Por muchas palabras que utilicemos para describir un disco ninguna puede superar la experiencia de escucharlo, ocurre con todos pero en ocasiones se hace más evidente. Es el caso del nuevo trabajo de los navarros
Cuarto Oscuro, en el que los músicos han barajado sus cartas con originalidad, conduciendo las leyes compositivas hacia parajes sonoros misteriosos y maravillosos que además de desconcertantes, lucen una buena salud melódica. Una auténtica gozada para los sentidos, producto de un trabajo minucioso y exigente, sacar a la luz una obra con un sentimiento intenso desmesurado, traspasando fiel y coherentemente todas sus inquietudes a unas melodías irresistibles, endurecidas a base de guitarrazos metaleros; puliendo sus intenciones paralelamente a su notorio crecimiento como músicos, abordando sus composiciones con una mayor sabiduría y aportando más riqueza de elementos en su cada vez esmerada elaboración.
Un equilibrio perfecto entre unas evidentes influencias y un estilo propio y personal, corriendo el riesgo el oyente de una vez puesto el CD en el reproductor, pasarse mucho tiempo pero que mucho tiempo sin escuchar otra cosa. En "
2112 Veintiunodoce" los patrones vuelven a ser los mismos, pero el tajo y acabado final tienen un mayor encanto, cuentan con nuevos detalles que estilizan y ensanchan la capa instrumental donde se cobijan unos textos de una belleza lírica poco usual; ello como consecuencia de haber rechazado lo obvio y buscado pequeños detalles, sonidos atmosféricos que proporcionen una plenitud en experiencias espirituales y sin incurrir en una experimentación pesada y difícil de digerir
Si fueran pintores y sus canciones cuadros, en ellos podríamos ver pinceladas del eclecticismo musical de Héroes del Silencio, tonos intensos deudores directos de Sôber y algunas características de la vieja escuela de Metallica. Un arte el suyo, la búsqueda de sus sentimientos más oscuros y misteriosos para regalarnos temas llenos de las emociones más intensas y profundas.
Un ente único, dejando poco espacio para el lucimiento particular en beneficio de un extraordinario rendimiento, un sonido compacto y potente, demostrando que no se trata de poseer experiencia sino madurez para crear un disco capaz de transmitir una profundidad, espontaneidad y sinceridad de sentimientos, incuestionables.
El disco ha sido cuidado al detalle, canciones que buscan una idealizada compacidad para canalizarse en un lenguaje único, una voz que rememora esa dicotomía entre la candidez y simplicidad de lo vocal frente al ingenio-complejidad de lo instrumental. Pese a una aparente ecuanimidad entre dos estilos musicales, el rock y el metal, algunos cortes del disco como "Obstinado", "
Surcos" o "El Viento Del Riesgo", evidencian cierto atisbo de decantarse por un mayor acomodo en el hemisferio metálico. Si bien, la primera escucha se hace quizá un tanto monótona, a medida que indagamos en sus doce corte se vislumbra como exquisito, y en muchos casos los temas te pueden enganchar de una forma extraña pero muy interesante, como es el caso del impecable riff que da comienzo al "Dioses De Sal" o la curiosa versión del archiconocido tema de Mecano "Aire". También sería de cajón aceptar que son canciones que llegan cargadas de emoción y ritmo y que gracias a la voz de Luisja ganan muchísimo en vitalidad y frescura.
Una lindeza en componer melodías y arreglos preciosistas para lograr que temas como "
Un Día", "Aire", "Hora Zero", suenen mucho más profundos a la vez que más cautivadores, escucharlos
y decidme si no es cierto todo lo anteriormente expuesto.
Un trabajo que destaca a fin de cuentas por su excelente contenido y un alto grado de atrevimiento, primordial para un estilo en el que la singularidad es norma básica. No cabe duda, que en su camino hay algo más de luz, sus nuevas composiciones huelen a carne fresca. Cuanto menos, nadie podrá negarles que creen en lo que hacen.
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