Llegaba el último día del festival alicantino, con un cartel que prometía una vez más grandes emociones: los cabezas de cartel Powerwolf, Evil Invaders, Dark Angel o Angelus Apatrida. Siempre que se llega a la cuarta jornada del festival se mezclan sensaciones de cansancio, plenitud y nostalgia, pues se ve el final de una fecha marcada en todos los calendarios de sus asistentes. A la misma hora que los días previos, la banda belga de Speed Metal, Evil Invaders, subía al escenario Jesús de la Rosa para volver a demostrar al público alicantino la entrega absoluta de cada uno de sus miembros, pero, sobre todo, de sus enloquecidos vocalista, Jöe, y guitarrista, Max Mayhem, quienes parecían como endemoniados. El buen sabor de boca que dejaron el año pasado en el festival es el que ha hecho que pasen del escenario New Rock al escenario Jesús de la Rosa en la presente edición. El primero de lo demoledores temas sería “Feed Me Violence” del álbum del mismo nombre de 2017, para continuar con la ejecución brillante de “As Life Slowly Fades”, perteneciente al mismo trabajo. |
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Sobre la gran pantalla del escenario proyectaron el nombre de la banda sobre un fondo negro y para estar más arropados en el escenario colocaron dos cartelones a cada lado con parte de la ilustración de la portada de su último trabajo de estudio “Shattering Reflection” (2022), en la que destacaban entre cuchillas las iniciales de la banda. Los belgas encandilan por su entrega plena, buen sonido y por dejarse la piel sobre el escenario como harían con temas como “Broken Dreams In Isolation”, “In Deepest Black” y “Raising Hell”. A esa entrega y buen sonido habría que sumarle una estética muy metalera, con predominio del color negro y el cuero, que dejaba ver gran parte de su fisonomía atlética. Nos llamó especialmente la atención el chalequillo de cuero del vocalista, pues justo en la parte posterior de este llevaba una columna vertebral de huesos. Las palabras dirigidas al público fueron escuetas y de auténtico agradecimiento y debido al ritmo marcado por los belgas fue más que necesario refrescar al público con la pistola difusora de agua, pues desde muy pronto se formarían ‘pogos’ bastante intensos. Cerrarían su actuación en el Leyendas con “Die for Me” y “Sledgehammer Justice”. Una Banda auténtica que disfruta sobre el escenario y se dedica a tocar sin pérdidas de tiempo. Geniales. |
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A escasos 10 minutos de las 6 de la tarde, subía al escenario Adept, una formación procedente de Suecia y que venía dispuesta a subir la temperatura del Leyendas, no solo por la potencia de su Metalcore, sino por toda la pirotecnia que los acompañó durante todo el espectáculo. Robert Ljung, su vocalista, nos sorprendería con la contradictoria vestimenta que eligió, pues optó por unas calzonas cortas combinadas con una sudadera de manga larga, poco acorde a la climatología alicantina. Comenzaron con “Heaven” de su álbum “Blood Convenant” (2025) bajo la proyección de diferentes portadas de sus trabajos de estudio que fueron cambiando a lo largo del concierto y en las que siempre se imponía el nombre de la banda. La presencia de la pirotecnia nos sorprendió desde el inicio, pues a las llamaradas más habituales situadas en la parte delantera del escenario se sumaron a ambos lados de la batería. Tras un inicio que despertó a los más rezagados, seguirían con otros dos temas que confirmaban la brutalidad de su actuación: “Carry the Weight” de “Sleepless” (2016) y “Secrets” de “Silence the World” (2013). La formación sueca integrada por los guitarras, Gustav Lithammer y Kasper Larcombe-Tronstad, el bajista, Filip Brandelius, y el batería, Gabriel Hellmark, más el ya mencionado vocalista, no dejaron de sorprender con su puesta en escena y, en uno de los breves descansos de las llamaradas, lanzaron confetis de color rojo y observamos como uno de sus técnicos preparaba una nueva carga para más adelante. |
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Lo dieron todo sobre el escenario con otros temas como “Shark!, Shark!, Shark!” o “Grow Up, Peter Pan!” ambas de su primer trabajo “Another Year of Disaster” (2009), sin permitirse un solo descanso. Y de esta manera era inevitable que el público leyendero no respondiera y que algunos asistentes surfearan hasta llegar al foso. Robert, en una de sus breves pausas, pediría apoyo para la banda que actuaba a continuación Crystal Lake. Continuarían su actuación rodeados de llamaradas, cortinas de bengalas, confetis y, sobre todo, mucha mucha rabia. Con “At Least Give Me My Dreams Back, You Negligent Whore!” cerrarían su show, abandonando el escenario sin mediar palabra con el público y sin despedirse. |
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Con una intro en forma de alarma ante un ataque aéreo, se anunciaba el inicio del concierto de Crystal Lake, banda japonesa también de Metalcore, que venía a darle continuidad a los suecos de Adept. Los japoneses sorprendieron con una proyección en la pantalla de un cielo estrellado parpadeante que invitaba, contradictoriamente, a la calma con el nombre de la banda en letras blancas para dar paso a su aplastante repertorio. El primero de los temas fue “Mehipsto” que marcaría un ritmo vertiginoso muy difícil de llevar. Nos pareció sorprendente como el nuevo vocalista, John Robert Centorrino, único miembro no asiático, así como los guitarras, Yudai Miyamoto y Shinya Hori, y el bajista, Bitoku Sakamoto, podían recorrerse el escenario sin parar y con una ejecución instrumental tan brillante. “Hail to The Fire” de su álbum “Helix”(2018) sería una muestra más del machacante sonido de los asiáticos y de su frenética entrega. |
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El color predominante en la vestimenta de los miembros de la banda fue el negro, llamándonos la atención, una vez más, la indumentaria excesivamente cálida del vocalista con sudadera de manga larga, pantalón largo e, incluso, en el primero de los temas con gorra, capucha y gafas de sol, con los que parecía intentar ocultarse de la mirada de todos los presentes. Pronto, tras los primeros temas, se iría desprendiendo tanto de capucha, gorra y gafas, para volcar su voz gutural sobre el micrófono del Leyendas sin ningún tipo de obstáculo. Los dejamos con Gaku Taura aporreando la batería al ritmo atronador de “Watch Me Burn”, mientras que un pogo gigantesco y salvaje servía de diversión a una buena parte del público. |
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Tras la dosis de Metalcore de los Adept y Crystal Lake, nos dirigimos al escenario New Rock llamados por la curiosidad de ver a un grupo diferente como es el caso de los mexicanos Cemican. Se trata de una banda de Folk Metal, algo extremo, con una puesta en escena maravillosa, pues para empezar los miembros de la banda aparecen ataviados con vestimenta y pintura que se remontan a época prehispánica, es decir, a las auténticas y más genuinas raíces del país de México. Por redes sociales, habíamos vistos algunos vídeos de nuestros queridos Saurom, precisamente apoyando y recomendado el show que iban a ofrecer los Cemican en el Leyendas, pero, lamentablemente, nos encontramos con que el espectáculo de los mexicanos empezó con un retraso considerable, que nos impidió verlos más tiempo. |
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Comenzarían con la intro “Viaje astral del Quetzal de fuego” y durante la misma nos sentimos parte de un ritual azteca en el que la presencia del fuego la sentimos bien de cerca, temiendo incluso que pudiera prenderse parte del plumaje de las propias máscaras de los integrantes. La indumentaria y máscaras utilizadas por los miembros de la banda iba en consonancia con la simbología presente en el telón que aparecía de fondo en el escenario. El vocalista, Tecuhtli, también guitarra y otros instrumentos folks, lanzaría un grito a modo de saludo “Eh, guerreros”, al que seguiría “vamos a danzar por los guerreros de la muerte”, con el que daría paso al segundo de los temas “Itlach In Mictlantecuhtli” de su último álbum de estudio “In Ohtli Teoyohtica In Miquiztli” (2019). No nos dio tiempo a más y nos quedamos con muchas ganas de continuar viendo este ritual ancestral con acento mexicano. |
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Regresamos con el tiempo justo para ver empezar el concierto de Dark Angel, observando como en las primeras filas ya se habían situado algunos fans de Powerwolf y que se llevarían de paso un concierto extraordinario e inolvidable. La formación norteamericana de Thrash Metal subiría al escenario Azucena bajo la proyección en la pantalla del nombre y logo de la banda tal y como apareció en su álbum “We Have Arrived”(1985) para comenzar con “Time Does Not Heal” con la que se presentaron dejando claras sus intenciones: hacernos disfrutar con su música y disfrutar ellos sobre el escenario. La formación nos dejó a todos boquiabiertos con su entrega absoluta, siendo su vocalista, Rone Rinehart, el más activo de todos y el que más veces se recorrió escenario, foso e incluso explanada del festival entre el público. Otro de los temas sería “No One Answers” en los que pudimos ver el intercambio de posiciones entre los guitarras, Eric Meyer y Laura Christine, y el bajo, Mike Gonzalez. Cabe destacar como todos los miembros llevaban camisetas de la propia formación, todas ellas distintas (Y en el merchand del festival no vimos ni una... lástima). En el concierto no faltaron otros temas fundamentales de la banda como “Darkness Descends”, “The Burning of Sodom” o “Hunger of the Undead” en los que mientras que el batería, mítico Gene Hoglan, marcaba un ritmo arrollador, Rone se aproximaba al público todo lo que le era posible, subiéndose en varias ocasiones a la valla que separaba el foso y al público, chocándole la mano y saludando a todos los que así lo quisieron. |
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De vuelta al escenario, el vocalista se percató de la presencia de un chico que seguía el concierto desde una silla de ruedas de forma apasionada muy próximo a la zona de prensa y no se lo pensó dos veces: bajó, lo buscó entre el público y le regaló su muñequera. Las pausas fueron breves y concisas entre tema y tema y con la interpretación de “Merciless Death” comenzábamos a intuir el final de un concierto que nos dejó numerosísimas estampas para el recuerdo, como el momento en que Rone cogió la pistola difusora de agua para refrescar el mismo al público o cuando cantó la penúltima canción, “Black Prophecies”, infiltrado entre el público , de nuevo con un gesto precioso con el chico al que previamente le había regalado su muñequera, cantando varios compases del tema a escasos centímetros. Cerrarían con “Perish in Flames” dejándonos extasiados y con una sonrisa de oreja a oreja. |
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Con el inicio de la noche alicantina llegaría el turno de Beast in Black sobre el escenario Jesús De la Rosa. Se trata de una formación que ya había visitado en otra ocasión el Leyendas y que cuando la vimos nos gustó bastante. La banda de Power Metal procedente de Finlandia, se presentaba de forma enérgica con su tema “Cry Out for a Hero” de su álbum “From Hell With Love” (2019) con su vocalista heleno, Yannis Papadopoulos, dispuesto a llevar las riendas de la actuación. Bajo la proyección en la pantalla de la portada del citado álbum interpretarían dos canciones de sus otros álbumes: “Hardcore” de “Dark Connection” (2021) y “Born Again” de “Berserker” (2017). Consiguieron enganchar rápido al público del Leyendas que se negaba a dejar escapar un solo segundo de esta edición que entraba ya en su recta final. Además de la entrega de Yannis, los guitarras, Anton Kabanen y Kasperi Heikkinen, el bajista, Mate Molnar, y el batería, Atte Palokangas, se mostrarían plenamente felices sobre el escenario, siendo un placer verlos en directo. El cuarto tema “Power of the Beast”, sonaba por primera vez en el Leyendas, tal como comentaba Yannis, pues este fue lanzado en junio del año pasado y, sin duda, siguió incrementando la gran fiesta en la que estaba inmersa Villena. |
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Sí es cierto que podrían permitirse introducir algún instrumento más para evitar parte de los pregrabados empleados en algunos temas, pero a pesar de ello, la fiesta propuesta por los Beast in Black estuvo a la altura y todos la disfrutamos. Otros temas que pudimos escuchar fueron “Sweet True Lies”, “Blind and Frozen” y “Beast in Black”, con los que siguieron levantando el ánimo de los leyenderos. Escueto en palabras durante gran parte de la actuación, Yannis, con su peculiar y elegante levita de cuero larga, negra y sin mangas, se atrevería a decir algunas palabras sueltas en español “patatas fritas y gazpacho”, para dibujar alguna que otra sonrisa. Para terminar su show, eligieron “To the Last Drop of Blood” y, como no, “End of the World”. Gran paso por el Leyendas y esperamos que no sea el último. |
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A lo largo de la jornada, se dejaron ver por el recinto del Leyendas numerosos fans de Powerwolf y, como mencionamos antes, algunos de ellos esperaron pacientemente para poder estar en primera fila sacrificando algún que otro buen concierto (y llevándose una primera fila de Dark Angel que fue una absoluta pasada). Lo cierto es que, una vez terminado el concierto, estamos seguros de que estarían plenamente felices y satisfechos, porque, esta vez sí, Powerwolf vino con la producción completa. Lo notamos desde el momento en el que, para montar el escenario, lo cubrieron con un gran telón, al igual que ocurriese dos días antes con Heilung. De esta manera, y de forma puntual, dejaban caer el telón para dejarnos ver un escenario en el que, subido sobre una altísima plataforma, Attila Dorn (vocalista y líder de la formación, junto con el carismático teclista, Falk María Schlegel), empezaría la interpretación de “Bless’em With the Blade”, para que posteriormente la plataforma descendiera y se pusiera a la altura de los ladrillos grises y arcos góticos medio derruidos que conformaban el aderezo del escenario. En cada uno de estos fragmentos de ladrillos grises fueron proyectando distintas imágenes vinculadas a los distintos temas que fueron tocando. |
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La pirotecnia estuvo muy presente a lo largo del concierto de la formación de Power Metal Melódico, hasta tal punto, que los fotógrafos tuvieron que seguir unas pautas específicas para no sufrir daños con los petardos, llamaradas y cortinas de bengalas. Las llamas de fuego estuvieron presentes en dos de los torreones del aderezo, simulando un incendio constante en estas, mientras que sonaban los siguientes temas: “Incense & Iron” y la animada “Army of the Night” con la que es imposible permanecer inmóvil. El guitarra, Matthew Greywolf, el bajo (y también guitarra), Charles Greywolf, y el batería, Roel Van Helden, completan la formación de esta banda alemana que cautiva al Leyendas siempre que lo visita. La clave es de nuevo la misma: músicos que disfrutan y hacen disfrutar y que en cada nota intentan dar lo mejor de sí mismos. Pero, además de eso, Powerwolf se siente como en casa, y tras tocar “Sinners of the Seven Seas”, un parlanchín Attila acabaría bailando con Falk María. Para el quinto tema, “Amen & Attack”, después de una introducción en un aceptable español de Attila, sacarían un órgano del que saldrían pequeñas llamas al tocarlo Falk María. Por fortuna, el espectáculo solo acababa de empezar y aún quedaban bastantes temas con los que nos seguirían encandilando como “Armata Strigoi”, “Demons Are a Girl’s Best Friend” o “Fire and Forgive” que seguirían acompañados de más pirotecnia. Attila nos brindaría momentos de risas con su español chapurreado en un tono muy simpático, cuando, por ejemplo, pidió al público que vitorease un simple cántico, y se lo pedía a diferentes sectores: primero a “todos”, después a “las mujeres”, ahora a “los hombres”, y por último a “la seguridad”. |
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Fueron muchos los recuerdos que permanecerán en nuestras retinas y memorias, en el que fue un concierto excelente en el que no se nos hicieron tan largas las intervenciones de Attila entre tema y tema, pues al dominar mejor el español es más fácil conectar con ellas. El setlist de los alemanes también nos pareció estar muy bien medido y ajustado al festival, pues ya entrando en la recta final de este, sonarían “Blood for Blood” y “Sanctified With Dynamite”. Y tras la reconciliación sobre el escenario de Attila y Falk María, llegarían los temas con los que cerraron un magnífico espectáculo, marcando un nivel que los hace ser más que merecedores del título de cabezas de cartel de un festival como nuestro Leyendas del Rock. Se despidieron con las espléndidas “We Drink Your Blood” y “Werewolves of Armenia”, dos clásicos de la formación germana, con los que pusieron el broche de oro a un Show que no queríamos que acabase. Desde aquí y bien alto decimos: ¡Larga vida a los Powerwolf! |
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Tras la espectacular actuación de los alemanes, llegó el turno de los albaceteños Angelus Apatrida, a quienes habíamos visto de forma reciente en el Icónica de Sevilla como teloneros de Megadeth y, por tanto, sabíamos que, como siempre demuestra, la formación de Thrash Metal iba a hacerse sentir a base de bien y de una ejecución instrumental brillante sobre el escenario Jesús De la Rosa. Comenzaron rodeados de oscuridad y de mucho humo con el logo de la banda en blanco sobre fondo negro, con unas llamativas líneas de luz azul en horizontal (que posteriormente se tornaron verdes y luego amarillas) que parpadeaban y sonaron los arrolladores acordes de “To Whom It May Concern” de su último álbum “Aftermath” (2023), sin faltar llamaradas en vertical en la parte delantera del escenario más próxima al público. Entre la humareda y con una iluminación a sus espaldas casi a su altura y en horizontal se intuía a los miembros de la formación; en el centro y liderando la actuación ‘El Polaco’, Guillermo Izquierdo (voz y guitarra), en los laterales el bajista, José J. Izquierdo, David G. Álvarez a la guitarra, y un poco más atrás y en alto, el batería, Víctor Valera. El sonido de la formación fue extraordinario desde el principio y así nos lo confirmaron con “Indoctrinate” también de su último álbum. De esta manera, El polaco no tendría que esmerarse mucho en su petición al público y pronto se formaría un enorme pogo para disfrute también de la propia banda. |
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El Leyendas estaba a sus pies como bien se merecen los españoles, que con tanto esfuerzo han llegado a donde están, a estar presentes en los festivales de mayor relevancia del Metal a nivel nacional y europeo. Con el cuarto de sus temas, la extraordinaria y pegadiza “Cold” (también del mismo álbum), que estrenaron justo hace 2 años en el propio Leyendas, pero en aquella ocasión en el escenario Azucena, dimos por cerrada esta XVIII edición del Leyendas del Rock, pensando en los kilómetros de carretera que nos esperaban al día siguiente. Bajando la cuesta que desemboca en la salida (y entrada) del recinto del festival, nos marchábamos satisfechos y contentos con una edición, como siempre, muy completa y que una vez más nos había facilitado disfrutar de bandas consolidadas que son difíciles de ver por España si no es en festivales, en Madrid o en Barcelona, así como otras menos consolidadas y en plena emergencia que se suman desde hoy mismo a nuestras listas de reproducción de nuestro día a día. El Leyendas del Rock está más vivo que nunca, justo cuando va a cumplir su XX aniversario, así que, que sean muchos más Leyendas heterogéneos y acordes a todos los gustos y que, por supuesto, nosotros estemos allí para vivirlos y poder contarlos. |
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