El punk se adueña de la Sala Raw, Barakaldo – sábado 4 de octubre de 2025 La noche del sábado 4 de octubre en la Sala Raw de Barakaldo fue una celebración del punk en su estado más puro: ruidoso, combativo, visceral y sin concesiones. Cuatro bandas se encargaron de prender fuego al escenario —Antiregimen, Displasia, Ultimátum y Su Santidad— en un evento que reunió a fieles de la escena local y a curiosos que buscaban una dosis de adrenalina sonora. El ambiente, desde temprano, ya olía a cerveza, cuero y electricidad. Anti-Régimen: la mecha se enciende Los encargados de abrir la noche fueron Anti-Régimen, banda veterana del punk contestatario que no necesita presentación entre los habituales del circuito. Desde el primer tema, dejaron claro que no venían a calentar el ambiente, sino a incendiarlo. Con letras que atacan al sistema, a la policía, a la hipocresía institucional y a la pasividad social, su set fue una ráfaga de temas cortos, veloces y afilados como cuchillas. El público, aun entrando en calor, respondió con entusiasmo, coreando estribillos como “¡Ni ley ni orden, solo desobediencia!” y formando los primeros pogos de la noche. La banda, sin florituras ni pausas innecesarias, encadenó tema tras tema con una actitud que recordaba a los primeros años del punk vasco. El sonido fue crudo, directo, sin pulir, como debe ser. El bajista, con camiseta de Free Palestina, marcaba el ritmo con precisión mientras el vocalista escupía cada verso como si fuera el último. |
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Displasia: distorsión, caos y entrega total Tras un breve cambio de instrumentos, Displasia tomó el relevo. Su propuesta es más caótica, más ruidosa, más visceral. El grupo se mueve entre el punk más sucio y el noise más abrasivo, y eso se notó desde el primer acorde. El vocalista, con el rostro cubierto por una capucha y una actitud casi ritual, se lanzó al público en varias ocasiones, generando un pogo salvaje que se extendió por toda la sala. La distorsión fue protagonista: guitarras saturadas, bajos que parecían rugir desde las entrañas y una batería que golpeaba como martillo neumático. El público, ya completamente entregado, respondió con saltos, gritos y algún que otro empujón que terminó en abrazos y risas. Displasia no busca agradar, busca incomodar, y lo consigue con creces. |
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Ultimátum: precisión y furia El tercer turno fue para Ultimátum, banda que se ha ganado un nombre por su mezcla de punk clásico con toques de hardcore melódico. Su directo fue el más técnico de la noche, con un sonido más definido y una ejecución impecable. Pero eso no les restó ni un ápice de rabia. Temas como “Escucha”, “Socerdote ” y “No al estado policial” fueron coreados por toda la sala, que ya estaba en plena ebullición. El vocalista, con una voz potente y clara, se dirigió al público entre canciones para lanzar mensajes contra la represión, el capitalismo y la alienación digital. Hubo momentos de comunión total, con brazos en alto y gritos que retumbaban en las paredes de la Sala Raw. El grupo cerró su set con “Sacrilegio”, una canción que mezcla desesperanza con resistencia, y que dejó al público con el corazón acelerado y el sudor empapando camisetas. |
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Su Santidad: el sermón punk Y para cerrar la noche, Su Santidad. La banda más performativa del cartel, con una propuesta que mezcla punk, teatralidad y crítica religiosa. Aparecieron en escena con túnicas, incienso y una Biblia intervenida con recortes de periódicos. El vocalista, caracterizado como un sacerdote blasfemo, ofreció un “sermón” inicial que arrancó carcajadas y aplausos. Su música, directa y provocadora, se mueve entre el punk clásico y el post-punk más oscuro. Las letras, cargadas de ironía, atacan a la Iglesia, al dogma, a la moral impuesta. Canciones como “Credo en la nada”, “Hostia y castigo” y “Amén al caos” fueron recibidas con entusiasmo por un público que ya estaba entregado a la experiencia. El cierre fue apoteósico: una versión punk de “Ave María” que terminó con todos los miembros de la banda arrodillados frente al público, mientras este les lanzaba cerveza y vítores. Una noche para recordar La Sala Raw, ubicada en el corazón industrial de Barakaldo, se ha convertido en un refugio para la música alternativa, y este concierto lo confirmó. Cuatro bandas, cuatro estilos, una misma actitud: resistencia, ruido y comunidad. El punk sigue vivo, y en noches como esta, se siente más fuerte que nunca. ¿Quieres que te lo convierta en una nota de prensa, una entrada de blog o una publicación para redes sociales? Puedo adaptarlo al formato que necesites. |
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