Después de la intensidad del día anterior, la idea para el viernes era intentar tomarlo de la forma más tranquila posible. Y en realidad los propósitos eran buenos, pero a veces la vida hace sus propios planes.
La primera parada correspondía en el escenario 2 para ver la actuación de la cantante y compositora Natalia Lacunza, que nos despertaba especial interés pues hasta ahora no habíamos tenido oportunidad de verla defender su trabajo en directo.
Pasaban unos minutos de las seis de la tarde cuando la autora de “Nana Triste” (que va camino de los cien millones de reproducciones en Spotify) se presentaba ante su público sin más compañía que un guitarrista y una teclista y sin más armas que su voz. Un esquema sobrio, sencillo y elegante que permitía disfrutar de su música sin distracciones, sin artificio.
Una música suave y melodiosa sobre la que canta una voz dulce que parece querer abrazarte después de un mal día y que aborda unas temáticas universales en las que todos podríamos vernos, en mayor o menor medida, reflejados o identificados.
En poco más de cuarenta minutos, la cantante pamplonesa cautivó y emocionó a partes iguales, dejando sin duda un muy bonito recuerdo en el corazón de los presentes y engrosando un poco más, si cabe, su lista de adeptos.
Natalia Lacunza
De aquí, corriendo al escenario principal -pues si hubiéramos de “quejarnos” de algo sería de la distancia entre escenarios, aunque resulta del todo necesaria desde un punto de vista técnico- donde estaba programada la actuación de Benson Boone.
El cantante, de todavía corta pero asombrosa trayectoria, llegó dispuesto a conquistar Madrid tanto a través de sus canciones como de su impresionante puesta en escena, que incluye un derroche atroz de energía y saltos imposibles.
“Sorry I´m Here for Someone Else”, canción que abre el disco American Heart (2025) fue la elegida para iniciar un concierto en el que no hubo un solo segundo de respiro y que mantuvo arriba al público durante todo el espectáculo.
Benson Boone
El que se hiciera famoso en Tik Tok acumulando algo más de siete millones de seguidores nos desafió a una suerte de duelo a muerte en la que sólo podía haber un vencedor. Desafío que fue aceptado por el público presentando una feroz batalla, canción a canción, desde “Slow it Down” hasta “Take me Home” pasando por canciones más tranquilas, como “In the Stars”
Finalmente, y tras terminar el concierto con “Cry” y “Beautiful things” se declaró empate técnico entre ambas partes, por lo que queda pendiente una revancha que esperamos que sea cuanto antes.
Benson Boone
El resto de la jornada la desarrollamos en el escenario 3, donde pudimos ver en primer lugar a Alcalá Norte, formación madrileña que está experimentando un ascenso meteórico en su todavía corta carrera y demostrando desenvolverse a la perfección en el entorno festivalero.
Lo primero que llamó la atención al llegar al foso fue ver allí dentro al cantante de la banda vestido de ciclista conversando con unos espectadores que estaban en primera fila, transmitiendo una naturalidad y una cercanía no todo lo habitual que nos gustaría a muchos.
Alcalá Norte
El baterista Jaime Barbosa, bota de vino en mano, fue el encargado de dar por iniciado el concierto a través de una breve pero directa intervención tras la que pudimos gozar de un espectáculo de post punk con fuertes tintes de pop que nos trasladó a principios de los 90 a través de unas letras en ocasiones tenebrosas y en ocasiones hilarantes que parecen estar escritas por una mano casi tan atormentada como la mente de quien elige las indumentarias.
Canciones que poco a poco se han ido instalando en nuestras mentes, como “Dr Kozhev”, que fue la elegida para abrir, pasando por “420N”, “La Sangre del Pobre”, “La Calle Elfo” o “Los Chavales”, terminando con “La Vida Cañón”. Sea como fuere, los de Ciudad Lineal no gustan, encantan. Y lo hacen por sus canciones pero, sobre todo, lo hacen por su muy característica puesta en escena y su actitud. Esa actitud que les ha permitido conectar tan rápido y tan bien con un público tan extenso, hasta el punto de que podríamos atrevernos a afirmar que no están creando séquito, están creando iglesia.
Prueba de ello no es sólo la entrega incondicional de sus seguidores locales, sino también la gran cantidad de público extranjero que, aun no teniendo ni idea de lo que iban a ver, no se perdieron ni una sola de las canciones del show.
Alcalá Norte
Y ya que la cosa va de irreverentes y que hemos pillado buen sitio en este escenario ¿por qué no quedarnos a ver qué tienen para ofrecernos los británicos Kaiser Chiefs?
Esta formación, que navega entre el new wave y el punk setentero, y que puede presumir de haber prestado música a varios videojuegos de éxito, comenzó su concierto a ritmo de “Na Na Na Naa” y “Everyday I Love You Less and Less”, canciones que ya permiten hacerse una idea de la gran carga cómica de sus letras.
Kaiser Chiefs
A los poco minutos, el público estaba ya completamente encendido y cantando las canciones junto con Ricky Wilson, y por si alguien no se las sabía, incluyeron hacia la mitad del concierto una histriónica versión de “Blitzkrieg Bop” de Ramones; a la que siguieron los temas más conocidos del quinteto de Leeds, como son “Never Miss a Beat”, “I Predict a Riot” o “Reasons to Stay Alive”, terminando con “Take my Temperature” y “Oh My God” y dejando en todos los allí presentes una sonrisa que tardaría días en disiparse.
Dentro de todas las opciones que había para cerrar el viernes, nos decantamos por Foster the People, conjunto procedente de Los Ángeles que también presentaba rasgos del new wave y del indie, pero con un fuerte toque de psicodelia, lo que los convertía en todo un espectáculo ya fuera a nivel visual o auditivo.
Kaiser Chiefs
El multiinstrumentista Mark Foster, escoltado por Isom Innis y acompañado por los excepcionales músicos que completaban “el reparto” ocuparon sin vacilar sus respectivas posiciones en el escenario, empezando el concierto con “Feed Me”, a la que siguieron “Lost in Space” y “Helena Beat”, durante las que tiramos las últimas fotos de la jornada y ya sólo nos quedaba disfrutar del resto del show perdidos entre el público cerveza en mano.
“Call it What You Want” y “Miss You” marcaron el ecuador del concierto y el inicio de una recta final en la que tanto artistas como público elevaron notablemente el nivel de intensidad creándose una atmósfera casi mágica a través de la cual nos transportaron temazos como “Lotus Eater” o “Sit Next To Me” para terminar con “Pumped Up Kicks”, dejándonos con la duda de si volvernos a casa o quedarnos a vivir para siempre en ese momento.