y Pepo desembarcaron en la sala Rockville con el objetivo de reencontrarse con un público que había agotado entradas unos días antes.

Madrid es, en ocasiones, hostil con sus propios artistas, pero es siempre cálido, cariñoso y entregado con los visitantes, y los cerca de doscientos asistentes al concierto estuvieron en todo momento a la altura de las expectativas, llevando en brazos a los cuatro músicos a través de los poco más de noventa minutos que duró la actuación.

Pasadas las 21:30, los primeros compases de “Para siempre” (canción que abre, además, su último trabajo de estudio) anunciaban el inicio de la contienda y un visiblemente contento Martín Romero daba de nuevo las buenas noches a Madrid casi treinta meses después. La primera sorpresa para quienes no hubieran presenciado antes semejante espectáculo es la diferencia de potencia del directo con respecto a los álbumes. De hecho, en palabras del propio Martín, Bocanada saca discos para que la gente se aprenda las canciones, pero su alma y su razón de ser está en los escenarios.

En solidaridad con quien no hubiera tenido tiempo de aprenderse las canciones contenidas en Ahora Que Los Leones Duermen, continuaron con “Comiendo Soles” extraído de El Sino de la Herida (2013), que hizo que el único que permaneciera impasible fuese el responsable de la seguridad de la sala y que, hasta los más tímidos se arrancasen a cantar.

A pesar de los ventiladores, el calor aumentaba de tal manera que durante “El Demente” Martín se había deshecho ya del chaleco vaquero con el que salió al escenario para, minutos después, desgarrar su camiseta, guardar su icónica gorra y tirar sus zapatillas a un rincón. La batería de Pepo hacía latir todos los corazones a un mismo ritmo y el bajo de Rupi contenía con firmeza las frenéticas melodías de la guitarra de Juanito, quien parecía haber echado de menos el formato eléctrico después de una gira acústica con un señor de Berriozar que afirmaba ser nieto del guarda agujas. Las fieras se estaban comiendo Madrid, y lo estaban disfrutando.

Consumido ya el primer tercio del show, llegó la primera referencia a Libres (2017) a través de “Más animal”; y la primera de su álbum debut Caballos de Rienda Larga (2009) fue “Río”. A estas alturas, Martín -como viene siendo habitual- se había echado ya varias veces al suelo (voluntariamente), dado varios paseos entre el público, blandido el característico pie de micro que hizo para él Antonio, de La Parada de Zuriain; agarrado a piernas y torsos de los músicos que lo acompañan y abrazado a un monitor que, si hubiera podido, le habría devuelto seguro el abrazo.

Pasaban los minutos e iban cayendo los temas, pero nadie parecía tener ningún interés en que aquello acabase. De hecho parecíamos haber entrado en un bucle interminable pues a cada canción, iban quedando más que antes. Y desde luego, ninguno de los cuatro daba la menor muestra de cansancio (el secreto es el pilates y la alimentación equilibrada, a instancias de Juanito)

Pero todo lo que tiene un principio ha de tener un final, y “Mala hierba” suponía el inicio del tramo final, seguido de “Gallo de pelea” y un apoteósico desenlace en el que, a falta de Brigi Duque, fue el grandísimo (en sentido figurado) Txema Benítez quien, tras brindar con la banda, cantó con ellos “Campo a través” que supuso el cierre perfecto del reencuentro de la formación con su público madrileño.

Próximamente podréis disfrutar de esta increíble experiencia en Tarragona (7/10, Sala Zero) Logroño (14/10, La Fundición -con Bicho Z-) Valencia (21/10 Peter Rock) e Iruña (28/10, Indara -con Bicho Z-)

No os perdáis la oportunidad de vivir este directo y entenderéis por qué llenan allá donde van.