El arranque del Festival de festivales o lo mismo que volver a mi casa que es como me hacen sentir esta organización de puto lujo, hay que alejarse de festivales en los cuales solo le interesa tu dinero a este se viene a gozar del principio al final, todo un placer poder volver y espero volver durante muchos años más lo prometo. |
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The Cloverhearts: Ska-punk- folk con acento australiano y alma festiva La tarde comenzó con The Cloverhearts, que llegaron desde Australia con más energía que un Ferrari. Su ska-punk-folk fue el aperitivo perfecto para abrir el festival: vientos potentes, guitarras saltarinas y una vocalista que no paró de moverse ni un segundo. Tocaron “You ’re Not My Friend” y “Green and Proud”, y el público, aún con la cerveza fría en mano, ya estaba bailando como si fuera medianoche. El sol brillaba, pero ellos trajeron el arcoíris al comienzo brutal de la tarde. |
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Bihotza: Punk con corazón vasco y puño en alto Después llegó Bihotza, y el ambiente se volvió más combativo. Con letras en euskera y castellano, esta banda no solo tocó: agitó conciencias. “Corona de espinas” y “Follaremos colocados” fueron coreadas con pasión, y el público se convirtió en una masa de brazos en alto. Fue el momento de recordar que el punk también es lucha, memoria y resistencia. Y sí, también hubo pogo. Porque el corazón late más fuerte cuando se salta. |
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Juantxo Skalari & La Rude Band: Ska clásico, actitud eterna Cuando Juantxo Skalari subió al escenario, el Tresparock se convirtió en una fiesta de ska con mensaje. Con su inseparable Rude Band, ofreció un repaso a décadas de himnos. “Rudi Not Dead”, “Solo vivir” y “La música es mi arma” fueron coreadas como si fueran parte del ADN del público. Juantxo no canta: convoca revoluciones bailables. Y entre saltos, abrazos y algún que otro brindis, dejó claro que el ska sigue siendo el ritmo de los que no se rinden. |
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Los Pelukeros del Punset: Ciencia, punk y surrealismo Y entonces… llegaron Los Pelukeros del Punset. ¿Cómo describirlos? Imagina que Einstein se une a Eskorbuto y deciden montar una banda en una nave espacial. Tocaron “La termodinámica del amor” y “Einstein tenía razón (pero no sabía bailar ska)”, y el público no sabía si reír, bailar o llamar a la física cuántica. Disfraces imposibles, letras delirantes y una puesta en escena que parecía sacada de una película de Terry Gilliam. El punk puede ser absurdo, y eso lo hace aún más necesario. |
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Koma: Metal-punk con alma de bulldozer La noche se volvió oscura y poderosa con Koma, que llegaron como una apisonadora sonora. “El marqués de Txorrapelada” y “Aquí huele como que han fumao” fueron gritos de guerra. El pogo se volvió salvaje, y hubo quien salió con la camiseta rota y el alma renovada. Koma no toca: devasta. Y el público lo agradeció con sudor, gritos y una entrega total. En definitiva en este festival Koma dio un bolazo que yo catalogo como el mejor que he visto de la banda en años y es mucho decir, la gozaron banda y publico como nunca y eso se notó. |
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Catalina Grande Piñón Pequeño: Psicodelia punk y teatro del absurdo ¿Una banda? ¿Una performance? ¿Una secta cósmica? Catalina Grande Piñón Pequeño ofreció un espectáculo inclasificable. Tocaron “La revolución de los insectos” y “Piñón cósmico”, mientras aparecían en escena con disfraces de crustáceos, recitaban poesía intergaláctica y lanzaban confeti biodegradable. El público, entre la risa y el desconcierto, se dejó llevar. Fue como entrar en un universo paralelo donde el punk es arte contemporáneo. Y sí, nos encantó. Yo todavía no paro de reírme cada vez que me acuerdo de este bolo, la primera vez que los veía y salí encantado de haber podido asistir. |
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¡Oi! Se Arma: Cierre con puño en alto y alma de barrio Para cerrar la jornada, Los canarios ¡Oi! Se Arma subieron al escenario con la fuerza de mil manifestaciones. “Barrio obrero”, “Ni un paso atrás” y “La calle es nuestra” fueron himnos coreados con rabia y orgullo. El público se convirtió en una sola voz, y el Tresparock cerró el viernes con una ovación que parecía un terremoto. El Oi! no es solo música: es identidad, es comunidad, es fuego. Que terminaron con la locura de todos los asistentes que ya llenaban la plaza Ricardo Nogal que al acabar mañana quedara esperando al siguiente Tresparock 2026. |
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Conclusión: El viernes que encendió la mecha El viernes del Tresparock 2025 fue una montaña rusa emocional y sonora. Desde el ska festivo hasta el punk surrealista, pasando por el metal demoledor y el Oi! combativo, Trespaderne vivió una jornada que no fue solo música: fue una declaración de principios. Y lo mejor… es que aún quedaban dos días más. A un servidor solo le queda agradecer a cada uno de los fotógrafos que se juntaron allí , a toda la organización y gente que colabore en el mismo y a todos los asistentes que hacen que esto siga a delante hay que venir y probar en tus carnes de lo que estoy hablando emocionado y contento de poder ser uno de los privilegiados en venir al Tresparock. Me dirijo a mi lugar de descanso en Oña , El rincón del convento el cual me ha tratado estos últimos años también de pm y lo recomiendo, sitio acogedor y tranquilo no muy lejos de Trespaderne. |
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