El 1 de marzo, el día de elecciones vascas, nos acercamos a la sala Jam (Bergara) con un claro objetivo, el corroborar las buenas críticas que habíamos leído y escuchado de los suecos Deathstars, quienes cerraban en Euskadi la gira española de presentación de su nuevo disco “Night Electric Night”.

Pero desafortunadamente, el espectáculo que pude presenciar, no me impresiono en absoluto, más bien me dejo totalmente insatisfecho e indiferente, llevándome un verdadero chasco. Eso no quiere decir que los músicos estuvieran mal, maneras ya le echaron, pero en mi opinión cumplieron por puro trámite, casi por obligación y se dejaron llevar por el ambiente frío reinante, y es que los domingos es lo que tienen.

A todo esto, como toque de mal gusto, hay que añadir la falta de respeto de los músicos ante el fiel público vasco, que no fueron capaces siquiera de despedirse. No vamos a decir que tocasen mucho, ni que eso nos disgustó bastante, pero el hecho de marcharse, sin un gracias o un mísero adiós, me parece una actitud incorrectísima y que deja mucho que desear.

Dejando de un lado estas críticas subjetivas, la noche en su conjunto fue bastante satisfactoria. Tuve la ocasión de volver a disfrutar con la propuesta musical de los vizcaínos Waldheim, que tras muchos meses sin tocar, volvieron a pisar un escenario de manera ocasional, gracias a la ayuda de un amigo que les echo un cable, ya que aún tienen sin cubrir la vacante de batería. Además pude descubrir el talento de unos para mí desconocidos Sonic Sindycate, los auténticos triunfadores de la noche.

Con un retraso en la apertura de puertas y con una asistencia bastante pobre, ciento y pico personas, daba comienzo la velada con el Death Metal progresivo de los bilbaínos Waldheim, que en apenas media hora mostraron una destreza y solidez envidiable, acompañada de una espectacular puesta en escena.

El combo salió a hacerlo lo mejor posible y a pesar de contar con algunos problemillas de sonido, estuvieron acertados y sembrados, convenciendo con elegancia en su acertada ejecución de los temas, serenidad y ganas de darse a conocer.

Las cualidades de estos músicos son asombrosas, Fitti posee unos registros vocales alucinantes que se complementan a la perfección con las de su compañera Mina, mucho más angelicales y melódicas. Esto sumado al talento de sus dos guitarristas Sword y D.Hole, quienes con una facilidad impresionante dotan de mayor contundencia a su música y una Jessica, alma salvaje e inquieta sobre un escenario y excelente dominadora de los teclados dan como resultado una banda con mucha personalidad y un directo demoledor.

Sin poder explayarse demasiado en las presentaciones de los temas, ya que el tiempo apremiaba, se pudo contemplar un estupendo lucimiento de los protagonistas, siendo pleno en temas como “We Will Fall Together”, ambientes salvajes y celestiales y “Fight Against Time” con la que se despidieron agradeciendo que había sido un auténtico placer. Una excelente actuación que nos hizo gozar como muy pocos grupos lo consiguen.

Era la segunda vez que los suecos Sonic Syndicate pisaban Euskadi, la primera en Octubre del año pasado en la Sala Rock Star (Barakaldo) junto a Gojira e In Flames, por lo que jugaban con una clara ventaja, más o menos conocían la manera de comportarse del público vasco y como poderle impresionar.

Con una propuesta mucho más metalera, en una onda a Bullet For My Valentine, distando bastante de la de los cabezas de cartel Deathstars. Nos fueron sorprendiendo y asombrando gracias a una correctísima actitud y en base a estupendas dosis de genialidad y entusiasmo, lo que conllevo a que su actuación se nos pasara en un santiamen.

Destacar el gran papel desarrollado por sus dos vocalistas que dejaron muestras de su perfecta sincronización y ser verdaderos maestros en su género, sabiendo con astucia como transmitir su energía al público. Lo peculiar, quizás, de esta banda sea que la integran tres hermanos, Richard (Voz), Roger (Guitarra) y Robin (Guitarra) y una bajista guapísima, Karin Axelsson que fue el foco de todas las miradas, sin duda alguna, del sector masculino.

Tras un comienzo lleno de incertidumbre por la mayoría de los asistentes debido principalmente a que era una banda bastante desconocida, rápidamente esas tornas comenzaron a cambiar, hasta el punto de acabar involucrándonos por completo en su show, pidiéndoles finalmente que salieran a tocar alguna más. Los músicos con absoluta pasión y un repertorio de lo más cañero, tocaron entre otras “Encaged”, “Denied”, “Preluda”, “Psychic” y “Blue Eyed Fiend” encararon rápidamente su actuación, llamando la atención la solidez y firmeza que fueron mostrando y el sonido tan limpio con el que discurrieron los temas. Tales cualidades y maneras obtuvieron una merecida ovación del público.

Bastante tiempo tuvimos que esperar para que los Deathstars tomaran el escenario, un hecho que volvió a enfriar el ambiente y que no cambió en absoluto hasta el final de la noche.

Una lástima, pero los suecos no supieron como caldear el ambiente, ni ofrecer un espectáculo digno de ser elogiado. Además el desenlace final dejo un mal sabor de boca a los allí asistentes y es que el grupo ni se despidió, ni salio a tocar bises, circunstancia que demuestra la poca química que hubo en ambos sentidos.

A mi personalmente su actuación me resultó bastante pobre y pasó desapercibida, no me llenó en absoluto. Observé a unos músicos más preocupados por sus poses que en demostrar su talento con oficio.

Demasiadas cosas grabadas y un espectáculo bastante mediocre, unido a una actitud distante y fría con respecto al público. Pero no todo fue malo, también hubo momentos intensos en que sus ritmos apabullantes, una mezcla de Ramnstein y Murderdolls, ejecutados a la perfección, con originalidad y contundencia, dejaron muestras de ser merecedores de alabanza pero que en el cómputo global supo a poco.

El comienzo no fue malo, tras una puesta en escena acertada, en la que fueron apareciendo uno a uno con sus caras pintadas de blanco y sus típicos trajes góticos, con “Night Electric Night”, tema que da título a su última obra y en la que esa fusión del metal con el Gótico es patente, fantástica y acertada y a la que le acompañaron con unos movimientos milimetrados, arrancaron la actuación.

Premisas iniciales que hacían presagiar que veríamos un estupendo espectáculo sonoro y visual, pero con el paso del tiempo se fueron debilitando y aburriendo a más de uno.

Hicieron mas hincapié en trabajos anteriores, “Semi-Automatic”, “Tongues”…, y de su reciente trabajo interpretaron muy pocas, “Mark Of The Gun”, “Blood Stains Blondes”, hecho que me llamo bastante la atención.

Lo más destacable y con lo que me quedo de dicha actuación, es el dinamismo de su bajista Skinny Disco y los excelentes registros vocales de Whiplasher Bernadotte. Una noche desafortunada que no cumplió con las expectativas puestas en ella, espero que en la próxima visita nos ofrezcan mucho más.