El meridiano del verano nos trae uno de los festivales que más nos acercan al mar, pues el Tsunami de Gijón, como su propio nombre indica, nos trae una gran ola de agua salada, en formato de energía musical, eso sí. En la edición de este año, ha habido unas cuantas pinceladas que quiero reseñar, pues sí que ha sido una cita que se ha visto salpicada por unos cuantos hechos.
El primero de todos, es el político, y quizás, el que más haya trascendido. Sin entrar en debates ni en noticias, se dio el caso de un encuentro más bien desafortunado, y en base a él, muchos grupos, sobre todo los patrios, y especialmente los asturianos, se posicionaron claramente en contra de la censura, hacia la defensa de todo lo que promueven sus letras, como la cultura, los colectivos y la libertad de expresión. Fue por ello que vimos a multitud de bandas expresar sus ideales bien claros, así como portar banderas, pancartas y eslóganes claramente libertarios y antifascistas.
Ambiente
Los otros dos aspectos que quería comentar los repartiré en las respectivas crónicas que estén por venir, para dosificar la información y centrarme, como siempre, en el aspecto musical y visual del festival. Y lo primero de todo, reseñar la rapidez con la que fuimos despachados en los accesos de entrada al recinto, con un fichaje muy rápido, en el que nos dieron las pulseras de prensa, de pago, y el pase de foto. Tras esto, lo primero que hicimos fue ir a ver a los asturianos de Mala Reputación, una cita imperdible dentro del cartel que había para hoy (desgraciadamente, a Misiva, también de esta comunidad, no pudimos verlos por temas de desplazamiento). Comenzando con un set list copado por muchos de sus temas conocidos (“La hoguera”, “Benditos juegos”), exhibieron la bandera azul con el mensaje de “Oficialida”, escrito por supuesto en asturiano, para reivindicar el mensaje que llevan portando desde que se pretendió prohibir la música en directo con letras en dicha lengua.
Mucho calor, la verdad, algo que notaron todos los asistentes, sobre todo los que no están familiarizados con el factor humedad del norte, pero eso no impidió ni por un momento que los saltos, los coros y los gritos fueran inundando el recinto, que en esos momentos ya estaba hasta la mitad de asistentes en el escenario principal. El set list de la formación asturiana se siguió llenando con “Polvo en el viento”, “Jarabe de palo”, y otra pancarta reivindicativa más, con carácter feminista y antifascista (por mí, que no las quiten nunca por favor, siempre son mensajes esenciales y necesarios), para a su vez, recordar que llevan 25 años tocando en asturiano y que nunca dejarán de hacerlo, por nada ni por nadie. Hubo un emotivo inciso para dar agradecimientos a Misiva y a Desakato por el apoyo prestado y recibido, pues ellos tres fueron los grupos asturianos que firmaron un manifiesto al comienzo de toda la polémica política de la que hablaba en mi primer párrafo. Dejando para el final “Fuego”, “Abriendo camino” y “Cristal”, despidieron un bolazo que se me hizo corto, pues poder ver a estos muchachos siempre es motivo de gozo.
Mala Reputación
Nos saltamos los 40 minutos de protagonismo de Deadletter en el escenario secundario para reponer fuerzas y poder presenciar a los suecos de No Fun At All, que pese a lo que su propio nombre parezca indicar, en el fondo sí que fueron divertidos.
El público seguía estando reticente a ocupar el recinto, pues entre el calor y lo que estaba por venir, nos quedaba claro que estaban reservando fuerzas. Esta banda, con sus más de 30 años de formación, se nota que han ido cayendo en el envejecimiento, y si bien sí que mantuvieron el nivel, no sonaron al mismo listón que se les esperaba, con una parte vocal que en algunos temas, pudo mejorarse mucho. Con mención incluso al año 97, recordaron varias de sus etapas, con temas como “Believers” y “Its not a problema”, y que llevaron a su directo a acabar un poco más tarde de lo programado.
No Fun At All
Mientras empuñábamos un vaso festivalero con birra, fuimos tomando posiciones en el escenario principal para ver a los burgaleses de La M.O.D.A., mientras a nuestra izquierda sonaban los Toundra con toda su potencia instrumental, que comenzaron a las 21 en punto, cuando la sombra proyectada por el escenario lateral se apiadaba de los asistentes que querían esconderse de los rayos de este sol de finales de julio. Con una acústica muy buena y un público bastante fiel y abundante, los cuatro madrileños portaron sus cuerdas y platillos hasta casi el atardecer.
Un poco más tarde de la hora estipulada, los chavales que visten todos igual saltaron al escenario con bastante afluencia de público, para que nos hiciéramos una idea de los grupos a los que más estaba esperando la gente del jueves, y aquí teníamos a unos de ellos. Desde que les viésemos en sus giras anteriores, apenas han cambiado su set list, y la verdad, tampoco hace falta, sabiendo que no iban a dejarse fuera ninguno de sus himnos ni canciones más representativos. Para empezar, “Catedrales” y “Nómadas”, y de este modo ir calentando a la juventud, pues la predominancia de la asistencia había bajado bastantes años la media de edad. Las camisetas blancas de tirantes contrastaban con la iluminación de focos rojos y azules, y eso nos fue dejando una puesta en escena que nos resultaba conocida, con imágenes de fondo que evocaban a esa tierra castellana.
La M.O.D.A.
“Una canción para no decir te quiero”, “La inmensidad” y “Mil demonios” siguieron aportando fuego a las ascuas, y con un “gracias” en asturiano, proclamaron lo contentos que estaban por poder apoyar un festival que se había convertido, apenas sin darse cuenta, en proclamación de la libertad de expresión.
Me atrevería a decir que no se dejaron apenas ningún tema fuera, pues tras “Vasos vacíos”, “Hay un fuego”, “Gasoline” e “Himno nacional”, fueron dejando para el final las grandes muestras de su talento musical, y no pudieron ser otras que “Los lobos”, “PRMVR”, “1932” y por supuesto, “Héroes del sábado”, que desembocaron en cada vez más bailes y coros por parte del respetable, entregadísimo y muy numeroso. “Mañana voy a Burgos” fue el hasta luego, el hasta la próxima, culminado por un temazo pinchado como es “Tubthumping” de Chumbawamba, para dejar bailando a la peña mientras recogían.
La M.O.D.A.
A los californianos de Good Riddance se les adjudicó la decisión de haberles dejado en el escenario secundario entre las dos bandas nacionales que iban a protagonizar el día, y que pese a que estos cuatro americanos de punk en pecho se les podría haber quedado perfectamente cedido el escenario grande, tuvimos que conformarnos con disfrutarles en formato reducido.
Con temazos que no se quedaron fuera, como “Weight of the world”, la voz de Russ Rankin nos podía haber sonado un poco más limpia y nítida, pero al menos pudimos presenciar alguno de los incisos que hizo para agradecer la posibilidad de poder estar allí. Y aunque se nos hizo breve, el motivo de peso de este jueves gijonense estaba a punto de llegar.
Good Riddance
Si las entradas de día estaban agotadas, era por ellos. Asturianos, punkys, de sobra conocidos, y de gira de despedida. No hacen falta más motivos para justificar por qué Desakato habían sido escogidos como los cabezas de cartel de la primera jornada del Tsunami. Una lona blanca con su nombre en negro cubría el escenario, generando expectación de cara a cuándo se desprendería para dejarnos ver a los de Llanera, y fue con “Columnas de humo” con lo que cayó sobre las tablas, dando comienzo al bombazo. Lo que me sorprendió mucho fue que la siguiente entrada del set list fuera “Cuando salga el sol”, pues se ha utilizado en muchísimas ocasiones como cierre y clímax del espectáculo.
También nos había quedado muy claro, en base a la actividad en redes sociales de los días previos, que este concierto iba a ser muy reivindicativo, y no sólo un medio de acercar a los seguidores el que puede que sea el adiós. Se iba a tratar de una ceremonia en la que recordar que somos libres, que no pueden cortarnos los derechos, y que quien lo intente, se encontrará con un muro alto de frenado, en forma de actitud, ideología y mentalidad. Por ello, volvimos a presenciar la bandera de Oficialida ondeando mientras era sostenida por todos los miembros de la banda, así como una lona antifascista, que vino acompañada por un tema inédito en sus directos, “Hijo de puta”, que data del 2020 y que no pudo ser más idóneo en aquel momento.
Desakato
El set list fue avanzando, desde “Nueva religión”, “Tiempo de cobardes”, “Contra la pared” u “Octubres rotos”, para ir dejando paso a unos momentos más cercanos, de recogimiento y de reencuentro, pues Falu fue uno de los primeros invitados en acudir al escenario, cantando en asturiano el tema “Con el viento de cara”. Más adelante, sería el turno de Carlinos y Luis en el tema “Salvajes”, para añadir unos toques tranquilos, pausados y calmados al directo. Pero eso fue solo unos instantes, pues poco después, volvió a desatarse la energía enfurecida y desbocada, con un buen repaso a “Estigma”, “Batalla final”, “Ritual” o un clásico de las giras de sus últimos años, que nunca falta, como es “Heridas abiertas”.
El directo iba a ser largo, de casi dos horas, por lo que Pepo no utilizó tanto los guturales como en los mejores años de sus cuerdas vocales, ni tampoco protagonizó tantos crowd surfing o saltos en plancha hacia el público, como nos hubiera gustado ver. En el último tramo de esta despedida (veremos dentro de unos años si vuelven, o si realmente es definitivo), “Trompetes De Xericó”, “Animales hambrientos”, “La cura” y “Cada vez” (con David de Mala Reputación colaborando en el tema) fueron llenando el set list cada vez más, y para no dejar de enarbolar la pancarta de Oficialida, “Los mineros” fue el tema escogido para acompañarla. Como punto final, y como subidón de cierre, quedó “Pánico en Frankfurt”, cuya cortina puso el stop a su bolo, a las 01:35, quince minutos tarde respecto a la hora programada.
Quizás los asturianos jugaron de más con el favor de su público y se tomaron las licencias de alargarse por encima del tiempo concedido, y eso fue algo que sin duda repercutió en Def Con Dos, cuyo concierto apenas pudimos ver porque el desgaste de energía ya hacía mella en nuestros depósitos. Mañana seguimos, mañana más.