El pasado 22 de agosto, la gira 2025 de El Drogas hizo escala en el patio de la Real Fábrica de Cristales, ubicada en la localidad segoviana de La Granja de San Ildefonso y construida a principios del siglo XVIII tras finalizar la Guerra de Sucesión.

Los encargados de abrir la noche fueron los “locales” Títeres, banda fundada en 2018 que cuenta actualmente con dos álbumes en su discografía. Álbumes impregnados en una fuerte esencia rockera que recuerda a finales de los noventa, pero en los que se perciben elementos renovados, como una muy cuidada escritura de sus letras (que raya en lo poético) o unas temáticas profundas abordadas de forma cruda y sincera.

Debido a las exigencias de los horarios, no pudimos disfrutar de su música como hubiéramos querido. Pero sí nos ofrecieron un muy interesante recorrido por una selección de sus temas, empezando por “Estragos” (canción originalmente grabada con Fernando Madina) y siguiendo por “Entre lazos”, “Septiembre” y “Leso amanecer” para, a continuación, arrancar un bloque acústico compuesto por “Cobre Viejo” y las dos partes de “A la Orilla de la Locura”; terminando la actuación con “Nos Guían las Mareas”.

Aunque los tiempos iban muy medidos, no dejaron pasar la oportunidad de pedir una ovación para todas las personas que durante este verano han trabajado muy duro por extinguir los incendios que han arrasado buena parte de la península. Y en un segundo orden de cosas, para recordar el importante papel que juega la venta de discos y merchandising en la supervivencia de las bandas.

Un aspecto muy llamativo de este concierto es el hecho de que gran parte del público que había allí desconocía por completo la trayectoria de Títeres y simplemente (seamos sinceros) estaban allí esperando a El Drogas. Pero una parte muy importante de esa gente fue dejándose atrapar por la música de los segovianos y, progresivamente, fueron acercándose al escenario hasta fundirse con la masa de seguidores que sí habían venido ex profeso a disfrutar de la música de Vity, Gonxa, Chechu, David, Guzmán y Samu (que vino a acompañarles al teclado)

Después del oportuno (y rápido) cambio de configuración fueron El Drogas, Flako, Txus y Nahia los que ocuparon el escenario para arrancar su concierto a ritmo de “Mientras Arde tu País” con el público quizá todavía un poco frío; nada que “En Punto Muerto” y “Problemas” no pudieran solucionar. Y es que algo que siempre se le ha dado bien al señor Villarreal es encender recintos, hasta el punto de que podría actuar en un cementerio y los cuerpos terminarían bailando fuera de sus tumbas.

La dinámica del concierto fue similar a la de ocasiones anteriores: ir intercalando clásicos de Barricada con algunos temas de Txarrena y una selección de piezas de la etapa reciente (excluyendo quizá las pertenecientes a El Largo Sueño de una Polilla, pues éstas están compuestas y pensadas para interpretarse en formato acústico).

Tras “Peineta y Mantilla” y “Tentando a la Suerte”, El Drogas pronunció por primera vez en la noche esas dos palabras tan características suyas y que todos ansiábamos escuchar: A Gusto. Y a gusto seguimos mientras Enrique, megáfono en mano, se disponía a narrar una vez más los hechos sucedidos en Pasaia la noche del 22 de marzo de 1984 y de los que 41 años después, aún no hay responsables penales.

A continuación, “Deja que Esto no Acabe Nunca”, “Empujo Pa´Ki” justo antes de ponerse serio para abordar la problemática del Alzheimer primero con “Collar Abandonado” y después con “Cordones de Mimbre”, que exponen distintas fases de la enfermedad.

No podía faltar, como no puede faltar en nadie que tenga un mínimo de conciencia, una enérgica condena al genocidio que está sufriendo Palestina a manos de Israel. Y ésta condena se produjo a través de “La Hora del Carnaval”; al que siguieron “Lentejuelas” y “Así” como paso previo a coger la armónica para interpretar “Debajo de Aquel Árbol”, himno a la nostalgia de otros tiempos que al escucharlo arranca sonrisas y alguna que otra lágrima… Lágrimas que aguantan un poco más, como cuando todo estaba dicho; pues la canción enlazaba con “Tan Fácil”.

Y ya que las emociones estaban a flor de piel, qué mejor manera de cerrar este bloque que recordando al inmortal Manolo Tena, versionando el clásico de Alarma “Frío” que puso a prueba las voces de las cerca de dos mil personas que calculamos que podría haber allí.

La recta final supuso un desafío extremo tanto para músicos como para público, empezando por “No Sé Qué Hacer Contigo” para seguir con “Todos Mirando”, “Okupación”, “Oveja Negra” y “No Hay Tregua”.

A estas alturas de la noche, cualquiera hubiera aceptado ya la rendición. Pero los conciertos de El Drogas son cruentas batallas en las que a nadie se le pasa por la cabeza disputar los puntos… y aún quedaba tiempo para un último asalto. Asalto que arrancó con “En la Silla Eléctrica” y “Azulejo Frío” -con presentación de banda incluida- y terminó con “Ésta es una Noche de Rocanrol” y “En Blanco y Negro”, desatando una incontrolable euforia dentro del recinto; que se deshizo en aplausos para despedir al que para muchos (incluido quien escribe) es el máximo exponente del rock de los últimos cuarenta años y los excepcionales músicos que lo acompañan.

Parece desde luego que el tiempo no pasa para estos cuatro señores, de cuya música esperamos poder seguir disfrutando, al menos, cuarenta años más.