Dos centenares de utópicos iniciaron la rebelión en la Sala Tótem de Villava

El pasado cuatro de febrero, la formación navarra Cuatro Madres presentó su segundo LP “La rebelión de los utópicos” ante cerca de doscientas personas deseosas de disfrutar del espectacular directo de sus anfitriones.

Este segundo trabajo, producido por Kolibrí Díaz, se caracteriza porque en él han participado todos los componentes de la banda desde el primer momento, resultando así un proyecto más íntimo y personal que en el caso de “El fin del principio”. Sus once cortes representan una evolución tanto individual como colectiva que supone un importante paso en la consolidación del grupo, visiblemente satisfecho tanto por la criatura que acaba de engendrar como por todo el apoyo recibido por parte de la familia que se elige (Víctor Zapata, Fernando Lezaun, Verónica Gómez, Aitziber Sanz, Íñigo Peronié y un largo etc que se asemeja al discurso de Almodóvar cuando recibió el Oscar por “Todo sobre mi madre”).

Y para acompañarles en el inicio de la rebelión, invitaron a los turolenses Effe, con quien ya compartieran escenario hace algún tiempo y que traían bajo el brazo su tercer trabajo “Ni realidad ni quimera” producido también por el carismático guitarrista de Marea y publicado en 2019, dos años después de “Tras la tormenta” y cinco de “Cuentos de invierno” conformando una discografía con la marca inconfundible del rock urbano de principios de este siglo.

Esta marca queda de manifiesto en “Como, cuando, si”; tema elegido para abrir el concierto y en el que se aprecian una batería y un bajo potentes, así como unas guitarras frenéticas cuyas melodías se clavan como dardos; pero sin restar un ápice de protagonismo a una voz gruesa a la par que clara, que canta unas letras viscerales y sentidas ante las que resulta imposible no emocionarse.

Durante cerca de cincuenta minutos, los aragoneses repasaron su trayectoria a través de diez de sus temas más representativos, como “Una tierra sin huellas” canción cargada de nostalgia que gira en torno a la despoblación de un entorno rural que conoció tiempos mejores y en que poco queda ya; “A la sombra de una encina”, que delata cierto temor al paso del tiempo; o “Por hacerte reír”, toda una declaración de intenciones que contagia positividad y entusiasmo; terminando la actuación con “Tu sin sentido, mi sinrazón” (título que poca explicación necesita).

En definitiva, algo menos de una hora de un rocanrol que hizo las delicias de los que ya tenemos cierta edad y que nos retrotrajo a otros tiempos donde todo era más sencillo… o al menos éramos más jóvenes.

En torno a las 21:15; Jerry, Pete, Aritz y Metal tomaban posiciones en una sala que se hallaba ya en pie de guerra y lista para la batalla. Tras una pequeña intro, la batería y la guitarra anunciaron el inicio de “La rebelión de los utópicos”, canción que da título al disco y que derrocha tal nivel de violencia que bien serviría de discurso motivacional previo a la más encarnizada lucha. La perfecta conjunción entre batería, bajo, guitarra y voz resulta del todo visible y confirma lo explicado por Aritz un rato antes al respecto de la importancia de haber participado todos en la composición de los temas.

Seguidamente “Yukon”, que anima a perseguir las aspiraciones al precio que sea necesario y por muchos obstáculos que surjan y “El primer paso”, perteneciente al primer disco, sirvieron para cerrar un bloque introductorio tras el cual Jerry dio la bienvenida a los asistentes agradeciendo la buena respuesta que había tenido su convocatoria.

Un segundo bloque estuvo formado por tres piezas del trabajo que estaba siendo presentado: “Lo que no dije”, “Sin respuesta” y “Bella incertidumbre”; y dos del primer disco: “En el borde” y “Punto y final”, pudiendo apreciarse el salto cualitativo que representa éste último LP (sin desmerecer en absoluto a “El fin del principio”).

Durante este bloque y una vez superados los nervios iniciales, resultaba bastante evidente lo mucho que los cuatro músicos estaban disfrutando sobre el escenario y su altísimo nivel de complicidad con un público que se entregaba en cada canción como si fueran a ser ejecutados al día siguiente.

A título anecdótico, cabría reseñar que un fallo en la alimentación de las Pas hizo que a mitad de “Amelia” el escenario quedara mudo mientras un significativo grupo de espectadores continuaban la canción a capella desde abajo. Este problema fue hábilmente resuelto y, tras “Al ras” y “El asedio”, el primer invitado de la noche, señor Kutxi Romero, subió al escenario para versionar junto a la banda el ya clásico tema de Quique González “Vidas cruzadas”. El bloque lo cerrarían “Bailando con el miedo” y “Tragicomedia”.

Tras el último cambio, el segundo de los invitados, Gartxot de The Guilty Brigade, compartió con Jerry la voz de “En los rincones” generando un interesante contraste que aportó un punto extra de carácter a una composición ya de por sí cargada de emotividad. Seguidamente, Juanito Lorente, guitarrista de Bocanada y compañero de Pete durante la gira “Un teatrillo sin venir a cuento” de Kutxi Romero, sumó su espada a “La cumbre” con la energía y la sonrisa que le caracterizan.

Y aprovechando que se habían juntado un puñado de polleros bajo el mismo techo, los tres invitados volvieron al escenario para versionar “La solución final” de La Polla Records, rindiendo así tributo a una de las formaciones que más ha influido en la historia reciente del punk y el rock.

Pero todo lo que empieza ha de tener un final, y después de esta pequeña vorágine, tocó ir despidiéndose con “Yo confieso” que parce tener cierto tinte autobiográfico; “El regreso” cuyo videoclip supera las cinco mil reproducciones en YouTube; e “Inercia” segundo corte del primer disco que hizo bailar hasta a los encargados de la venta de merchandising.

Resulta increíblemente complicado narrar con palabras lo vivido aquella noche, así que la mejor opción es verlos siempre que sea posible. Por lo pronto el cuatro de marzo estarán en Tafalla y en los próximos meses irán expandiendo la rebelión a lo largo y ancho de nuestra geografía.