Una de esas fechas que tenía apuntado en mi personal agenda era el de este sábado, 12 de abril, en el que íbamos a tener una noche de punk rock a cargo de los madrileños Debruces y de los bizcaínos Parabellum y que iba a tener lugar en la Asociación Cultural Octubre de Sierrapando, a donde iba a regresar solamente dos semanas después de mi anterior visita.
Como era de esperar, la cita había levantado mucha expectación entre los seguidores de este estilo y del rock estatal, por lo que, pese a coincidir con varios eventos interesantes por diferentes puntos de la tierruca, hubo una importante presencia de gente, con muchas ganas de cantar esos himnos que ambas bandas nos iban a ofrecer.
Los primeros en subirse a las tablas, haciéndolo con bastante puntualidad, fueron Debruces, un quinteto de Hortaleza, fundado en el año 2010 y que está compuesto por Oskar, voz, Txuski, guitarra y coros, Lobo, guitarra y coros, Barrabás, bajo y coros, y Davino Pino, batería, los cuales tienen editados los discos de estudio “Con trastes”, del 2011, “... Nunca muere”, del 2012, “Bala vencida”, del 2015, “Poca broma”, del 2020, y “Cuerdos de atar”, del 2022, además del directo “Indirecto”, del 2018.
Se subieron al escenario saludándonos y animando a la gente, que estaba apurando los últimos tragos o echando unas caladas, a que fueran acercándose, para comenzar su andadura con “Quemarlo todo”, un tema que han colgado en sus redes hace un par de años y que empezó siendo cantado de golpe, dejándonos un corte que fue tocado a toda velocidad y que sonó muy rápido y pegadizo.
Debruces
Con un acelerado inicio continuaron su velada con “Agazapado”, de su segundo plástico, un tema con mucha potencia y que resultó muy machacón, además de ser un corte muy quedón, siguiendo su andadura con “Castillos de arena”, de ese mismo álbum, con la banda acercándose a las vallas para buscar la conexión con el público, una pieza muy poderosa y pegadiza, sonando constante, pero con un momento en que se relajó la intensidad, antes de retomar esa fuerza previa.
Llegaba el momento de saludarnos, presentarse y agradecer a Parabellum y a la sala la oportunidad de tocar allí, continuando su actuación con “Black bloc”, el tema que abre su último disco hasta la fecha, el cual tuvo un potente inicio, siendo un corte que fue tocado a velocidad, además de ser muy pegadizo y directo, para unirlo con “Manipulan”, de su anterior obra, una pieza que comenzó muy rápida, con algunos de los miembros de la banda acercándose a las vallas, dejándonos una canción muy poderosa, con esa parte más lenta y machacona, antes de ese acelerado final.
Nos advirtieron que el siguiente era muy fácil de cantar, llegando el turno de “En la cuneta”, el tema que abría su segundo disco, con ese grito de “Octubre será la tumba del fascismo”, el cual fue muy rápido y que tuvo eso coros tan pegadizos, mostrándonos un corte muy intenso, que se relajó para escucharnos corear, concluyendo con esa proclama de “por ellos y ellas” y de “viva la Republica”.
Debruces
Después de tomarse un brevísimo respiro, continuaron con “Somos un@”, de su disco de hace una década, un tema que confesaron quieren dejar de hacer, pero que tienen que seguir tocándola mientras haya maltratos a las mujeres, un corte muy rápido y movido, con un sonido juguetón, relajándose levemente, antes de recuperar el estribillo, para retornar a su último trabajo con “Duele”, que habla de esa gente que nos falta y que tuvo dedicatoria incluida, una pieza que empezó muy explosiva, sonando muy pegadizo y quedona, con los coros reforzándola, aunque contando con partes más machaconas y constantes.
Nos avisaron de que ya les quedaba poco de actuación y que enseguida nos dejaban con Parabellum, para pasar a tocar “Que no nos vean”, un tema que han subido a redes el pasado año y es que el amor puede ser diferente al que nos han inculcado, un corte muy rápido y acelerándose en el estribillo, sonando pegadizo y muy contundente.
Tras éste nos recordaron que tenían un puesto de merchán, así como sus redes sociales en donde podíamos contactar con ellos, para tocar una de sus piezas más conocidas, “Juantxo”, de su ópera prima, que fue presentada como un rock and roll y comentando que quien no ha sido Juancho alguna vez, una canción que empezó calmada, pero que luego fue cogiendo fuerza, dejándonos una composición muy movida y pegadiza, relajándose para que palmeásemos, antes de recuperar la energía previa y que tuvo un intenso final.
El siguiente tema nos dijeron que hablaba básicamente de fumar porros y es que llegaba el turno de “En mi nube”, otro de los temas que subieron a redes el pasado año y que empezó de golpe, ofreciéndonos un corte con fuerza, además de ser muy pegadizo y movido, contando con un muy buen sonido de guitarras, confesando, al acabarlo, que no hacían apología de las drogas con él.
La siguiente pieza se la quisieron dedicar a los asquerosos del partido con nombre de diccionario, y es que llegaba “Hijos de puta”, de su último disco, la cual empezó muy rápida y coreando el título de la misma, una canción muy movida y con un quedón estribillo, parando para que cantásemos, antes de avisarnos de que ya iban acabando, para pasar a tocar “Arañazos”, de su tercer trabajo, no sin antes alabar a la asociación y a los parajes cántabros, un tema que comenzó de manera juguetona y potente, dejándonos un corte muy animado y pegadizo, que se aceleró más en su parte final.
Debruces
Y se despidieron deseando que la “Mala hierba” siga creciendo, la pieza que cerraba su segundo plástico y que empezó guitarrera y rápida, con su bajista tocando entre el público durante un instante, ofreciéndonos una canción muy pegadiza y machacona, que se relajó brevemente para, después, recuperar la fuerza previa y poner el punto final a su velada tras una hora sobre las tablas.
He de reconocer que lo mismo que la banda en estudio no me había vuelto loco, aunque sus temas tuvieran cierto tirón, fue verlos en concierto y ganarme, ofreciendo una gran actuación, con una puesta en escena muy contundente y enérgica, no parando ni un solo segundo y logrando que todos los allí congregados nos fuésemos metiendo en su dinámica.
Y es que cuentan con unos cuantos temas que funcionan muy bien en directo, que es donde gana muchísimos enteros, ya que, además de la calidad de sus músicos, algo que es evidente, se añade esa energía que la banda desprende, demostrando saber muy bien lo que tienen entre manos y como lograr que los que estamos delante de ellos disfrutemos a cada instante.
Debruces son una banda que hay que ver en directo para conocer el verdadero potencial que tienen y yo os animo a hacerlo
Tras los habituales cambios, que para mi gusto se alargaron un poco más de la cuenta, teníamos sobre las tablas a
Josu Korkostegi, voz, Pedro de la Osa, guitarra y coros, Iñaki Setién, guitarra, Lino Prieto, bajo y voces, y Nacho Villarejo, batería, es decir, Parabellum, que regresaban a este recinto apenas dos años después de su anterior visita.
Con 42 años sobre sus espaldas, los de Barakaldo han editado ya los discos “No hay opción”, de 1987, “Bronka en el bar”, de 1991, “Hace Falta...?”, de 1993, “Txarriboda”, de 1994, “Adelante sin cabeza”, de 1998 y, su más reciente obra, “El grito del hambre” del 2022, además de un par de trabajos en directo, algún recopilatorio y de contar con un álbum tributo, habiéndolos entrevistados en esta web en el 2018 y en el 2020.
Y comenzaron su actuación con un tema instrumental, que fue tocado a toda velocidad y que resultó un corte muy guitarrero e intenso, para, ya con Josu sobre las tablas, seguir con “Dime tú”, una pieza de su segundo disco que sonó muy potente en su inicio y que fue muy cantada y celebrada, para continuar con “Anoche dije adiós”, de su cuarto trabajo, la cual empezó tranquila, pero que luego tuvo más fuerza, acelerándose y siendo muy elaborada.
Con un inicio muy rápido llegaba “A toda hostia”, de su segundo trabajo, un tema muy coreado y pegadizo, que fue relajando intensidad, para recuperarla después y dejarnos con un gran solo de guitarra de Pedro, para llevarnos hasta su actual disco con la genial “Arráncame el bozal”, una pieza que tuvo un comienzo guitarrero, aunque sosegado, para volverse más intensa y quedona, siendo una canción muy celebrada.
Parabellum
Regresábamos a su segundo disco con “Kuerpo a cuerpo”, un corte que tuvo un inicio mítico y que fue muy celebrado, con esa parte en que se lucieron todos, especialmente Pedro, y que tuvo un machacón final, para recuperar su último trabajo con “¿Quién fue el culpable?”, con ese comienzo guitarrero y movido, mostrándonos una canción muy pegadiza y bailable, que tuvo ese instante en que ésta se detuvo, para luego recuperar la fuerza y la potencia previa, dejándonos una pieza muy juguetona.
Pedro fue el que dio comienzo a “Una canción de amor”, ese tema recogido en su ópera prima, con esa guitarra introductoria, siendo un corte que fue tocado a toda velocidad, ofreciéndonos un clásico, que fue muy celebrado, el cual fue unido con “El grito del hambre”, de su último disco, demostrándonos la calidad de sus nuevas canciones, la cual sonó muy rápida y potente, relajándose después, aunque siendo en esencia una pieza poderosa.
Turno ahora para aquel “Johnny el guapo”, de su tercer plástico, que fue comenzado por su cantante, para luego tener un sonido de guitarra relajado, para luego volverse un tema más intenso y movido, además de sonar potente, para continuar en ese mismo disco con “Noviembre 92”, unido por el sonido de la batería y que tuvo un ritmo juguetón y luego más contundente, siendo una canción muy quedona, la cual se paró, haciendo un guiño al tema de Eskorbuto “De ti depende (Tú eliges), para concluir con esos coros y de manera muy rápida y acelerada.
Nos mandaron que fuésemos al día siguiente a misa antes de comenzar a tocar “Imaginas”, de su tercer disco, un tema que empezó tranquilo, con la gente cantando a capela, y que fue intensificándose gradualmente, siendo un corte muy cañero, el cual tuvo un buen sonido y un gran solo de Pedro, con Josu acabándole tirado por el suelo, para retroceder a su segundo album para interpretar “Las paredes”, una pieza que se inició de manera guitarrera y con Lino a la voz principal, dejándonos una canción que fue muy celebrada y cantada.
Parabellum
Un nuevo paso por su disco de 1993 nos llevó a “La locura”, con ese guitarrero inicio y que fue muy celebrado, contando con esos contrastes de sonido, ofreciéndonos un corte muy pegadizo y coreado, con Josu sacando y tocando un cencerro, tras el que el pararon un poco el ritmo y aprovecharon para refrescarse, antes de retornar a su actual trabajo con la canción que lo cierra, “En este agujero”, recordando que fue hecha por Lera, el guitarrista de la banda que falleció en el 2014, la cual empezó con el sonido de la guitarra, para luego relajarse, una pieza quedona, con un buen solo de Pedro y con su cantante enloqueciendo en el escenario.
Uno de los temas más conocidos de la formación es “Mira ¿ke no lo ves?”, de su segundo plástico, con ese inicio guitarrero y juguetón a cargo de Pedro, siendo muy cantado por todos, como era de esperar, un corte muy pegadizo y celebrado y que sirvió para presentar a los músicos, antes de regresar a su más actual trabajo con “Somos un tren vivo”, avisando que eran gente humilde, que no hacían bises y que quedaban quedan pocas piezas, empezando el sonido de la guitarra y cogiendo más fuerza, ofreciéndonos una canción muy quedona y que fue un verdadero cañonazo en vivo, sacando su cantante las maracas y la pandereta, relajándose levemente, antes de lucirse Pedro con un solo.
El sonido de la batería fue el que dio comienzo a “Esta noche acabaré con ella”, de su lanzamiento de 1991, entrando luego Josu y cogiendo fuerza e intensidad, un corte muy cantado, tras el que nos avisaron de que ahora llegaba lo bueno, siendo el turno de “Marionetas”, de ese disco de hace un par de años, una pieza que sonó a toda velocidad y muy poderosa, con Josu haciendo que manejaba a sus compañeros como si fuesen marionetas, dejándonos una canción muy pegadiza.
Unido a la anterior llegaba “Bronka en el bar”, el tema que daba nombre al disco de igual título, el cual fue comenzado por la batería, siendo tocado a toda velocidad, mostrándonos un corte muy celebrado, cantado y pegadizo, para pasar tocar la primera canción que escuché de la banda ya hace unos 35 años, “No hay opción”, de su ópera prima, con ese sonido de batería inicial, el cual es un clásico y que fue muy bien acogido.
Parabellum
Sin tiempo que perder y unido a la anterior, llegaba “Kien kiere”, el tema que cerraba ese mismo disco, el cual tuvo un inicio muy veloz, siendo un corte quedón y movido, además de sonar muy rápido, para, enlazada con el anterior, continuar con esa versión de “Un día en Texas”, de los Parálisis Permanente, y que ellos grabaron en su segundo álbum, la cual comenzó muy guitarrera y que, como era de esperar, fue muy celebrada.
Insisto en que su último disco me parece un gran trabajo, el cual se abre con “Demonios en el jardín”, recordando que tenían un puesto de merchán y vacilando sobre que ya era tarde, comenzando de manera relajada y con esa voz susurrante, antes de endurecerse y coger más potencia y llevarnos a ese estribillo tan pegadizo y quedón, dejándonos un magnífico corte, que contó con esos coros tan resultones en su parte final.
Conectado con el anterior llegaba “La vela se apaga”, de su cuarto plástico, con un inicio muy guitarrero y luego cogiendo más fuerza, contando con un potente estribillo y que fue muy cantado, relajándose brevemente para recuperar la energía previa, antes de despedirse con la mitica “Envenenado”, la pieza con la que abrían su segundo disco, en la que hicieron cantar a los que estaban es las primeras filas.
De esta manera y tras estar sobre las tablas más de hora y media, concluía otro impresionante concierto de los Parabellum, una banda que está en un genial momento de forma y que, de nuevo, ese día lo confirmaron, haciendo un amplio repaso a sus temas más emblemáticos, tanto de sus inicios como de su más reciente actualidad y es que siguen creando verdaderos himnos.
La verdad es que me atrevería a decir que pocos grupos habrá, de lo que se denominó rock radical vasco, que sigan teniendo la vigencia de esta formación, no solamente defendiendo con mucha dignidad sus temas más conocidos, sino que, además, demostraron tener una gran calidad musical, logrando, en todo momento, el que los presentes vibrásemos con su propuesta.
No puedes dejar de ver en directo a Parabellum, si en algún momento te gustaron aquellos sonidos que se hacían en la vecina Euskal Herria, ya que vas a disfrutar con su actuación
Después de adquirir algo de material discográfico de ambas bandas y tras despedirme de algunos de los presentes, me fui de la Asociación Cultural Octubre, tras haber vivido una gran noche de rock a cargo de unos Parabellum que demostraron ser una verdadera leyenda y unos Debruces que me ganaron para su causa con su directo, y todo en un sitio tan especial y en un gran ambiente como el que se respira en este local de Torrelavega.