Lo del pasado jueves en la Joy Eslava madrileña fue un claro ejemplo de esas veces en la que uno pretende engañarse a sà mismo. Acudà al concierto de Mark Lanegan a sabiendas que nada queda del joven que facturó esa mezcla de hard rock y psicodelia en álbumes de la talla de Sweet Oblivion o Uncle Anestesia (época Screaming Trees), y que su tendencia actual le ha transportado desde el blues profundo y catártico de acento crooner (del alternativismo para entendidos) que parte de las entrañas de Waits o Cave, hacia un gusto por la tecnologÃa que más le acerca a un pseudo trip hop que al sonido de las guitarras rockeras... [ crónica ]
