Con un poderoso funky afro-mexican, la Maldita Vecindad nos sacude con un ritmo espeso y sabroso: los teclados y percusiones invitan al baile; el bajo de Aldo cabalga con precisión; los riffs de guitarra de Pato resuenan con contundencia y la voz inconfundible de Roco Pachukote estalla como un grito de guerra.