Empezábamos un fin de semana muy interesante en lo musicalmente hablando, y para comenzarlo bien nada mejor que la actuación de Los Tronchos y Kaskarriak en la Sala Arena de Torrelavega.

Aquel concierto era para nosotros muy especial, y es que hace cinco añitos hicimos nuestro primer concierto Insonoro, y para la ocasión contamos con ambas bandas en la ya tristemente cerrada Sala Heaven de Santander.

Los primeros en salir a caldear el ambiente fueron los locales Kaskarriak, una de las bandas más longevas de nuestra tierrruca, un grupo que siempre defiende su actuación con uñas y dientes y que nos tiene totalmente conquistados. Y es que nos siguen encantando a pesar de haberles visto en directo ya más de una docena de veces. En cierto modo, a nadie le amarga un dulce y a nosotros Kaskarriak no nos empachan porque saben muy bien lo que se hacen.

Aquella noche en la Sala Arena demostraron otra vez más porqué son de los grupos más conocidos, admirados y con más trayectoria de Cantabria. Mucha energía y buen hacer derrocharon los cántabros. Y me llamo la atención que los dos vocalistas se bajaron del escenario y cantaron en medio del público.

En la Sala Arena no éramos ni muchos ni pocos, seríamos unas 30 personas, pero todos estábamos encantados con la puesta en escena de Kaskarriak y con esos nuevos temas, que escuchamos por primera vez en directo aquella noche. El secreto de esas nuevas canciones consiste en darles un toque de ska a los temas, y convertirlas en menos agresivas y más bailables. Pero que nadie se lleve a engaños Kaskarriak siguen siendo más punkis que la estrella de mercedes en una vieja chupa de cuero.

De los temas de siempre nos dejaron con “Marginación social”, “Disturbios”, “Nacer para morir”, “Euromentiras”… La banda no tuvo tiempo para mucho comentario ni para explayarse en otra cosa que no fuera tocar a saco, y es que el tiempo estaba muy medido y tenían que dejarles su hueco a Los Tronchos. Ahora eso sí, se agradece que no se enrollen y que no divaguen entre tema y tema, que para decir lo que piensan ya tienen unas canciones cojonudas.

Después de nueve horas de viaje en furgoneta aparecieron Los Tronchos sobre el escenario, cansados (cualquiera lo diría) pero contentos y eufóricos, dispuestos a arrollarnos con toda la energía de su “Imparable”.

Viendo la actuación de los warceloneses uno se plantea las cosas y mucho, vamos a mí me dan ganas, después de verles en directo, de dejar el trabajo y dedicarme a ser su manager. Tal vez sea lo que les hace falta, porque no se puede entender cómo no tocan más y cómo no están en los grandes festivales. Y es que viendo la energía que transmiten, la caña, la cera, y la fuerza que tienen en directo, a uno le da por pensar en ese viejo refrán que dice “El que tiene padrino se bautiza”. A ver si tienen suerte y consiguen despuntar un poquito más, porque lo que está claro es que calidad les sobra por los cuatro costados.

Es impresionante la energía y el sentimiento que transmiten Los Tronchos. A mí me dejaron con la boca abierta, ya no me acordaba yo de lo que era un directo tan potente y rotundo.

Los Tronchos también fueron a toda la hostia, presentándonos sus canciones nuevas y haciendo un guiño también hacia las más antiguas. Quisieron agradecer a la sala, a Kaskarriak y a tod@s por estar allí viéndoles. Pues están apañados si se pensaban que nos íbamos a perder la oportunidad de verles en vivo y en directo.

Además tuvieron que lidiar con las inclemencias del directo, ya que a Triki se le rompió el bajo, pero ahí estuvieron los Kaskarriak para prestarle el suyo.

La actuación de Los Tronchos fue espídica, dejándonos 15 canciones en poco más de una hora. Empezaron a dar tralla con “Otro día más” y “Petrodio”. Desde luego que los nuevos temas en directo suenan cañón. Es una auténtica pasada ver cómo toca la guitarra René, como canta Riki y como disfruta Triki al bajo.

Y así siguieron contagiándonos su buen hacer con “De rave”, “Enemigos del amanecer” o “Se hunde el capital”, entre otras, y de las míticas pudimos escuchar “En nombre de dios”, “El limbo”, “Cárceles” y la mítica “Warcelona”.

En definitiva, fue un placer enorme estar aquella noche con Kaskarriak y con Los Tronchos en la Sala Arena de Torrelavega.