Bocanada prepara postre para 2000 personas en Berriozar

Durante 2024 los navarros Bocanada nos ofrecieron un suculento menú en forma de gira a lo largo y ancho de la península conformado por dos platos que se sirvieron durante la primera y segunda mitad del año, y que desde este medio tuvimos la oportunidad y el privilegio de paladear en varias ocasiones. Pero la gira se acabó en noviembre y aún nos faltaba el postre.

A principios de verano, la formación anunció a través de sus redes sociales que el primer fin de semana de septiembre podríamos, finalmente, compartir con ellos tal ansiado momento. En un principio se habló de hacerlo en la Plaza Marea y posteriormente se reubicó en el parque Ilargi, lugar donde se celebran habitualmente los conciertos de las fiestas de Berriozar.

Después de casi tres largos meses, el sábado 6 de septiembre llegó el momento de sentarse de nuevo a la mesa. Ya desde por la mañana eran varios los grupos de seguidores de la banda que se habían hecho fuertes en los bares aledaños a las pistas deportivas que horas más tarde albergarían el evento, creándose así un ambiente festivo y distendido donde abundaban sonrisas, abrazos y muchas ganas de ver de nuevo en directo a los anfitriones.

Finalmente, minutos después de las 18:30 Martín, Juanito, Rupi, Pepo y Abel salían al escenario -presidido por la moto del recientemente fallecido Álex “El Rubio”- a ritmo de “Para Siempre” ante cerca de dos millares de espectadores. La espera había terminado… Y, si alguien cuestiona si esa espera había merecido la pena, es que no es consciente de lo que se vive en un concierto de Bocanada; pero apenas unos minutos bastarían para responder a la pregunta.

No había terminado aún la primera canción y ya se había desatado la euforia entre los asistentes. Según Martín, quedaban todavía treinta y seis más, aunque la experiencia nos hizo sospechar que quizá esta afirmación no fuera del todo precisa; de cualquier manera, nadie iba a intentar llevar la cuenta, y quien lo hiciese no tardaría en perderla.

Tras un cariñoso saludo y un visiblemente sincero agradecimiento por la increíble respuesta a la convocatoria por parte de los seguidores de la banda, proseguimos con un bloque conformado por “De Corazón Para Adentro”, “Como los Ratones”, “Hule a Muerto” y “Gallo de Pelea”, que puso a prueba la disposición, la capacidad y la entrega de todos los que estábamos allí.

¿Y qué sería de una comida multitudinaria sin invitados destacados? Pues justo después de “Cuando se Extingan las Cucarachas” pudimos disfrutar del primero de ellos: Aarón Romero, vocalista de la formación Linaje, que prestó su muy característica voz para interpretar “Llenos los Bolsillos” convirtiéndose en el blanco de todas las miradas y aportando un carácter especial a esta canción extraída del álbum Libres (2017).

A continuación, y tras “Solo Pero Vivo”, el segundo invitado de la tarde, Jerry Erro (vocalista de Cuatro Madres) subió al escenario para cantar “El Voladero” acompañando a Martín, con quien terminó fundiéndose en un abrazo evidenciando el alto grado de complicidad que existe entre ellos.

Seguidamente, “El Demente” y la última voz de la velada, el señor Kutxi Romero quien, como ya hemos visto otras veces -aunque nunca nos aburramos de ello-, se marcó un espectacular dueto con su hermano cantando “Río”, tema que grabaron juntos para el álbum Caballos de Rienda Larga (2009).

Aunque el señor del micrófono insistía en que aún faltaban treinta y seis canciones, lo cierto es que en este momento habíamos llegado al ecuador del show. Pero que a nadie se le ocurra pensar que eso significa de ninguna manera iniciar un descenso. No, distinguida audiencia, Bocanada no da respiro, no baja la intensidad y no hace prisioneros. Aquí hemos venido a lo que hemos venido y sólo hay una forma de acabar.

“La Madriguera” fue la canción que abrió la segunda mitad del concierto, seguida de “En Cueros”, canción ganadora de la encuesta que el Club de Fans llevaba semanas haciendo en redes sociales sobre qué canción poco frecuente debería figurar en el setlist.

“Más Animal”, “Con los Pies por Delante” y “Pidiendo Guerra” (último sencillo publicado) se sintieron como esa lenta subida en una montaña rusa justo antes de detenerse y caer al vacío. Todos y todas sabíamos que aquello se acababa y que no podíamos dejarnos nada para el día siguiente; que la vida es una y está para exprimirla.

Con esa actitud afrontamos los últimos compases de la carrera, disfrutando como niños de “Bocanada” y “Golpe de Mar”, dejándonos la voz con “Tu Nombre se Escribe con Sangre” y llevándonos la última sorpresa del día cuando Txarli, antiguo bajista de la formación, subió al escenario para tocar “Mala Hierba” -canción durante la cual Martín se echó en los brazos de su público, que le transportó hasta la otra punta del recinto- y “Que Me Arranquen el Pellejo”, pieza que supone una desgarradora declaración de intenciones, compartida sin duda por muchos de los presentes (por no decir todos).

Finalmente, el arpegio de “Campo a Través” anunciaba el final del concierto como si del último asalto de un Ali-Frazier se tratase. Resulta prácticamente imposible describir con palabras la atmósfera, el ambiente y el sentir de una banda y de un público -venido de todas partes- que habían esperado casi un año para reencontrarse. Dos mil corazones latiendo a tempo, dos mil voces cantando a la vez, dos mil cuerpos saltando y bailando como si nada más importase… y un solo deseo: que nuestros caminos no tarden en volver a cruzarse.