Carlos Santana en la Cantera de Nagüeles En un enclave natural de belleza salvaje, la antigua cantera de Nagüeles se convirtió en escenario de una velada inolvidable. El lugar, rodeado de piedra y naturaleza, ofreció un marco imponente y casi espiritual para recibir a Carlos Santana, leyenda viva de la música. Con lleno absoluto, miles de seguidores acudieron fieles a la cita para acompañar a un artista cuya trayectoria se extiende a lo largo de más de cinco décadas. El concierto comenzó con puntualidad. Una gran introducción visual y sonora, con un video de inspiración étnica, dio comienzo al show. Santana, que a lo largo de la noche se mantuvo mayormente sentado —reflejo de los años—, transmitió sin embargo una fuerza inmutable a través de su guitarra. Su sola presencia llenaba el escenario, con esa mezcla de calma y magnetismo que lo caracteriza. |
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La banda que lo acompañaba, músicos de altísimo nivel -algunos multi-instrumentistas-incluso algunos llevan acompañando al artista desde sus inicios, como es el caso de Michael Carabello a las congas. Otros destacados nombres son Cindy Blackman Santana —bateria y esposa del guitarrista, con una ejecución poderosa y elegante—, Andy Vargas en la voz principal, Karl Perazzo en la percusión, Benny Rietveld en el bajo, Paoli Mejías también en la percusión, David K. Mathews en los teclados, Ray Greene en coros y trompeta. A lo largo del espectáculo, Santana intercaló la música con discursos cargados de mensajes positivos. Habló de la importancia de la paz, del amor como fuerza transformadora y de la necesidad de mantener la esperanza en un mundo atravesado por dificultades. Uno de los momentos más íntimos llegó cuando pronunció la frase: “El amor es más poderoso que la estupidez”, en clara alusión a la situación actual del planeta. Ese instante de reflexión resonó profundamente entre el público, generando un silencio cargado de respeto antes de volver a estallar en aplausos. |
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El repertorio fue un auténtico viaje por su trayectoria. Clásicos como “Soul Sacrifice”, “Jingo”, “Samba pa ti” y “Oye Como Va” no podían faltar. Desues llegaron momentos de pura emoción con “María María”, “Yaleo” y “Corazón Espinado”, como canciones más recientes y comerciales, que pusieron a todo el auditorio de pie. Hubo hasta un estreno: “Me Retiro”, tema nuevo en colaboración con Grupo Frontera. El sonido fue impecable, con un equilibrio perfecto entre la guitarra inconfundible del maestro y la potencia rítmica de la banda. Cada solo de guitarra recordaba por qué Santana es uno de los grandes maestros del instrumento en la historia moderna. Al final de la noche, la sensación de haber vivido una experiencia única. Sí, el paso del tiempo se nota en Santana, que ya no tiene la movilidad ni la energía de sus primeros años. Pero su música sigue intacta, poderosa, capaz de emocionar y de unir a miles de personas bajo un mismo mensaje: el amor, la paz y la esperanza como fuerzas que nos trascienden. En la cantera de Nagüeles, rodeados de piedra y estrellas, la guitarra de Carlos Santana volvió a recordarnos que la música no solo se escucha: se siente, se comparte y nos acompaña siempre. |
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