Hay coincidencias que realmente resultan curiosas como iba a ocurrir ese sábado, en el Varuko de Vioño, a donde iban a regresar los bizcaÃnos Still River justamente diez años después de su anterior y única visita a este establecimiento, con la salvedad de que, en esta ocasión, el concierto iba a ser en el exterior de este querido local, algo que siempre es de agradecer en los meses de verano.
Además, y para que empapase la bebida, la dirección del Varuko nos iba a obsequiar con una sardinada, asà que no habÃa excusas para no acudir y para allá que me fui, tres semanas después del anterior concierto que habÃa visto en este local, encontrándome, además, a unos amigos a los que no esperaba y que hicieron que la previa fuese mucho más amena. [ crónica ]