COLABORACIONES
 Crónica
 
RockLand Art Fest 2025: Iggy Pop + Morgan + The Flying Rebollos + Kira Mac...
  19/07/2025     
  Mario Luis     
  Mario Luis
  Pistas de Atletismo, Santo Domingo de la Calzada, La Rioja
  
www.insonoro.com

La jornada del sábado se inició con un vermut rockero a cargo de Linaje en un templete del centro de Santo Domingo de la Calzada. Este concierto, aún perteneciendo a la programación del festival, se ofrecía de manera gratuita a toda persona que quisiera empezar el día disfrutando de buena música al aire libre.

En torno a las 13:30, los cinco jóvenes componentes de la formación nacida en Berriozar en 2022 empezaron su actuación dando las buenas noches mientras sonaban los primeros acordes de “Ay, Morena mía”, a la que siguió “Desataron a los perros”, canción que da título al primer y hasta ahora único trabajo de larga duración del grupo. Y decimos “hasta ahora” porque, después de bromear ácidamente con la edad de su público (aquí hay más ojos que dientes) Aarón anunció la próxima publicación de su nuevo trabajo, del que ofreció una canción como avance.

Tras un instante de intervención técnica por la rotura de una cuerda de la guitarra de Cuiri, pudimos escuchar “Querida libertad”, canción que su intérprete asegura habérsela robado a AC/DC y haberla adaptado al castellano, grabándola con la colaboración de Albertucho para el disco.

  
Linaje
 

Momento entonces de un pequeño homenaje a La Vela Puerca, seguido de “A Remojo” (primer single del álbum debut) y llamada al primer invitado de la mañana: Sergio, de Terral, quien cantó a dúo con Aarón una muy sentida versión del “Malas Noticias” de Los Suaves. A continuación, versión acústica de “La Luna Me Sabe a Poco”, con mención específica a Alén Ayerdi, que se encontraba entre el público; y segunda colaboración de la mañana a cargo de Rucho, cantante de Rienda Suelta, quien puso su voz para interpretar el clásico “No Hay Tregua”, de Barricada.

Una vez terminado el bloque acústico, los instrumentistas del grupo, que habían bajado momentáneamente del templete, retomaron su posición en el “escenario” y, antes de continuar, le dedicaron el concierto a Álex “El Rubio” recientemente fallecido.

Para terminar, fuimos testigos de un duelo de percusión entre el cajón y la batería cuyo vencedor ya os podéis imaginar, y finalizamos el concierto con “A la Luna le Sobran Canciones” y “Chatarra y Laurel”; tras los cuales la banda, que tenía otras tres actuaciones programadas en las siguientes 48 horas, fue despedida con una fuerte y prolongada ovación de un público que cada vez va siendo más suyo por derecho propio.

  
Linaje
 

Minutos antes de las 18:00 retomamos la actividad en el escenario principal del recinto para presenciar la actuación de los riojanos Tobogán, que a pesar de la hora y del calor, congregaron a un importante número de seguidores. Este grupo, al que pudimos ver en 2023 en la Sala Independance de Madrid, se ha ido ganando su hueco en la escena a fuerza de un trabajo constante de creación de un rock sincero, frenético y visceral -que lo es más aún sobre los escenarios-; un rock que parece arrancarte el corazón y mostrártelo mientras aún late, como el hechicero del templo maldito, y en el que pueden percibirse sutiles y variadas influencias de grandes artistas del siglo XX.

Empezamos el concierto con “Vuelve a Llamarnos”, primer corte del LP Mamá Tiene una Pistola (2021) que sirve perfectamente como muestra, pues presenta unas bases rítmicas contundentes y certeras en las que bajo y batería parecen entenderse a la perfección, unas melodías incisas y rápidas; y una voz desgarradora que canta unas letras desenfadadas que en algún momento pueden parecer producto de un extraño viaje.

  
Tobogán
 

Seguimos con “Balas de Plata”, del EP Regreso al Rock Químicamente Puro (2018) y de ahí pasamos al último lanzamiento de la formación, “Nadie Contesta” publicado en 2024. No han pasado todavía quince minutos de concierto y ya se ha creado una conexión inquebrantable entre músicos y público.

Entre “Barato” y “Medicando Costumbre”, Dani aprovechó para agradecer a los presentes que estuvieran desde tan pronto y subrayó la importancia de la presencia de bandas locales en los festivales. En este momento empezaron a despedirse, pero aún quedaba tiempo para “Alta Fidelidad”, canción con infinitas referencias al mundo del cine; y para “Mamá Tiene Una Pistola”, canción durante la cual el citado vocalista bajó al público a lanzar un claro y directo mensaje en contra del genocidio que sufre Palestina, a favor de la diversidad cultural y a favor de la diversidad sexual; señalando que el fascismo no tiene cabida en el rock y que bajo ningún concepto se debe permitir que se adueñe de estos espacios.

Tras un último baile, un estallido de aplausos y un hasta pronto que deseamos de verdad que sea pronto.

  
Tobogán
 

Debido a la caída del cartel de los británicos Deadletter, los horarios y las distribuciones sufrieron un pequeño cambio, así que en el escenario 2 correspondía entonces la actuación de Kokein, banda formada en Eibar hacia 1999 y que se encuentra actualmente presentando su octavo trabajo Bidea da Helmuga.

La propuesta de esta formación resulta tan difícil de etiquetar (curioseando en internet hay quien los cataloga como pop, pero presentan un marcado carácter rockero) como fácil de disfrutar, o al menos ésa era la sensación que se tenía desde el foso pues, sintiéndolo mucho por los de Yorkshire, allí todo el mundo parecía estar más que contento con el cambio.

El hecho de no conocer a la banda previamente y de no manejar bien el euskera, nos supone inevitablemente una complicación a la hora de narrar su actuación pero, por otra parte, si siempre hemos sostenido que en cada festival estamos destinados a hacer, al menos, un descubrimiento propio, éste sería el nuestro, por lo que animamos encarecidamente a estar pendiente de su agenda de conciertos y no perder la oportunidad de presenciar su directo.

  
Kokein
 

Turno para The Flying Rebollos, la ya clásica banda de Portugalete que desarrolló su actividad entre 1990 y 1998, contando con dos trabajos de larga duración en su discografía.

“Verano de Perros” fue el tema elegido para abrir un concierto en el que casi todos los asistentes peinaban ya alguna que otra cana, pero que no habían perdido la pasión por ese rock rápido, frenético y descarado de los benditos años noventa. Un rock con letras basadas en lo cotidiano de la gente de a pie, que trataba de juergas, trabajo, poca perspectiva de futuro y muchas ganas de vivir, como reflejan perfectamente canciones como “Una noche divertida” o “Cuatro Acordes”.

  
The Flying Rebollos
 

Por un rato, The Flying Rebollos nos devolvieron a una época donde todo era distinto, donde lo teníamos todo por delante y pensábamos que el mundo nos pertenecía… hasta que la vida adulta nos dio un pequeño hostiazo de realidad. Pero mientras duró la actuación, mientras sonaban “En el Bar” o “Ajuste de Cuentas” no existían las responsabilidades, las deudas, los problemas laborales o la insatisfacción con la vida en general. Sólo importaba el aquí y el ahora, y del resto nos preocuparíamos al día siguiente.

Resulta increíble que una banda que ha pasado tantísimo tiempo apartada de los escenarios sea todavía capaz de desatar toda esta serie de emociones, como quien se encuentra con una ex pareja diez años después y ve que aún le late algo sin ser capaz de explicarlo.

Finalmente, “Candela” fue la canción con la que se despidieron, dejando a su público con una extraña sensación entre la euforia y la nostalgia, y con el deseo irrefrenable de verles de nuevo cuanto antes.

  
The Flying Rebollos
 

Una vez recuperados, avituallados, supervitaminados y mineralizados, lo siguiente que teníamos en la hoja de ruta eran los madrileños Morgan, que además han publicado un nuevo trabajo recientemente.

La banda que, en palabras de Nina, “hace canciones y les gusta tocar”, se presentaba ante sus seguidores con su último LP Hotel Morgan recién editado bajo el brazo y la ilusión de un niño que quiere compartir un juguete con sus amigos. Así que, muy cuidadosamente, eligieron cuatro canciones de entre los once cortes del nuevo disco y los fueron desenvolviendo y mostrando ante un público que observaba y escuchaba -en un primer momento- mudo y absorto, como en el poema de Bécquer.

“El Jimador” fue el tema que abrió el show, y el cambio de ritmo que experimenta hacia la mitad de la canción fue el responsable de que los asistentes se soltasen un poco y empezaran a bailar según ordenaban las baquetas de Ekain Elorza y la cautivadora voz de Nina.

“Cruel”, “Error 406” y “Pyra” completaron el bloque de canciones nuevas, durante el que todavía una parte del público se mostraba ligeramente tímido, como quien va a clase sin haber hecho los deberes y se encomienda a alguna deidad para que no le pregunten; pero en cuanto sonó “Paranoid Fall”, del disco The River and the Stone (2021) esa timidez se tornó en entrega total y absoluta hacia los músicos que regentaban el escenario.

  
Morgan
 

A partir de aquí, personalmente considero que con muy buen criterio, la banda tiró de un repertorio que ha demostrado de sobra funcionar muy bien en directo. Y digo lo del buen criterio pues, quizá a diferencia del público de salas, el público de festivales necesita imperiosamente canciones que hayan escuchado y cantado varias veces. Y esto Morgan lo sabe.

Canciones como “River” o la estremecedora “Sargento de Hierro” fueron acercándonos a un final que se cerró con la salida habitual (“Another road”/Good times/Rapper´s Delight) obteniendo el resultado habitual, que fue una interminable ovación y el deseo de detener por siempre el momento para que nunca se bajasen del escenario.

Morgan posiblemente se encuentre en su mejor momento, y eso se nota tanto en el disco como en el directo, del que todavía tenéis 23 oportunidades (confirmadas) de disfrutar en distintas ciudades durante los próximos meses.

  
Morgan
 

A estas horas estaba ya a punto de empezar el combate de fondo, de la mano del incombustible Iggy Pop, que parecía venir con ganas de sacarse la espina de los contratiempos que había sufrido su actuación la semana anterior en el Mad Cool debido a problemas con el suministro eléctrico.

Arrancamos fuerte a ritmo de “T.V.” Eye, de The Stooges para continuar con “Raw Power” y “I Got a Right”. Desde los laterales del escenario resultaba cuanto menos sorprendente ver a un hombre de 78 años, que además ha pasado las calamidades físicas que ha pasado, moverse por el escenario y derrochar energía y magnetismo con más y mejor actitud que muchos de 40.

El repertorio parecía estar diseñado para poner a prueba el estado de forma y el nivel de compromiso del público, pues apenas daba un respiro ni permitía bajar la intensidad. Clásicos como “The Passenger”, “Lust for Life” o esa explícita declaración de intenciones que es “I Wanna Be Your Dog” mantuvieron a los presentes dando el máximo de sí mismos en todo momento.

  
Iggy Pop
 

Llegados a este punto, las vidas de muchos de nosotros estaban ya amortizadas y, si hubiera caído un meteorito, hubiéramos muerto con la satisfacción de una existencia plena; así que todo lo que quedaba por llegar hubiera sido una suerte de bonus track, un bonus track compuesto por himnos como ”Search and Destroy”, “Nightclubbing” o una versión del “Real Wild Child”, de The Dee Jays, para terminar con “Funtime”.

¿Habéis tenido alguna vez la sensación de que digáis lo que digáis os vais a quedar cortos? Pues es más o menos lo que se siente cuando intentas explicar un concierto de Iggy a alguien que no estuvo ahí. Nunca llegas a hacerle justicia por mucho que lo intentes, de la misma manera que nunca podré agradecer lo suficiente ni a este medio ni a la organización del festival la oportunidad de retratar y de escribir sobre una leyenda viva del rock.

  
Iggy Pop
 

Unos párrafos más arriba hablábamos de la “obligatoriedad” de descubrir al menos un artista en cada festival; y en este caso tuvimos el privilegio de descubrir dos, pues no contentos con la muy agradable sorpresa que nos había causado Kokein, nos encontramos con que el potentísimo directo de Kira Mac nos dejó con cara de dibujo animado de los 60.

Esta formación nos propone un rock de la vieja escuela, pero con un toque de hardcore punk que le da un carácter que raya en lo salvaje, sobre todo cuando por encima de una base rítmica que termina gobernando el corazón de quien se halla dentro de su onda expansiva y de una guitarra que se clava en el cerebro como una lanza, suena una voz que por su profundidad, dulzura y visceralidad podría militar perfectamente en una banda de soul. De esta manera, Kira Mac posee los ingredientes perfectos y en su justa proporción para constituir un salvaje explosivo a falta sólo de un detonante. Y este detonante es su muy característica actitud.

Era la primera visita a España de una banda que hasta la fecha tiene un único disco (Chaos is Calling, 2022) pero no tardaron ni diez minutos en conquistar al público que iba abarrotando el escenario dos del recinto atraído por unas melodías que enganchan y atrapan a quien las escucha.

Al contar con un único LP el repertorio no admitía demasiadas sorpresas, pero nos dijeron que el segundo está a puntito de salir, y que tienen la firme intención de presentarlo tanto en Barcelona como en Madrid. No cabe duda de que les estaremos esperando.

  
Kira Mac
 

Para terminar la jornada, volvimos de nuevo al escenario principal donde estaba programada la actuación de Wolfmother como cierre de jornada. Se trata de un grupo australiano de Hard Rock que incorpora elementos del Stoner y la Psicodelia, con perceptibles influencias de artistas como Led Zeppelin o The White Stripes; aunque sinceramente diré que la persona que me vino a la mente cuando sonaba la primera canción fue Jimmy Hendrix.

Y así pasamos la última hora y pico del segundo día de festival, dejándonos envolver por unos ritmos aparentemente sencillos, pero muy efectivos, una guitarra vibrante y una inconfundible voz que articula letras que, sin saberlo, ya habíamos escuchado en varios capítulos de series de televisión y conocidísimos videojuegos. Dadas las circunstancias, no pudimos hacer un seguimiento muy exhaustivo de las canciones que componían el repertorio, pero nos dijo un informador “anónimo” que, principalmente, se habían clavado el primer disco así, sin anestesia y que habían añadido las piezas más representativas de los restantes.

Por último, y a modo de cierre, reseñar que el vocalista Andrew Stockdale comunicó al público que ese mismo día era su cumpleaños y que estaba contentísimo de volver a cumplir 29… a lo que el público reaccionó con una risa generalizada y un intento no muy exitoso de cantarle el cumpleaños feliz; pero, como decía el personaje de Galbarriatu en “Tiempo Después”: ahí queda eso, y con eso me quedo.

  
Wolfmother
  
 
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