Empezamos la tercera y última jornada de festival en una calle céntrica de Santo Domingo de la Calzada en la que se agolpaban varios cientos de valientes guerrerxs que habían venido con la firme intención de darlo todo, aunque en muchxs se reflejaba ya el cansancio y a alguno le costaba incluso mantener la verticalidad. Los encargados de oficiar el vermut rockero del domingo eran los nazarenos Rienda Suelta, power trío nacido en pandemia que no ha dejado de crecer y ganar adeptos desde entonces a base de ofrecer un rock sencillo, pero muy pegadizo que, de alguna manera, recuerda a aquellas interminables noches de finales de los noventa. Durante algo más de una hora llenaron de música y buen rollo el centro de la localidad riojana, repasando lo más sonado de su (todavía corta) discografía, como “Turulo”, “Extranjero” o “La Madre que te Parió”; mostrando así un fuerte compromiso social y político más allá de aspectos estrictamente lúdicos. La respuesta del público fue del todo satisfactoria, recogiendo el guante lanzado por la banda y gozando visiblemente tanto las canciones como los versos que Rucho recitaba con pasión. Finalmente, tras un pequeño y aclamado bis, terminamos el concierto como lo empezamos y nos despedimos hasta la próxima de una banda que estamos seguros de que volveremos a ver varias veces a corto plazo; o, al menos, eso esperamos. |
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El turno de tarde lo abrió otro power trío, en esta ocasión formado por mujeres procedentes de Nottingham que recibía el nombre de Girlband! (exclamación incluida) y que visitaba España (y no entendimos muy bien si incluso el continente) por primera vez. El concierto empezó con un retraso importante por, al parecer, algún tipo de problema con el sonido, que quizá no se solucionó del todo, pues daba la sensación de que la voz principal sonaba un tanto baja, aunque las líneas de bajo resultaban potentes y vibrantes. La propuesta de la formación consiste en una suerte de punk rock con ciertos tintes de pop del que resulta una música que atrapa y unas letras con las que muchas y muchos podríamos sentirnos identificadas o reflejadas, como en “Not like the Rest” o “Take me Down”. Al igual que hicieran Refused dos días antes, desplegaron una bandera palestina que dejaron atada al pie de micro como muestra de rechazo al genocidio que sufre su población. El retraso en el inicio de la actuación obligó a recortar una parte de la misma, que ya de por sí era breve según la programación original, pero lo que se perdió en duración se ganó en intensidad, haciendo que el público se entregase desde el principio hasta el final y despertando una fuerte ovación en el momento de despedirse. |
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Con un poco menos de retraso, pero todavía fuera de hora, los londinenses Warmduscher se desplegaron en el escenario 2 para acercarnos una música a medio camino entre el post punk y la electrónica, recordando un poco a esos sonidos de principios de los noventa. Esta banda, que se formó “por accidente” en una fiesta de fin de año allá por 2014 nos ofreció un repertorio perfectamente balanceado entre su material más reciente y sus composiciones más representativas de los últimos años. Pronto, todo el recinto, quisiera o no, se encontraba bailando al ritmo que imponían los anfitriones y al que resultaba imposible resistirse, debido también en gran parte a la actitud de los mismos, en todo momento impecable. Para cuando quisimos darnos cuenta, estábamos rodeados de gente sonriente y entusiasmada que parecían estar disfrutando como niños de una música que, de seguro, muchos de ellos no conocían anteriormente. Y así seguimos hasta el final de una actuación que no sólo no decepcionó, sino que sorprendió muy gratamente a propios y extraños que disfrutaban visiblemente del momento. |
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Por seguir hablando de sorpresas y seguir hablando de actitud, diremos que a continuación pudimos contemplar uno de los espectáculos más funkies jamás vistos oficiado por Xavier Dphrepaulezz, aka Fantastic Negrito, quien nos obsequió con un repertorio formado por diez increíbles cortes que iban desde el blues al rock clásico, cargados de desparpajo y que parecían compuestos especialmente para provocar una desinhibición colectiva. El que iniciara su carrera en 1993 de la mano del mánager Joe Ruffalo, no tardó en ganarse la simpatía, el cariño y la admiración de todos los que nos encontrábamos en el escenario dos del recinto en ese momento. Y lo hizo con lo que él mismo denomina “música de raíces negras para todo el mundo”, apoyada en una puesta en escena en la que estaba cuidado hasta el último detalle. |
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Para terminar la noche, aún nos quedaba el plato fuerte, si es que en este festival ha habido alguno que no lo fuese, que se trataba de los norteamericanos The Black Keys. Este concierto había levantado mucha expectación, entre otros motivos, porque se rumoreaba que al dúo formado por Dan Auerbach (voz y guitarra) y Patrick Carney (batería) empezaban a pesarle los años y habían perdido fuerza sobre los escenarios. Desconocemos por completo la procedencia de dichos rumores, pero estamos en disposición de afirmar que son completamente infundados y que los de Ohio parecen no haber perdido una sola gota de frescura y energía en sus 24 años de trayectoria. ¿Y para muestra, un botón? No. Para muestra, veinte. Veinte temas cuidadosamente seleccionados y deliciosamente interpretados que despejaron toda duda en cuanto al estado de forma de la banda, empezando por “Thickfreakness” perteneciente al álbum homónimo de 2003 y pasando por canciones convertidas ya en clásicos atemporales, como puedan ser “Wildchild”, “Next Girl” o “Weight of Love”, produciéndose así varios cambios de ritmo que mantuvieron al público alerta y activo en todo momento. “Little Black Submarines” y “Lonely Boy” pusieron fin a un concierto de algo más de hora y media que suponía el cierre perfecto para un festival en el que no todo salió bien, pero que perdurará durante años en la memoria de los que pasamos aquel fantástico fin de semana en la pista de atletismo de Santo Domingo de la Calzada. Esperamos volver en 2026. ¿Nos vemos allí? |
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