Como hiciera el personaje de Marty McFly en el clásico de 1985 Regreso al Futuro, el pasado 26 de septiembre pudimos experimentar un viaje de treinta años en el tiempo de la mano de los californianos The Offspring que empezaron en el Palacio de Vistalegre (Madrid) su gira europea.

Esta banda, que lanzó su primer LP en 1989, alcanzó posiblemente su pico de forma a mediados de los 90 gracias a los álbumes Smash (1994) e Ixnay On The Hombre (1997) convirtiéndose en los máximos exponentes de lo que se dio en llamar -no sabemos si con más o con menos acierto- punk californiano.

Los encargados de abrir tan magnánimo evento fueron los canadienses Simple Plan, de formación algo más reciente y con un estilo más cercano al pop, pero muy en la línea de sus compañeros de cartel, formando así una muy atractiva combinación.

Con el recinto aún sin llenar, los de Montreal salieron al escenario mientras sonaba el tema principal de Star Wars y, al grito de “buenas noches Madrid”, iniciaron su espectáculo con los primeros acordes de “I´d do anything”, canción extraída del álbum No Pads, No Helmets… Just Balls (2002) a la que siguieron “Shut Up!” y “Jump”; calentando rápidamente al público y ofreciendo unos disparos muy vistosos a los fotógrafos congregados en el foso durante el espacio de tiempo en el que así se permite.

La formación nos guio por un emocionante recorrido a través de su discografía despertando la nostalgia entre sus seguidores más antiguos y sorprendiendo gratamente a aquéllos que acababan de descubrirlos… o eso creían; puesto que hay canciones de Simple Plan que, aunque no lo sepamos, hemos escuchado, bailado y cantado todos, como se puso de manifiesto en “Addicted” o en “Welcome to my Life”, que fue el primer tema de la noche que el público coreó de forma multitudinaria.

Con el Palacio cada vez más lleno, nos fuimos adentrando en la segunda mitad del show con “Summer Paradise”, “Thank You” y una muy divertida puesta en escena de “What´s New Scooby Doo”. Finalmente, Jeff, Pierre, Chuck y Sébastien se despidieron con “Where I Belong”, “I´m Just a Kid” y “Perfect” recibiendo una gran ovación por parte de los presentes.

Durante el cambio de configuración del escenario, la plaza de toros terminó de llenarse mientras el dirigible empezaba a sobrevolar a los asistentes y la Kiss Cam hacía de las suyas. Todo estaba listo para recibir a la mítica banda de Orange County, que abrió su concierto con “Come Out and Play”, séptimo corte de Smash.

La reacción por parte del público fue inmediata y pronto se estableció una perceptible reciprocidad entre quienes regentaban el escenario y quienes lo vivían desde abajo. Después de todo, cuando uno lleva tanto tiempo en esto y tiene tanta experiencia, sabe perfectamente cómo prender la mecha.

Y para prenderla se sirvieron, además, de “All I Want” y “Want You Bad”; posiblemente dos de los temas más reconocibles dentro de la dilatada discografía del grupo, de manera que para cuando sonó “Staring at the Sun” aquello estaba ya en llamas.

Durante “Original Prankster” se desplegó un enorme hinchable que presidiría el escenario convirtiéndose en el elemento principal de una muy cuidada escenografía que contó además con complementos como confetti en “Make it all right” y “You´re gonna go far, kid”, o pelotas de playa en “Why don´t you get a job” desatando, aún más si cabe, la locura entre los cientos de personas que se habían hecho fuertes en la pista.

El concierto, cuya ejecución rozó la perfección, no dio lugar a demasiadas sorpresas, pues en este tipo de producciones va todo tan sumamente medido y milimetrado que no queda apenas espacio para la improvisación; pero para lo que sí hubo un lugar destacado fue para honrar al recientemente fallecido Ozzy Osbourne con un guiño a “Paranoid” y una preciosa versión de “Crazy Train”… y ya puestos a versionar ¿por qué no añadir también “In the Hall of the Mountain King” y “I Wanna be Sedated”?

Tras la voladura mental que supuso este bloque, Brandon Pertzborn nos cautivó con un espectacular solo de batería, al que siguió una vibrante interpretación de “Gone Away” con Dexter al piano.

 “Pretty Fly (for a White Guy)” nos avisó de que aquello se estaba acabando y el público decidió, unánimemente, echar el resto. Aquí habíamos venido a darlo todo y eso mismo íbamos a hacer. Finalmente la mecha se había consumido y “The Kids Aren´t All Right” provocó la detonación final, que se prolongó  durante “You´re Gonna Go Far, Kid” y, por supuesto, “Self Esteem” provocando un incendio en el corazón de los varios miles de personas que se habían dado cita en Madrid la noche de aquel último viernes de septiembre.