Se suele decir que el tercer disco es de los más trascendentales en el recorrido de cualquier banda, debiendo reflejar más fielmente el sonido y un significante paso adelante en el proceso de maduración musical o lo que es lo mismo, una aproximación más certera y efectiva a una identidad musical propia, una vez aclarado conceptos y determinado el camino a seguir.
 
"Enemigo Mío", el tercer trabajo de los riojanos EnBlanco, representa la lucha contra la adversidad, el no querer transmitir una sensación de clones derivativos, una fidelidad a la teoría del "Hago lo que quiero, como quiero, donde quiero, sin importarme lo que digan". Con el anterior álbum, "Nuestra Es La Noche ", ya nos mostraron sus cartas, aunque no todas estaban boca arriba, y es ahora cuando la baraja al completo se pone al descubierto, alcanzando la calidad sonora que tanto buscaban, una persuasión e indocilidad tanto en música como en letras.
 
Lo bueno de éstos músicos es que aunque ya sean dueños de su propio estilo nunca sabemos por dónde nos pueden salir en cada nuevo disco y claro "Enemigo Mío" tampoco se ha librado de ello y es que esa sensación de poderosa banda de rock en progresión sigue de manifiesto. Sin dejar un solo momento patente su personalidad, algo que nunca han dejado de hacer, amplían extraordinariamente sus horizontes a base de una mayor orientación de los temas hacia la melodía, haciéndoles más asequibles a una primera escucha, aunque sin descartar del todo el uso de trepidantes bases rítmicas, riffs pesados de guitarra y contundentes golpes de bajo y batería que comparten una misma linea y que siempre favorecen ese sobresalir de las hermosuras líneas vocales de su vocalista, dueño de una sorprendente versatilidad, facilidad y destreza en el cantar, recreando el alma del oyente con quiebros y rodeos de voz, a la vez que se mueve en un estado de permanente tensión emocional.
 
Lo principal siempre son buenas ideas aplicadas a unas composiciones que puedan sobresalir en una escena con competencia muy dura y creo que en eso, estos músicos, van bien encaminados, puesto que se han destapado con una grabación saludable, vigorosa e intensa, plenamente integrada dentro de los parámetros de una escena en la cual rebuscan y encuentran elementos que aportan nuevos puntos de inflexión a su vocabulario.
 
Un disco que significa un avance real en el sonido del grupo, mucho mas meditado y elaborado, teniendo ello reflejo en una producción impoluta, un valor añadido para que las melodías sean del todo irresistibles. Lo primero que vuelve a saltar a la vista es esa pretensión de no dejar indiferente a nadie a través de un clarividente contenido lírico y de cierto cariz contestatario con el principal objetivo de despertar la impetuosidad que todos llevamos dentro pero si caer en un panfletismo vulgar.
 
El disco mantiene una tónica de principio a fin, subiendo y bajando la intensidad, canciones simples pero no ordinarias, elementales pero creativas, briosos medios tiempos como "Formol", "Aún Hay Sueños", "Nuevas Reglas Del Capitalismo", esta última con un coros formidables a cargo de Isabel Bermejo y otras envueltas de un rock endurecido como el pan de una semana, provocando las reacciones más intensas, esa llamada a la movilización frente al descontento con la sociedad actual como se desprende en cortes como "El Pozo (Agua Venenosa), "Yo No", "Días Como Cuchillas De Afeitar" ó "En Guerra", grandes explosiones de energía y rabia para expresar toda una amalgama de sentimientos. Cuando el álbum parece caer en una cierta monotonía repuntan la situación con una increíble versión de los navarros Barricada "Tan Fácil" en donde su vocalista deja caer sobre nuestros oídos su poderosa voz con brillante frenesí y causando graves efectos hipnóticos.
 
Discos como éstos explican porque el ser humano dispone de dos órganos imprescindibles: cerebro y corazón. Las canciones se imponen y exclamas babeante a la tercera escucha "¡Este disco es cojonudo!"
 
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