Por fin era Viernes, un día muy esperado por todo el mundo para poder disfrutar de un par de días de asueto y romper con la rutina diaria de los trabajos y del estudio. Para mí no hay mejor manera de empezar el fin de semana que con un buen concierto y si es al lado de casa y con un par de bandas más que prometedoras, ¿qué más se puede pedir?.

En esta ocasión visitan la sala Heaven Doctor Sapo para presentar su tercer disco, “No hay fronteras”, además me parece que era la primera vez que venían por tierras cántabras y espero que se animen en próximas giras. Las ganas de verles eran enormes, recuerdo que la última vez que asistí a un espectáculo suyo fue en Bilbao hace  cuatro años más o menos.

Para caldear el ambiente contaron con los locales Jadris & Los Líos, un grupo bastante conocido por aquí, y es que Jadris antes de formar una banda que le acompañase en sus recitales ya había tenido un recorrido bastante dilatado en solitario y había grabado una maqueta titulada “Blanco y Negro” que presentó en su gira “Acordes y guitarras”.

En un principio el púbico era algo escaso, supongo que la crisis y que el concierto empezaba pronto influyeron en ello. Pero el grupo cántabro supo hacerse valer sobre las tablas y contó que el apoyo de la gente que les aplaudía a cada canción.

El ambiente que Jadris & Los Líos le dieron a su concierto era más que intimista, con una lámpara de pie encendida dando luz a los temas que iban desgranando. Nos mostraron composiciones creadas con el corazón, profundas y melódicas salidas de la voz intensa de Jadris, que además hace un buen uso de la guitarra acústica y de la armónica consiguiendo que los temas sean más penetrantes aún si cabe.

Además este grupo de pop rock se completa con el excepcional baterista, Fernando Chiquito, que tiene también una dilatada experiencia en otras formaciones y por Ignacio Echevarría al bajo. Otra pieza clave de este puzle es Valvanuz Lezcano, que desde sus inicios ha acompañado a Jadris, aportando una mayor expresividad y sentido artístico a este proyecto musical. Y es que en cada concierto utiliza el pincel de forma magistral para crear un cuadro diferente al anterior.

Así es inevitable dejarse seducir por el arte de Valvanuz y recrearse mientras va construyendo su obra. Y acabas nadando entre dos aguas y disfrutando de dos formas de expresión muy atrayentes, la visual y la auditiva.

Con todo ello consiguen que te sumerjas en dentro de esa amalgama de sentimientos y de historias que emanan de la ópera prima de Jadris & Los Líos: “Tras la sombra de Will Munny”, que recuerda inevitablemente en sus formas al gran Quique González.

El grupo abrió su concierto con el primer tema de este disco, “Semáforos en rojo”, al que le siguió “Cara B” y una canción nueva, “Demasiado fácil”, que nos dejó boquiabiertos. Continuaron con “Restos de ceniza” y nos volvieron a deleitar con dos composiciones que aún no están grabadas: “Martha Jane” y “Las Maneras” y con la versión de  “Hearth of Gold” de Neil Young.

Para ir acabando nos dejaron de nuevo tras la sombra con “Se vende Hollywood”, “Lo que nunca aprendí”, “Kilómetro 43”,  “Atascos de papel” y “Cantabria no suena”, que puso el broche de oro a una excepcional actuación.

Como seguro que se os ha despertado la curiosidad por esta banda, lo tenéis más fácil que nunca, ya que en su web (www.jadrisyloslios.com) se puede descargar “Tras la sombra de Will Munny”.

Finalmente se debe apuntar que aunque el público no era demasiado numeroso disfrutaron con la actuación y Jadris & Los Líos consiguieron dejar un buen sabor de boca.

Después fueron apareciendo uno a uno sobre las tablas Lorenzo, Kike y Fernando, y la gran pregunta era ¿dónde está Miguel?. Pues bien el sapo que más croa de esta banda apareció, haciendo gala de sus dotes de funambulista, desde las últimas filas del público subido en la minibicleta que da imagen a la portada de su último disco “No hay fronteras”, y así consiguió llegar al pie del escenario.

Contaron con algo más de gente que el anterior grupo y aunque no pudiese parecer demasiada afluencia de personas, comparándolo con cómo está últimamente el panorama en general y los chascos que se llevan muchos grupos, algunos más que consolidados, al tener que actuar ante 15 o 30 personas en varias ocasiones, pudieron darse por satisfechos y creo que lo estaban, se les notaba a gusto en el escenario y con muchas ganas de disfrutar y de que los demás también lo hiciésemos.

Como bien anunciaron fueron alternando los nuevos temas de “No hay fronteras” con los de sus anteriores trabajos, aunque en un principio para el que no estuviese muy ducho en sus canciones no se apreciaba la diferencia, pues la aceptación y la respuesta del respetable fue igual de buena para todos y cada uno de ellos.
Comenzaron con un par de gotitas de su última charca: “No hay fronteras” y “Deja que duerma”. Al principio el público estaba un poco distante pero Doctor Sapo consiguió empaparnos de su espíritu en poco tiempo y la cosa fue cobrando fuerza.

Luego nos dejaron entrar en su Territorio Apache abrazándonos con “Luna de menta” y “Perdí las alas”, para continuar una regresión a la infancia escribiendo una carta a los “Queridos Reyes Magos” y la declaración de amor de “Mundo mágico”.

Con “Miguela y Miguel” llegó el primero de aquellos temas con los que conocimos a Doctor Sapo, y nos hicieron corear a viva voz y no parar ni un momento con esa particular historia de amor que supuso un gran punto de partida para los de Guadalajara.

Igual de bien nos lo pasamos con “Tarzán ha vuelto”, otro tema reciente y muy movidito en el que nos sentimos de lo más salvajes.

Un ferviente admirador de la banda no paraba de decir “¡espinete, espinete!” y Miguel se reía explicando que en toda la gira de No hay fronteras siempre les pasa lo mismo y hay alguien que no para de pedir la canción. Así que el chaval se tuvo que aguantar un buen rato porque era con la que iban a acabar el bolo. Aunque la espera mereció la pena porque lo que vino entre medias nos volvió a cautivar como siempre.

La noche iba avanzando y nos volvimos locos con “Sam”, y es que seguimos haciendo el tonto igual de bien que cuando nos presentaron esta canción hace ya seis años.

A los sapitos todavía les faltaban unos cuantos temas para seguir inundando la sala Heaven, y siguieron combinando con “Decir te quiero” y “Sácame a bailar” para entremedias dejarnos “Taka taka” y “Zurraspas”.Luego nos presentaron la historia de supervivencia de “Rogelio el caracol” y volvieron a sus inicios con “Por ser el primero”.

En aquel momento hicieron mutis por el foro para darse un tiempo de respiro, porque la verdad es que durante toda su actuación dieron lo mejor de sí mismos y unos minutos de descanso eran más que necesario. Pero no nos creíamos que aquello se acabase así y la banda salió de nuevo en un tiempo record comentando entre risas que a ver si nos íbamos a marchar.

Miguel volvió a salir sobre el escenario para ofrecernos un espectáculo digno de ver y que según nos comentó era la primera vez que hacían en un concierto.

Pues bien, vimos al vocalista en solitario enfundado con su guitarra y con dos temas que no han publicado a falta de pulirlos más y de ver si los incluyen en un próximo disco.

Aquellas canciones parecieron un tanto variopintas, la primera con aires mexicanos hablaba de lo bueno que puede ser el malo y de lo malo que puede ser el bueno, y la segunda con aire flamenquillo se trataba de un tema un tanto escatológico donde el estribillo era “mierda, mierda, mierda”.

Al principio el resto de la banda se quedó un tanto perpleja pero enseguida salieron a acompañar con sus bailes y sus coros.

Después de este arranque de espontaneidad de Miguel, que por cierto, causó un gran impacto y fue de lo más divertido, ya parecía que aquello se iba a acabar, aunque nadie tuviese ganas pero las cosas son así. Después de lo que acabábamos de ver y del gran concierto del grupo tampoco era cuestión de quejarse.

El grupo acabó de chapotear al ritmo de las añejas “Si mi sol” y “Al tran tran”. Y lo último que croaron fue la aclamada y esperadísima “Un erizo como yo”, haciendo realidad el sueño de los asistentes de escuchar por primera vez en vivo este homenaje a Espinete.

En fin, un concierto como éste te hace sentir cada vez más orgulloso de pertenecer a la charca, además pudimos ver cómo cobraban vida los temas de “No hay fronteras” en directo. Y sin duda alguna la elección de Jadris & Los Líos para telonear a Doctor Sapo fue de lo más acertada.