Creo que es justo reconocer desde el principio, que no soy un gran seguidor de la carrera de Enrique Bunbury en solitario. Sí de Héroes del Silencio, pero de él, aparte de canciones sueltas y un gran cariño a aquel disco de 2002, “Flamingos”, no conozco apenas más. Entonces, ¿qué hacía ahí? La música es más que lo a mí me gusta o no. Mucho más que lo que sigo o lo que conozco. Y Bunbury, independientemente de otras consideraciones personales, no lleva cerca de 40 años con tanto reconocimiento en ella por casualidad. [ crónica ]