HabÃa al menos dos cosas que estaban bastante claras: 1) que los destinos de Ortiga y Joe Crepúsculo estaban destinados a entenderse, celebrarse y componer absolutos hits atemporales llamados a marcar la pista de baile alternativa de los próximos años; y 2) que si tenÃan que pasar una noche juntos no iba a ser ni en la biblioteca ni en el museo. Plataformas