EL DROGAS CONMEMORÓ LOS 40 AÑOS DE BARRICADA

Enrique Villarreal, también conocido como El Drogas, no podía dejar pasar que en este  2022 se cumplen cuarenta años de la formación de Barricada. Porque la idea de un grupo de rock con ese nombre, que reflejara fielmente lo que sucedía en la calle, y los movimientos sociales comprometidos de esos primeros años ochenta, fue lo único que se llevó a casa tras cumplir el servicio militar obligatorio; aparte de una tuberculosis.

Las canciones más significativas que compusiera en la Txantrea junto a Javier Hernández (Boni), y que serían incluidas en su primer álbum, “Noche de rock and roll”, fueron con las que abriría el concierto: “En la silla eléctrica” y “Esperando en un billar”. Les seguirían otros clásicos, compuestos y publicados cuando Alfredo Piedrafita ya se había incorporado al grupo (“Barrio conflictivo”, “Lentejuelas”, “Mañana será igual”). Fruto de años en los que estuvieron enganchados a Slade, Rory Gallagher y Motörhead, entre otros; y en los que se sentían identificados con las canciones de Burning, pero sobre todo con Leño. Tanto, que le pidieron a Rosendo que les ayudara en la producción de su segundo álbum, lo que marcaría el comienzo de su amistad y de diversas colaboraciones a lo largo de sus carreras profesionales.   

A continuación sonaría “Okupación”, que a pesar de ser un himno, de reflejar un  sentir social, una manera de ser y entender la vida nada acomodados, no evitó que hubiera quienes los tacharan de vendidos por haberse marchado de Soñua a una  multinacional para grabarla como parte de “No hay tregua”, su tercer álbum. Después de  la anteriormente citada  y “Campo amargo”, en la que ampliaron el centro de atención de sus crónicas reivindicativas hasta Marinaleda, se acabó el seguir ofreciendo canciones según el orden correlativo de los álbumes en que fueron publicadas originalmente. A partir de ese momento, El Drogas daría por cerrado el recuerdo de una primera etapa de Barricada, bastante homogénea en cuanto al sonido.

Pasaría a cantar “Sofokao”, una canción que siempre les funcionó muy bien en concierto, de un álbum sin apenas efectos ni experimentaciones.  Porque otro sambenito que tuvo que aguantar Barricada fue el que se los calificara de grupo popero cuando experimentaban nuevos sonidos influidos por el nu metal, el hip hop o la música que escucharan en cada momento. Pero ellos siempre siguieron buscando evolucionar e ir creciendo como grupo sin afectarles ese tipo de críticas. Regateando a todos y a todo. Sin embargo, quizá debido a lo anterior, para este concierto, El Drogas elegiría “Problemas”, la canción más barrikera (según el sentir popular) de “La araña”.   

El otro corte ofrecido de “Hombre mata hombre” (primer álbum en que Ibi sustituyó a Fernando Coronado a la batería) fue “Sean bienvenidos”. De gran aceptación desde su publicación, abriría muchos de sus conciertos a partir de entonces. 

No habría invitados en ningún momento de la noche. Ni siquiera colaboradores navarros habituales como Kutxi Romero, quien llegó a escribirles la letra de “El Trompo” y organizar la selección de canciones para “Un camino de piedras”, disco tributo a Barricada; ni Aurora Beltrán, también amiga y de la tierra, que participara en la gira de “Otra noche sin dormir” junto a Barricada y Rosendo. Txarrena se despachó todo el concierto de principio a fin. Con la recuperación de Brigi Duke a la batería (ausente de la gira que ha ocupado a El Drogas hasta hace pocos meses porque, según dicen, se aburre en los formatos acústicos); el Flako poniendo pasión e intensidad al bajo y Txus Maraví  consiguiendo con su guitarra sonidos con suficiente cuerpo y empaque en unas canciones que en la versión original estaban construidas con dos guitarras.                      

Tan solo, hacia la mitad del espectáculo, El Drogas tomaría una guitarra acústica para dar un poco de respiro al público mientras ofrecía dos temas de “La tierra está sorda”: “Pétalos” (canción sobre las Trece Rosas; muy representativas de lo ocurrido en aquellos años; además, el concierto se celebraba en Madrid…) y “Sotanas”.    
  
Este álbum, de memoria histórica, elaborado a partir de testimonios y libros centrados en historias personales ocurridas durante la Guerra Civil y posguerra, con letras escritas por El Drogas, y con música compuesta principalmente por Alfredo y pulida por el resto del grupo, y con la colaboración de Iker Piedrafita en la grabación y producción, serían el último disco y gira en que participara El Drogas antes de ser expulsado del grupo que él había ideado y fundado en 1982.

No obstante, llegaría a reconciliarse con Boni antes de la muerte de éste a principios del pasado año 2021. Gracias, en buena medida, a la intervención de las socias de ambos (así era como todos los miembros de Barricada llamaban a sus parejas); algo que demuestra  la importancia que siempre tuvieron ellas en que hubiera buena convivencia en el grupo y en que Barricada se mantuviera tantos años unido y en activo.

Enrique Villarreal explicaría, antes de que la interpretaran, que la canción que más le recordaba a Javier Hernández sobre el escenario, por la intensidad con que siempre la vivía, era “Objetivo a rendir”.

Además sonarían muchos de los clásicos del grupo. Aquel en que fueron los primeros en tratar el racismo y el maltrato con los inmigrantes que llegaban en patera (Oveja negra). También uno de los que en su día se toparon con la censura (autocensura de Polygram en este caso), negándose a publicar “Bahía de Pasaia”, canción que reflejaba la actualidad del momento, tal cual se contaba en los periódicos; consiguiendo únicamente dar mayor repercusión a la canción.

Y, por supuesto, “No sé qué hacer contigo” (ese rythm and blues tan stoniano que le  encantaba a Pepe Risi), “Víctima” (muy directa), “Ninguna bandera” (muy clara), “Animal caliente” (en versión cañera, durante la que parecía que Brigi iba a acabar destrozando la batería), la divertida  “Todos mirando” y el himno “En blanco y negro”.

Poco tiempo después de haberse formado Barricada, ya habían decidido lanzarse a seguir haciendo rock and roll e intentar vivir de ello. Algo arriesgado para un grupo que empezaba, que vivía en una ciudad mediana y alejada de un gran núcleo urbano con infraestructuras musicales muy desarrolladas como Madrid o Barcelona. Pero, al igual que sucedió con los vigueses Siniestro Total, los gijoneses Ilegales, los alaveses La Polla Records, o los granadinos 091, fue uno de los grupos de los años ochenta que demostró que, incluso en esas circunstancias, se podía triunfar en el mundo del rock estatal. Y llegar a ser un referente durante tantos años. Y seguir siéndolo todavía…

El público que llenaba La Riviera ese 21 de mayo no sacó en hombros a los músicos, como hiciera la primera vez que Barricada tocó en Madrid (1984, sala Canciller (Canci)), porque la chavalada de entonces ha crecido y porque, de improviso, cuando parecía que el concierto ya había terminado, la guitarra, incisiva y repetitivamente, empezó a disparar los acordes de “Esta noche”. Y primero El Drogas, para acabar siendo acompañado por todo el público, cantaría el estribillo (título de una exposición de Jabier Villarreal). Una y otra vez. Nada más que el estribillo; el resto de la letra (el título de los demás cuadros) no se llegó a cantar en ningún momento.

Minutos después era solo el público el que seguía cantándolo insistentemente,  acompañado por la guitarra; hasta que fue sustituida por la batería. Y siguieron cantando. Sin pausa ni descanso.

No pararían de cantar hasta que El Drogas recomendó que nos fuéramos a casa, que estarían nuestras madres esperándonos para cenar.