En ocasiones no hay nada más revelador que escuchar el primer tema de un disco para descubrir en qué estado mental se encuentra un grupo. En "Haria" (El hilo), la nueva obra de los navarros
Berri Txarrak, comprobamos que el trío se halla en un espectacular momento de plena lucidez y dominio expresivo, evocando sentimientos aleatorios de pasión y delirio al oyente, desde la inicial explosión sonora "
Sugea Suge", una auténtica llamarada de apasionada y beligerante emotividad, conquistando el corazón con partes melódicas y letras muy sensibleras que embriagan a cualquiera (Voy a volar para ir a donde sea y a ver qué pasa), para luego destrozar lo poco de angelical que queda en nosotros y transformar toda su represión en una rabia inusual. Nuevas formas sonoras sin limar cualquier posible destello de rabia en favor de una total accesibilidad, ni perder una miaja de esa creatividad y actitud que siempre les ha caracterizado.
Fusiones vanguardistas tan de moda hoy en día, alejándose del mimetismo imperante y manifestando que la agresividad sin límites no garantiza de por vida la elaboración de un buen disco, jugando incesantemente con diferentes sonidos y estilos, sorprendiéndonos a cada paso, pero conservando al mismo tiempo su personalidad.
Un correcto ejercicio que enfrenta en su primera fase al rock progresivo con la energía del post-core, eficazmente reforzado mediante la frescura de matices "
Pop" y unas letras profundas y poéticas que exploran los miedos interiores del ser humano, deteniéndose en los desencuentros de alguien que hace mucho que dejó de ver el mundo en blanco y negro; para posteriormente dar rienda suelta a la imaginación y algunas de sus inquietudes musicales actuales.
Un disco para recrearse pensando, ensimismarse ante la marcha del mundo hacia el abismo e ideal para llegar a un estado positivo de ánimo, una enseñanza de que el sufrimiento es parte de la vida y que hay que marcarse poco a poco pequeños objetivos para cumplir lo que realmente deseas. Una grabación saludable, vigorosa, intensa y sensible reivindicando que la música es su vida y en donde la complejidad de las estructuras convive con la claridad expositiva, rebuscando y encontrando elementos que aporten nuevos puntos de inflexión a su vocabulario. Una piedra pulida de elegante visionado y trabajada con gusto.
Su calidad les permite dicha evolución y que seamos nosotros los principales beneficiados al poder disfrutar de piezas tan complejas y curradas como "Albo-Kalteak", "
Guda" y "Lepokoak" (La música como arma de reividicación por todo el mundo), "Makuluak" (una adaptación de un poema de Bertolt Brecht) donde fusionan su característico sentimentalismo con el metal más clásico y cierta brutalidad post-core y unas atmósferas envolventes cargadas de densidad y nitidez; en otras dejando caer Gorka sobre nuestros oídos su suave pero poderosa voz, ejerciendo efectos hipnóticos en bellas melodías como: "
Iraila", "Harra" (un stoner rock que me recuerda a Queens Of The Stone Age), "Soilik Agur", pasajes medio épicos y experimentando con beats suaves y melodías del pop ensoñadoras; y cerrando magistralmente la obra con una entelequia pieza, "Lehortzen", parejo a una experimental jam session, basada en un diálogo de la serie "The Wire", una huida buscando nuevas dimensiones musicales para no estar sujeto de por vida a un acotado campo de actuación.
Un ejercicio pasional, aventajado y distinto de libertad musical, gracias a la ayuda del reputado productor
Ross Robinson (Sepultura, The Cure, Korn, Deftones), en donde no sobra nada, de aquellos que gana con más y más escuchas y que si lo pillas con la actitud correcta la experiencia puede ser altamente satisfactoria. Desde luego Berri Txarrak tienen inspiración para rato...
www.berritxarrak.net