Cuando a principios de 2022 el músico sevillano Alfonso Caballero -conocido artísticamente como Poncho K- comenzó a anunciar las primeras confirmaciones de su gira A Vivir en la que está presentando el álbum Calíope, publicado en el otoño de 2021 de la mano de Rie Records, no tardamos en marcar en rojo el 22 de octubre, pues era la fecha elegida para presentarlo en la que posiblemente se haya convertido en su ciudad de adopción.

Y es que hay numerosos artistas que son aclamadísimos dentro de su área cercana de influencia, pero en cuanto salen de ella van perdiendo impacto exponencialmente. Aunque ése no es el caso de Poncho, quien durante todo este año ha ido contando (prácticamente) por llenos sus conciertos a lo largo y ancho del país. El caso de Madrid no podía ser distinto y, a pesar del amplio aforo de la Sala Mon, (que roza las 1.200 personas) unos días antes del evento se anunciaba que ya no había entradas disponibles.

Así que tras varios meses de espera y previa invitación por parte de la oficina del artista, que siempre ha tenido muy buena relación con los medios especializados, me presenté en la sala con mi cámara y mi libreta dispuesto a hacer la mejor descripción posible de lo que allí sucediera.

Lo primero que llamaba la atención es que incluso un rato antes de la apertura de puertas, que estaba programada con una hora de adelanto sobre el inicio del concierto, ya se había formado una larga cola de acérrimos del sevillano que, conociéndose entre ellos o no, intercambiaban anécdotas, opiniones, sonrisas… y algún que otro número de teléfono.

Una vez habilitados los accesos, la sala iba llenándose progresivamente de fans del compositor hispalense visiblemente ansiosos por disfrutar del espectáculo pero, a la vez, sin ninguna prisa porque aquello empezase. El día al fin había llegado y ya estaban allí; y disfrutar de la emoción pre-concierto, de la misma manera que el visitar la barra o el puesto de merchandising, forma parte del ritual.

“Amor a cuentagotas”, del álbum Una Historia con las Manos (2010) fue el tema elegido para empezar la velada que Poncho, Edu (guitarra), Santiago (batería), Enrique (teclado) y José (bajo) venían con la firme intención de hacer inolvidable… o “inmortal”, como reza el tatuaje que el señor Caballero luce sobre su pecho y que da título al tema que abre su último trabajo de larga duración.

A estas alturas de la noche, la energía y euforia que transmiten los versos de este poeta urbano habían contagiado hasta al último de los presentes y resultaba imposible permanecer ajeno a las sensaciones que flotaban en una sala que parecía cantar, saltar y sentir al tiempo, como una bandada de pájaros perfectamente armonizada.

“Fijo en las paredes” fue el tercero de los cortes del disco que estaba siendo presentado y que, posiblemente, sea el más complejo tanto a nivel lírico como musical de los ocho álbumes de estudio que componen la discografía del sevillano; disco que debido a las diferencias respecto a los trabajos anteriores ha sido recibido con opiniones muy dispares, pero que si bien es cierto que en una primera escucha puede resultar extraño, a partir de la segunda se torna prácticamente delicioso.

Llegó entonces el momento solemne de la noche, cuando los músicos abandonaron momentáneamente el escenario para dejar a Poncho interpretando “Laureles” en compañía de Ernesto Guilmain mientras el público observaba con devoción y sin perder detalle de lo que estaba sucediendo.

Con “Magia Pura” y “El último sol” llegamos al ecuador del concierto, que continuaría cantando a Manolito y repasando las tres últimas piezas de Calíope incluidas en la lista: “Manta y ron”, “Pasa” y “Catenario” para, a continuación, centrar el último tercio del show en una selección de temas especialmente representativos de la trayectoria del artista, como pueden ser “Arrebatos de primavera”, “Verborrea”, “Una historia con las manos” o “Al trote”.

Y para que nadie se quedase con hambre, fueron “Mentiras de sal” y “Corrientes de molientes” las dos últimas balas disparadas con precisión al alma de un público al que le costaba creer que aquello fuera real y que se deshizo en aplausos ante el carisma, el magnetismo y la entrega de unos músicos que habían demostrado de sobra que la larga espera había merecido la pena.

Pero la gira continua, y podréis disfrutarla en Sevilla (Sala Even, 11/11) Granada (Sala Planta Baja, 12/11) Barcelona (Sala Wolf, 18/11) Zaragoza (Sala Lo Intento, 19/11) y en muchos destinos más que podéis consultar en su web.

No os lo perdáis.