Este primer sábado del mes de mayo era uno de esos días en donde había mucho y bueno en donde elegir, pero tuve claro, desde que me enteré de este concierto, que mi cita estaba en el Centro Social Ítaca de Torrelavega, en donde iban a actuar los vallekanos Caskärrabias, una banda a la que no había visto nunca en directo, y los cántabros Duro, uno de los grupos más en forma de la escena local.

Así que para este local torrelaveguense que me fui, más de dos meses después de mi anterior visita, y con la seguridad de que iba a pasar una buena noche de rock and roll con ambas bandas, con una presencia de público interesante habida cuenta la gran cantidad de eventos que había en la tierruca y en las zonas cercanas, aunque siempre se puede mejorar.

Con una media hora de retraso sobre la hora fijada se subieron a las tablas Caskärrabias, un cuarteto que este año cumple 3 décadas en activo y que está actualmente integrado por T.A. “Kake” Lago, guitarra y voz, Juan Pedro Lago, bajo y coros, Maite Irigoyen, violín, y un batería del que no me quedé con su nombre.

La discografía de la banda la componen los discos “Vamos a liarla”, de 1996, “Una noche cualquiera”, de 1998, “Psicotropía”, del 2002, “Bastante”, del 2005, y “Aldente”, del 2012, además de los directos “Radio”, del 2000, y “A tu salud”, del 2015.

Comenzaron su andadura con “Siete”, de su último disco de estudio, un tema guitarrero, que se aceleró rápidamente y que sonó muy pegadizo, siendo seguido por “El viejo y el mar”, de su segundo trabajo, una canción que empezó calmada, pero con intensidad, cogiendo más velocidad y volviéndose más quedona, con el sonido del violín presente, dejándonos una pieza con una contundente y cañera parte final, aunque relajándose a su conclusión.

Nos adentrábamos en su tercer trabajo con el corte que lo cerraba, “Las hadas”, el cual empezó con el sonido de la batería, para dar  luego paso a la guitarra, siendo un tema rocanrolero, muy pegadizo y potente, que se volvió más machacón en su parte final, para continuar con la pieza con la que concluía su última obra de estudio, “Déjate llevar”, que se inició de manera sosegada, cogiendo más fuerza de manera paulatina y que tuvo un estribillo muy contagioso, hasta que la canción cobra más intensidad y energía, contando con un bueno solo de guitara y resultando muy quedona, para relajarse en su parte final.

Después de afinar y sin la presencia de Maite, llegaba el turno para recordar su ópera prima en la que estaba recogido “Carnaval cotidiano”, un tema muy intenso y rápido, además de pegadizo y que contó con un buen sonido de guitarra, para continuar con “Sirena de boulevard”, de su disco del 2005, una canción que fue iniciada por la batería, dando paso a la guitarra, dejándonos una pieza rockera y movida, además de quedona, que tuvo un buen solo guitarra y unos coros muy logrados.

Ya con Maite de vuelta, era el momento de “Sopas de ajo”, compañero de la anterior en ese mismo álbum de hace 20 años, un tema que fue tocado a toda velocidad y que resultó muy cañero, ofreciéndonos un corte con energía y muy pegadizo, para, de nuevo sin Maite, regresar a su ópera prima con “Extrex”, que fue presentada como una pieza antigua, siendo muy rápida y quedona, además de ser una canción movida y poderosa, que contó con esos parones que tan bien quedaron.

Regresó de nuevo Maite y era el turno de “Bulebar”, de su último disco de estudio, un tema que empezó guitarrero y movido, con el violín teniendo mucha presencia y con Juan Pedro cantando algunas partes del corte, el cual tuvo un ligero parón, antes de recuperar ese ritmo animado y quedón, pasando a dar las gracias a los presentes, al local y a Duro por nuestra acogida, para avisarnos de que ya estaban acabando, siendo el momento de una canción que tildaron de muy especial, “Aldente”, la que daba nombre a su último trabajo, con un inicio muy rockero y potente, mostrándonos una pieza pegadiza y con un buen solo de guitarra, acelerándose por partes, pero siendo, en esencia, machacona y poderosa.

Nos pidieron que nos acercásemos, cuando surgió un problema en el bajo, durante cuya solución Kake, solo con su voz y su guitarra, improvisó “Madrugada”, el tema que cierra su segundo álbum y que sonó muy entrañable, para, una vez solventado este contratiempo, lanzarse a tocar una versión de una canción cuya autoría no logré descifrar y que ellos han castellanizado como “Vamos a beber”, presentando a su batería, el cual hizo un buen solo inicial, siendo una pieza con un muy intenso comienzo, muy movida y animada, además de ser bailable y festiva.

Y aunque hicieron amago de irse, todavía hubo tiempo para “Espiral de miel y pimienta”, de su último lanzamiento de estudio y con el que nos avisaron de que este sí era el último, un tema que empezó con mucha fuerza, muy pegadizo y movido, rebajando la intensidad levemente antes de recuperar ese estribillo quedón y dar por concluido su concierto tras casi una hora sobre las tablas.

Caskärrabias dieron un concierto muy ameno y que se pasó en un suspiro, demostrando que son una banda con un gran directo y que logran llegar a los presentes, conozcan más o menos al grupo, gracias a la calidad de sus temas y al gran nivel que exhibieron sus músicos, con esa peculiaridad del sonido del violín, que le da un aire diferente dentro del estilo que practican.

Y ese es otro de los valores de la banda y es que introduce en su música muchos matices, dentro de lo que podríamos llamar rock urbano o rock estatal, pero haciendo que, en todo momento, no solamente casen muy bien, sino que le den ese toque singular a sus canciones, las cuales se te quedan muy bien y fueron disfrutadas por todos los allí congregados, conociésemos o no las mismas.

No dejes de ver en vivo a estos ya míticos Caskärrabias, una banda que no se prodiga mucho en directo, al menos por estos lares, y a la que esperamos volver a ver muy pronto por aquí.

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No fue muy larga la espera entre grupo y grupo y enseguida estaban sobre las tablas los chicos de Duro, a los que no veía en directo desde el comienzo del pasado verano y que llevan en activo una década, estando la formación compuesta por Jon Manjón, guitarra y voz, Alberto Maestegui “Cucu”, bajo y coros, e Iván Saiz Menocal “Chivi”, batería y coros, los cuales han publicado los discos “Codicia”, del 2017, “Vive”, del 2018, “Pandemia”, del 2020 y por cuya salida les entrevistamos, y “Reset”, del pasado 2024 y en cuya presentación estuvimos.

Y precisamente con un tema de su más reciente disco, “Reaprender”, comenzaron su descarga, un corte que iniciaron con fuerza y que sonó muy poderoso y pegadizo, para, después de saludarnos, seguir repasando dicho plástico con la canción que lo abre, “La era de la quema”, la cual empezó de manera guitarrera y movida, una pieza contagiosa y muy potente, con momento de lucimiento de Jon incluido, y que sonó muy quedona.

Cucu fue el encargado de dar inicio a “Pregúntate y veras”, también del mismo disco, un tema con mucha fuerza y que sonó movido y pegadizo, siendo un corte que tuvo un bajo marcado y un buen solo de guitarra, antes de recordar su anterior lanzamiento con la pieza que le daba inicio, “Querida humanidad”, que comenzó con ese sonido juguetón y de manera muy directa, antes de acelerarse y volverse muy quedona, con una letra, como casi todas, con mucho mensaje, y dejándonos con una gran canción.

Nos comentaron que estábamos muy receptivos gracias al gran concierto que habían dado Caskärrabias, para no dejar ese mismo disco y continuar con el festivo “Grita”, el tema que lo cierra, animándonos a ayudarlos y echar toda la mierda que tenemos dentro, un corte muy celebrado y disfrutado, que tuvo ese momentos de relajación, para, después, recuperar la energía previa, tras el cual cambiaron de instrumentos, algo que harían con frecuencia durante toda la velada, para pasar a recordar su ópera prima con la canción “Contigo a solas”, la cual se inició con el sonido de la guitarra, hasta que la batería la hace coger fuerza, una pieza muy pegadiza y coreable, pero también poderosa.

Tras tomarse un ligero respiro, continuaron en ese primer disco con el corte que lo abría, “Vagamundo”, un tema que comenzó con el sonido de la batería y que resultó muy movido, además de ser muy pegadizo y rápido, teniendo esos segundo en que se relajó, para luego recuperar la energía previa y ser muy celebrado, pasando a recordar su segundo plástico con la pieza que lo daba título y lo abría, “Vive”, y es que se nos pasa la vida sin darnos cuenta, una canción que empezó con fuerza y que sonó guitarrera y en la que Jon rompió una de las cuerdas de su guitarra, con la sección rítmica prolongando el inicio, mientras éste cambiaba de guitarra y afinaba, retomando dicha composición, que es un clásico de la banda, con ese parón para que gritásemos la frase clave y recuperando la intensidad paulatinamente.

Mientras Kake les echaba una mano cambiando la cuerda de la guitarra, regresaron a su actual disco con uno de los temas claves de este, “La caja tonta” y es que ya era hora de que apagásemos la televisión y vacilando sobre las fuentes oficiales que pretenden engañarnos, un corte que empezó con un sonido muy juguetón, muy potente y que tuvo un mensaje muy directo y pegadizo, con momentos más acelerados y esa parte en la que Jon recita los males que ese electrodoméstico provoca en los que lo ven.

Llegaba el momento del tema que daba nombre a su actual disco, “Reset”, recordando que el apagón que habíamos sufrido el lunes de esa semana era otra muestra de que nos estaban poniendo a prueba, un corte que empezó potente y machacón, siendo, además, muy movido y pegadizo, para seguir con esa pieza quien han subido hace un par de meses, “Creo que todo es mentira”, la cual comenzó con fuerza y cantando el título de la misma, una canción muy poderosa, en la que pararon para recuperar el estribillo y dejarnos un machacón final.

De vuelta a su anterior disco, llegaba el turno de ese gran tema que es “Normal”, el cual comenzó muy guitarrero y movido, contando con una buena letra, teniendo el corte ese momento en que se relaja, para luego recuperar la intensidad precedente, agradeciendo al local y a sus compañeros de cartel el trato recibido, continuando en ese mismo álbum con “Tu bombón”, que dijeron que era una canción para bailar, la cual empezó animada, siendo muy pegadiza y celebrada y que se aceleró durante el solo de guitarra.

Tras un nuevo cambio de guitarra, llegaba el turno de otro corte de este disco que están presentando desde el pasado año, “Mendigando conexión”, el cual empezó con el sonido de la batería y que contó con un ritmo guitarrero, sufriendo una nueva rotura de cuerda por parte de Jon, relajándose el tema levemente, que fue acompañado por las palmas de la gente y recuperando la esencia de éste.

Con el público pidiendo que tocasen “La arrancadera”, el grupo se animó a tocar ese corte tan querido y que estaba recogido en su ópera prima, un tema que tuvo un comienzo guitarrero, acelerándose progresivamente, contando con partes machaconas y con toda la sala cantando y celebrándolo, bajando los músicos a tocar entre el público, algo que ya es habitual y que provocó el jolgorio de los allí congregados, dándolo un toque muy festivo.

Tras la foto final con la gente de Caskärrabias, se animaron a repetir “Grita”, la pieza que cerraba su anterior disco y que empezó Jon con su guitarra, siendo todavía más celebrada y festiva que en su anterior interpretación, con ese momento relajado y con todo el mundo cantándola, poniendo el punto final a su velada tras estar sobre las tablas una hora y media.

Duro dieron, una vez más, un gran concierto, demostrando ser una banda que está muy en forma y que siguen creando grandes composiciones, como hemos visto en sus últimos trabajos, pero que, especialmente, son un verdadero acontecimiento en directo, en donde no hay muchos grupos que los hagan sombra y es que sus canciones parecen engrandecerse en sus actuaciones.

El crecimiento de esta formación ha sido paulatino, pero sin dar un paso en falso, mimando mucho sus composiciones y logrando que cada disco fuese mejor que el anterior, algo que siempre parece difícil, además de contar con una amplia base de seguidores, que respaldan sus conciertos y es que es ahí donde se han ganado su reputación, no parando de actuar allá donde les hayan llamado y haciéndolo, además, muy bien.

No dejes de ver en directo a Duro, una banda que te carga las pilas, por muy mal que te vayan las cosas y es que su rock a secas crea adicción.

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Tras despedirme de algunos de los presentes, me fui de este Centro Social Ítaca, otro de los pocos reductos que nos quedan a los seguidores de la música en vivo en la ciudad de Torrelavega, tras haber disfrutado con las actuaciones de los Caskärrabias y de los Duro, en una noche en la que triunfó el rock and roll y el buen ambiente que allí se respiró entre todos los asistentes.